En este artículo continuamos analizando las características de las artes figurativas egipcias ( si se ha entrado directamente a este artículo recomiendo empezar primero por la página del enlace y volver luego aquí y luego las temáticas, aquí).
Algunos de los rasgos que vamos a tratar son particulares de Egipto, pero otros los comparten con otras civilizaciones coetáneas como las mesopotámicas a las que también se les puede aplicar. Estos rasgos comunes o leyes, alejados de la representación real de la figura humana y de la naturaleza y basados en unos convencionalismos, los denominamos genéricamente como arcaísmos. Anotemos los más importantes.
Ley de la geometría.
En Egipto, las figuras se simplifican en líneas y formas geométricas (cilindros, cubos, triángulos, círculos...). Las mismas vestiduras u ornamentos se adaptan a un ritmo matemático que se adecua a una forma geométrica o al paralelismo o a la simetría.
Las composiciones tienden a equilibrar las figuras y los objetos en las escenas de forma simétrica.
Entre todas las formas y líneas de una obra hay unas dominantes, las que forman ángulos de 90 grados, que recuerdan el bloque del que ha sido sacada la figura. Incluso ese marco persiste a través de la pared del fondo, el asiento o la basa. Cuando la obra es tan evidentemente geométrica se la denomina estatua cubo. Véase la aplicación práctica en la imagen de abajo.
El faraón Horemheb ante Amón. Museo de Luxor.
Leyes de la rigidez y de la frontalidad.
Las representaciones carecen de movimiento o el que aparece es totalmente fingido.
- En el caso de la escultura exenta o del altorrelieve es frecuente encontrarse figuras erguidas con el pie adelantado en ademán de marcha, dando un paso ritual. En la fotografía que aparece a la izquierda podemos ver con claridad este arcaísmo sobre la estatua de Amenofis III que aparentemente está andando porque adelanta su pierna derecha. Sin embargo, si nos fijamos bien, no estamos ante un paso natural puesto que: las plantas de los pies se apoyan totalmente sobre el suelo sin flexionar; las rodillas están rígidas; los brazos se encuentran pegados al cuerpo (salvo a veces el antebrazo); el torso no se dobla; y la mirada está alta y fija en el infinito.
- El movimiento es mayor en el bajorrelieve y en la pintura puesto que brazos y piernas se despliegan y doblan, pero a cambio reciben otros convencionalismos que provocan rigidez y sensación de falso movimiento. Al conjunto de estos convencionalismo se le denomina ley de la frontalidad. Esta consiste en la representación de pies, piernas y cabeza de perfil, mientras que ojo, tronco, hombros y manos lo hacen de frente. La razón de esta forma de representar es otra vez la mentalidad racional del egipcio, que para una mayor comprensión de lo representado desea mostrar el máximo de los elementos definidores de una figura, para que no haya confusión. En su deseo de claridad rompen con la realidad lógica y muestran cuerpos humanos artificialmente torsionados con superposición de planos completamente imposibles. Comprobémoslo en la imagen que aparece abajo de la tumba de Nebamum (XVIII dinastía), que representa a éste funcionario de Amenofis II cazando en las marismas del Nilo.
Que este tipo de representación era un convencionalismo tradicional se demuestra al comprobar como en la misma tumba podemos ver representadas bailarinas danzando sin rigidez y mujeres músicas vistas de frente. Al ser personajes secundarios el artista egipcio se permite una licencia más realista.
Ley de la "transparencia" y de la superposición de vistas.
En relación con la ley de la frontalidad estaría el convencionalismo siguiente: si un objeto o parte de él no es visible puede mostrarse una falsa transparencia o mostrar el contenido del mismo buscando otra vista. Así en una mesa de perfil sobre la que se depositan objetos los que estuvieran delante taparían total o parcialmente a los de detrás, para evitarlo el artista egipcio los representa vistos desde un plano desde arriba. Si nos fijamos en la imagen de abajo, que representa a la reina Nefertari haciendo ofrendas a Isis (del hipogeo de Nerfertari), podemos ver sobre una mesa un montón de ofrendas para las que se ha escogido un vista desde arriba para comprender los objetos depositados en ella.
Algo parecido ocurre con el agua: si se quiere representar un río con sus peces o con personas o animales que lo atraviesan, aquél deberán representarse trasparente con unas líneas onduladas que lo simulen pero que dejen ver el interior.
Leyes de la jerarquía de tamaños
Dentro de una figura, las partes aparecen en su proporción natural, pero en una escena con más figuras u objetos las composiciones se organizan a escala en torno a sus figuras principales, según una jerarquía de tamaños. El dios o el faraón domina y destaca sobre sus súbditos. Un hombre por encima de su mujer y de sus hijos. Un señor es mucho más grande que sus siervos. Compruébese esta ley en la escena de cacería de la Tumba de tumba de Nebamum donde aparece el señor acompañado de su mujer y de un hijo.
El color y su significado simbólico.
Para el egipcio una figura sin color no estaría completa. El repertorio básico de colores es reducido: negro, blanco, rojo, amarillo, azul y verde. Los colores no se mezclan y se contrastan fuertemente a menudo a través de gruesas líneas de separación negras.
El color además tiene un significado simbólico según sobre el objeto sobre el que se aplique. Si se hace con objetos en relación con el poder temporal del faraón el rojo simboliza el Alto Egipto y el Blanco el Bajo Egipto. Si se hace sobre la piel humana sirve par diferenciar los sexos, sobre todo entre los miembros de la nobleza. Al hombre se le dará un tono cobrizo de piel, mientras que la mujer obtendrá un color blanquecino.
Los esposos Rahotep y Nofret.
Falta de perspectiva o de profundidad.
La forma de componer escenas en las que aparezcan muchos personajes es la de disponer las figuras sobre unas líneas horizontales, que pueden representar el suelo, y a los personajes sucediéndose procesionalmente. La superposición de éstos sólo se permite en el caso de personajes inferiores.
Si se quiere representar un espacio se recurre a la descomposición del mismo en distintas vistas laterales y desde arriba como podemos ver en este jardín de la tumba de Nebamum.
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