lunes, 29 de septiembre de 2014

ARQUITECTURA FUNERARIA ROMANA. LAS TUMBAS DE LOS NOTABLES Y LOS MAUSOLEOS IMPERIALES.

En este artículo trataremos sobre los enterramientos de los notables de Roma: las tumbas de las grandes familias y los mausoleos imperiales. Las tumbas de los más humildes ya las hemos tratado en otro artículo y para verlas tendrás que pinchar sobre el link anterior o ver las primeras imágenes de esta presentación.

La arquitectura funeraria monumental surge en Roma como herencia directa de la de los etruscos, aunque irá  tomando características propias con la extensión del imperio al introducirse ritos y tipos de sepulcros inspirados en otros pueblos conquistados.

Los túmulos etruscos.

Los etruscos consagraron a sus muertos inmensas ciudades funerarias. Las primeras tumbas hechas para las familias más influyentes se datan a partir del siglo VI a. C. . Su tipología era el de estructuras rectangulares ("dados") y circulares (túmulos) que podían estar bajo un  túmulo  o montículo artificial. También las había que estaban excavadas directamente en la misma roca.

Tumbas de Cerveteri. Necrópoli de Banditaccia. túmulos y "dados".




El interior imitaba la morada de los vivos y  al menos tenía una cámara que estaba cubierta de forma adintelada o con una falsa bóveda. Pinturas al fresco y relieves de temas diversos las decoraban. Encontramos las tumbas más llamativas y numerosas (más de mil de todos los tipos) en la necrópolis de Banditaccia en Cerveteri. De allí son las dos fotos que cuelgo. También es imponente el hipogeo de los Volumnio, cerca de Perugia, que penetra profundamente bajo tierra y comprende un gran número de salas subterráneas, donde aún  están reunidos las urnas y los sarcófagos de los difuntos pertenecientes a la misma familia. Estelas o cipos señalan en la superficie la presencia de la cámara y de los enterrados.

Tumbas de los Relieves. Siglo III a. C. Cerveteri.


El túmulo fue el tipo de enterramiento que más influyó en el de los romanos adinerados al comienzo de la república. Sin embargo, los sarcófagos de barro cocido o de piedra, muy frecuentes entre los etruscos, casi desaparecieron en la época republicana, y la práctica de la inhumación sólo persistió entre unas pocas familias como los Cornelios (Sila, por ejemplo, fue el primer miembro de éstos en ser incinerado, ya en el siglo I a. C.). Durante los primeros siglos las elites republicanas  se enterraban en columbarios simples junto a las grandes vías de salida de la ciudad de Roma. Con la gran expansión territorial del siglo III a. C. se fueron levantando nuevos tipos de tumbas inspirados en las de los pueblos conquistados. Los Cornelio Scipión fueron de los primeros en apuntarse al modelo de mausoleo helenístico, al mezclar la tumba, el monumento conmemorativo y el templo. El sepulcro fue iniciado el año 298 a. C. como una tumba etrusca y Escipión Emiliano, a mediados del siglo II a. C., lo monumentalizó dotándole de una fachada arquitectónica con columnas y esculturas de los miembros familiares más conocidos.

Reconstrucción fachada del mausoleo-tumba de los Escipiones. Roma confluencia vía Apia con vía Latina.




El ejemplo de los Escipiones fue seguido por todas las familias influyentes de Roma. La idea no era construir un gran edificio para garantizar la supervivencia de los difuntos como en Egipto, sino la de hacer visible a los ciudadanos de Roma el poder de cada familia senatorial y exaltar la memoria de sus antepasados más gloriosos.

El modelo de torre redonda se popularizó en el siglo I a. C. La más grande es la de Munacio Planco en Gaeta. Su construcción en travertino  oculta una estructura de pasillo circular y cuatro cámaras funerarias. Posiblemente estuviera rematada con un túmulo de tierra y una estatua del difunto. Otras tumbas que reflejan este estilo son la conocida tumba de Cecilia Metella en la vía Apia o la tumba de Cicerón en Formia. La diferencia con los túmulos etruscos era su mayor altura y la decoración externa, que incluía escultura y elementos arquitectónicos como columnas y entablamentos con frisos.

Reconstrucción de la tumba-torre de Munazio Planco en Gaeta. s. I a. C.




