Páginas

viernes, 3 de octubre de 2014

ISAAC LEVITAN ILICH. EL ALMA DEL PAISAJE RUSO. ENTRE EL REALISMO, EL IMPRESIONISMO Y EL SIMBOLISMO.

Trabajando en un artículo sobre las artes figurativas bizantinas y por pura carambola di con el pintor Isaac Levitanen la red. Era una página en ruso, idioma que no "controlo", de la Galeria Estatal Tretyakov de Moscú. Durante un buen rato estuve disfrutando de los bellos cuadros que tenía ante mí sin saber a quien pertenecían. Cuando por fin le dia al consiguiente traductor, me descubrió el nombre de un pintor que leía por primera vez. En seguida, dejé a un lado mis proyectos en marcha y me puse a investigar sobre él. La red en castellano no dispone de mucha información sobre él, aunque "afortunadamente" hay mucha en ruso. Por esas páginas me enteré de que hay una gran exposición retrospectiva de él en la Galería Tretyakov con motivo del 150 aniversario de su nacimiento que todavía durará hasta el 20 de marzo de 2011. La muestra recoge 300 obras entre óleos, acuarelas y dibujos de 19 museos y colecciones privadas con las que hacerse perfecta idea de la contribución de Levitan a la historia de la pintura paisajística de Rusia y del resto del mundo.
Me he "enrollado" mucho y tal vez os pasará como a mí  que ignorabais la existencia de este pintor y su obra. Para remediarlo inmediatamente he hecho una selección de las obras que más me han gustado en esta presentación. También he puesto imágenes de aquellos maestros que más influyeron en su formación, Alexey Savrasov yVasily Perov. Espero que disfrutéis tanto como yo. Luego, si queréis saber algo más, seguid leyendo.

Para ver a pantalla completa (muy recomendable): pinchad en "Menú" en la barra de abajo y luego en "Fullscreen".


Isaac Levitan Ilich nació en 1860 en Kibarty, pequeña localidad antaño rusa y hoy de Lituania. Su familia, modesta y de religión judía, se trasladó por motivos laborales del padre a Moscú a comienzos de 1870. Allí el joven Isaac ingresó en la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura en 1873, destacando desde primer momento con un genio innato para los pinceles. Sus maestros incluso le protegieron con una beca cuando fallecieron sus padres entre 1875 y 1877, dejando a él y a sus hermanos en la indigencia. También le pusieron en contacto con el que será su gran mecenas, el coleccionista Pável Mijáilovich Tretyakov, que en 1880 adquirió Día de Otoño. Sokolniki (1879) y que sería el primero de un total de veinte que forman el núcleo de los fondos que sobre este pintor tiene ahora la Galería que lleva su nombre.

Día de Otoño. Sokolniki (1879). Óleo sobre lienzo, 63,5 x 50 cms.

En Día de Otoño. Sokolniki (1879)  se puede ver la genialidad de un pintor de sólo 19 años que ya es capaz de hacernos sentir muchas cosas a través de esta sencilla composición. Su trabajo no es estrictamente realista, como la de sus maestros A. Savrasov o V. Polenov. De ellos aprende la técnica y el amor por el paisaje rural a la manera de la Escuela de Barbizón francesa, pero Levitan pone sus propios sentimientos en el paisaje y nos hace sentir la soledad melancólica con pinceladas fraccionadas y sueltas muy cercanas a los impresionistas. La frágil figura femenina parece perdida en el desolado camino azotado por los fríos del otoño. La mujer está absorta en sus pensamientos y atraviesa la avenida de árboles sin reparar en la agitación de las hojas otoñales ni en las nubes amenazantes del fondo. Esta forma de afrontar el paisaje tiene un nombre en ingles, moody landscape, de difícil y desacertada traducción al español como paisaje de los estados de ánimo.

La aldea de Savvinskaya Sloboda cerca de Zvenigorod, 1884. Óleo sobre lienzo, 25.6 x44.2 cm.

Ligado a la Escuela hasta 1886 y sin muchos medios para viajar se especializa en estos años en el paisaje de los suburbios rurales de Moscú. Tiene el don especial de introducirse e introducirnos armónicamente en estos humildes lugares: pequeñas chozas campesinas, puentes de madera, hierbas, árboles y caminos de tierra... rincones que a otros pintores no les parecerían dignos de ser plasmados y que él los muestra cargados de poesía. Como los pintores barrocos holandeses da mucho protagonismo a los cielos. Toma apuntes del natural, pero todavía no pinta al aire libre, aún así sus cuadros están cargados de una atmósfera muy creíble.

Atardecer. The Golden Plyos. 1889. Óleo sobre lienzo, 84.2 x 142 cm.

En estos años se hace amigo de otros jóvenes pintores, como Constantin KorovinValentín Serov o Nikolai Chejov, con los que comparte inquietudes artísticas y culturales. Su amigo más íntimo será, no obstante, el escritor Anton Chéjov, hermano de Nikolai, con el que mantuvo un continuo trasvase de ideas entre literatura y pintura. En los años siguientes, cuando Levitan pinte sus cuadros de mayor formato de la región del Volga se podrá comprobar cómo coincidían sus pensamientos sobre la esencia del alma rusa. Sus paisajes son como de ensueño silencioso y melancólico, casi desprovistos de la presencia humana. Durante tres años consecutivos desde 1888 a 1890, el artista viajó al pueblecito de Plyos junto al Volga para captar algunos de sus paisajes más mágicos. Capta con una sensibilidad asombrosa el suave resplandor del sol del atardecer sobre la bruma del río.

Campanas al atardecer en el río 1892, Óleo sobre lienzo, 87 x 107,6 cm.

En Campanas al atardecer en el río (1892), Levitan crea un paisaje irreal, no es un lugar concreto, es la mezcla de varias imágenes de dos monasterios de Zvenigorod y del Volga. La imagen resultante es un estado mental de serenidad y placidez. La impresión se consigue cuando nos vemos atrapados por este paisaje idílico, como un espejismo. Las sombras de la tarde ganan nuestra orilla y buena parte del cauce del río, pero milagrosamente los últimos rayos del atardecer iluminan el monasterio. Parece que escucháramos las campanas de sus torres que llaman en la distancia al servicio religioso. Para reforzar más la impresión del instante, un barco cruza por delante de nosotros rompiendo el reflejo de los edificios sobre las aguas del río. Las orillas del río se apagan, pero el cielo se ilumina.

Camino de Vladimir, 1892. Óleo sobre lienzo, 79 x 123 cms.

Estos cuadros de 1892 son los que más me gustan. Tocan el corazón y hacen meditar. La contemplación del paisaje tiene algo de los paisajistas románticos ingleses, pero con una carga melancólica muy en la raíz rusa. En el Camino de Vladimir (1892) juega con un paisaje solitario por el que discurre una figura y  con un camino rectilíneo e interminable que se pierde en la distancia. El cielo plomizo nos sume en una mayor tristeza. Al sentimiento creado con estos elementos hay que unirle lo que todos los moscovitas sabían, que ese era el camino que tomaban los condenados a trabajos forzados en Siberia, era un camino de no retorno.

Por encima de la paz eterna, 1894. Óleo sobre lienzo, 150 x 206 cms.


02 Marcia Funebre by Ludwig van Beethoven on Grooveshark
Igual solemnidad se refleja en Por encima de la paz eterna (1894), donde contemplamos el desbordamiento del río a vista de pájaro que ha preservado un cementerio y una iglesia. El mensaje es que el mundo que creemos seguro es frágil, pero la fe nos salva. Esta obra tiene además otro componente especial, Levitan confesó en una carta a un amigo que fue compuesta bajo los influjos de la marcha fúnebre del segundo movimiento de la Sinfonía Heroica de Bethoven

Marzo, 1895. Óleo sobre lienzo, 60 x 75 cms.

A estas raíces rusas hay que añadirle desde los años 90 el conocimiento que tendrá de primera mano de la pintura de vanguardia de la época. En esta década viajará a Europa en tres ocasiones (1890, 1894 y 1897-98), básicamente a Francia, Italia, Alemania y Austria. Descubre entonces lo cerca que está del impresionismo en lo técnico. Su paleta se llena de más luz, optimismo y vitalidad entre los años 1895 y 1896, pero no por ello renuncia a la expresividad emocional de su pintura. En Marzo (1895) o en Otoño dorado (1895) el paisaje se llena de colores brillantes. La luz irradia por todas partes: la nieve a punto de disolverse y la amarillenta pared de la casa iluminan las sombras de los árboles sobre la nieve con colores azules y violetas. Nunca un paisaje de invierno había estado más vivo.

En sus últimos años, se centra en temas aún más sencillos y silenciosos: anocheceres y nocturnos, hacen que la escasa luz difuminen los colores y las formas y transformen los paisajes en sueños. En el cuadro que dejó inconcluso, El Lago. Rusia (1889-90), regresa de nuevo a la inmediatez impresionista. Los tres elementos con los que juega a lo largo de su carrera como pintor -tierra, agua y cielo- vuelven a aparecer con un colorido fantástico.
Para ver más cuadro del pintor en estas dos direcciones:

- La página "oficial" de Isaac Levitan (en ruso)
Museumsindicate (en inglés)

No hay comentarios:

Publicar un comentario