Otro modelo de tumba nobiliaria erigido desde el siglo I a. C. es el que superpone dos o tres módulos arquitectónicos creando una forma difícil de definir. Los inferiores de forma cuadrada se componen de un alto pedestal  y  de un edificio que simula un templo o un arco de cuatro vanos. El piso superior imita una pirámide o un tholo (templete circular). Esta subdivisión tiene un significado simbólico. El primer nivel representa lo terrenal, donde se pude representar en relieve las acciones del difunto o aparecer retratos familiares y figuras alegóricas. El templo o el arco simbolizan la puerta de los infiernos, la entrada al otro mundo. El tholo, o lo que corone, es la morada celeste donde el muerto divinizado vivirá en la eternidad. El mejor ejemplo conservado es la tumba conocida como de Los Julios en Saint Remy, Provenza. Se conserva en buen estado la "Conocchia" de Capua, construida en opus incertium. Una estructura parecida podría haber tenido la tumba conocida como de los Escipiones en Tarragona.

Mausoleo de Los Julios en Saint Remy. Dedicado a los hijos de Agripa (10 a. C.)




La imaginación de los constructores de monumentos funerarios también se desarrolla por caminos fantasiosos o exóticos. Por ejemplo Eurisace, un panadero que hizo fortuna durante las guerras civiles del siglo I a. C. se hizo conmemorar con un edificio que imitaba las bocas de un horno de pan. Cayo Caestius,  a finales de ese siglo, se hizo enterrar en una pirámide recubierta de travertino tras haber quedado impresionado por las mismas a su paso por Egipto.

El templo funerario en piedra o en ladrillo es otro modelo muy utilizado por las grandes familias a partir del siglo II d. C. La parte superior es un pequeño templo dedicado a los dioses, mientras que el enterramiento se produce en una cripta inferior. Los de vía Latina son excepcionales por la perfección en el uso del ladrillo y del hormigón, destacan el de los Cornelios (conocido como sepulcro Barberini) y el de los Valerios. Las bóvedas de cañón conservan estucos y frescos encantadores. En España es notable en este estilo el templete de Fabara en Zaragoza.

Sepulcro Barberini (realmente de los Cornelios). S. II d. C.




Tumba de los Valerio en vía Latina, s. II d. C. Exterior, interior y detalle decorativo de la bóveda.



Nos queda por hablar de los mausoleos imperiales. Tras la conquista de Egipto y la proclamación del Imperio Octavio Augusto comenzó a construir un sepulcro grandioso en el extremo norte del Campo de Marte. La finalidad dinástica parece evidente y desde el primer momento se le denominó mausoleo en recuerdo de la tumba del rey Mausolo de Caria (siglo IV a. C.). El edificio  ha sido muy dañado por los saqueos, hasta tal punto que su reconstrucción gráfica no resulta del todo fiable. Los restos de hormigón que hoy quedan nos indican que era una construcción circular de muros interiores concéntricos, posiblemente recubiertos de travertino y semienterrado por un túmulo. Quizá estuviera rematado por un tholo en un segundo rellano que hiciera destacar el edificio en altura. Aquí se enterraron todos los miembros de la familia imperial del siglo I, salvo Nerón.

Mausoleo de Augusto. Reconstrucción y planta.



Nerva fue el último emperador sepultado en el Mausoleo de Augusto. Los restos de Trajano se depositaron en el basamento de la columna conmemorativa que se levantó en su foro. Adriano fue quien dio comienzo a las obras de un nuevo mausoleo, que iba a convertirse en el sepulcro dinástico de los Antoninos. Se eligió pra su edificación un lugar cercano al de Augusto, pero al otro lado del río. Hoy es el Castillo de S. Angelo, que camufla la estructura antigua de la tumba muy parecida a la del primer emperador.

Los tres emperadores Gordianos del siglo III  fueron enterrados en una tumba circular de ladrillo y hormigón de dos plantas cubierta con una gran cúpula. La atribución no es del todo segura porque también se atribuye a la época de Constantino. El edificio sigue un modelo nuevo, el del Panteón de Agripa Adriano. La estructura circular estaba precedida por un pórtico con escalera frontal de gran tamaño, que daba asceso a un planta superior donde deberían encontrarse estatuas de dioses en los nichos laterales que se aprecian en la foto. El enterramiento se produciría en el piso inferior o cripta. Un edificio muy parecido  se conserva en Centelles, Tarragona, con el mismo problema de atribución.

Mausoleo de los Gordianos. s. III o IV.




Los emperadores cristianos ya se harán enterrar en modelos de tumbas claramente cristianas (Mausoleo de Santa Constanza en Roma o de Gala Placidia en Rávena).

1 comentario:

  1. Estas tumbas siempre han tenido un cierto misterio. Ya que, por fuera no parecían nada de especial, por dentro, esas pinturas eran el mejor arte.

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