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sábado, 18 de octubre de 2014

LA VICTORIA DE SAMOTRACIA. UN MONUMENTO CONMEMORATIVO DE LA ETAPA HELENÍSTICA EN EL SANTUARIO DE LOS GRANDES DIOSES O CABIROS.

En los santuarios griegos se amontonaban los monumentos creados para agradecer una victoria a los dioses. Los más conocidos podían ser las estatuas de deportistas o kouroi que habían conseguido la rama de olivo o de laurel en Olimpia o en Delfos. Pero también podían servir de ofrendas los "tropaia" o construcciones realizadas con las armas y armaduras incautadas al enemigo. Asimismo podían ofrecerse tanto objetos de valor procedentes de un botín de guerra como monumentos de mayor o menor entidad u obras de arte expresamente encargadas por el vencedor. Todos estos objetos no sólo eran concebidos para dar gracias a los dioses, sino también para impresionar al visitante y acrecentar la fama de los donantes, es decir, para conmemorar y ensalzar a una polis o a un personaje.

Ubicación de la isla de Samotracia en el mar Egeo y del monumento de la Victoria dentro del santuario de los Grandes Dioses.

La isla de Samotracia y el santuario de los Grandes Dioses.

En la isla de Samotracia, al norte del Egeo y entre Tasos y el Quersoneso, se levantaba una viejo santuario en donde se adoraban a los Grandes Dioses o Cabiros. Se trataba de un culto anterior a la llegada de los griegos que fue asimilado por éstos como religión mistérica (estaba prohibido hasta decir los nombres de los dioses que se adoraban en él, así que por precaución no los diremos). Su importancia es comparable a la de otros cultos esotéricos panhelénicos semejantes como el de Eleusis. Este centro conoció un periodo de desarrollo arquitectónico espectacular en la época helenística cuando, tras la iniciación del rey macedónico Filipo IIse convirtió en un santuario donde rivalizarían en munificiencia muchos estados. Desde entonces permaneció como lugar de culto importante hasta la época romana e incluso se conoce que el emperador Adriano llegó a visitarlo.

El santuario estaba situado junto al mar y dispuesto de forma escalonada en tres terrazas de la pendiente occidental del gran monte Hagios que centra la isla. Su planta puede parecer confusa porque es el resultado de la topografía particular del sitio, así como de la sucesión de diferentes programas de construcción repartidos básicamente en dos siglos. En el enlace de la Universidad de Emory podéis ver reconstruido, de forma básica, los distintos edificios que lo componían.

Ruinas del santuario de las Grandes Dioses en Samotracia.




La Victoria como monumento conmemorativo.

Entre los edificios y espacios del santuario de los Grandes Dioses debió destacar el monumento del que formaba parte la diosa de la victoria, la Niké de Samotracia. Todo un ejemplo de la precisión con que se proyectó el monumento y de la atención prestada al equilibrio entre naturaleza y arquitectura. Su situación era privilegiada, destacando por encima del teatro, que dominaba el santuario, y teniendo como telón de fondo el imponente monte y de frente el horizonte marino: un amplio paisaje y una escenografía perfecta que convertiría la obra en el símbolo del helenismo triunfante. Desgraciadamente no existe una buena reconstrucción que pueda recrearnos el esplendor del lugar.

Reconstrucción de cómo sería la estatua de la Victoria y el monumento completo. Es aventurado todavía decir cuál era el contexto arquitectónico exacto en el que se encontraba, puesto que hay investigadores que dicen que formaba parte de una fuente y otros incluso que podría haber estado a cubierto.

Los ejes visuales o perspectivas que se pensaron para su contemplación hoy en día han perdido sentido al encontrarse en el museo del Louvre, lejos de su contexto original. Sin embargo, su ubicación en el Museo en un sitio preferente de la escalera principal le devuelve la espectacularidad que debió tener in situ y como vemos en la foto vuelve a ser la atención de todo el que pasa por allí.

Atribución de la obra. Finalidad: símbolo y obra de arte.

Aunque no se ha encontrado ninguna inscripción que lo atestigüe, el análisis comparativo de los materiales de la base (mármol gris de Rodas) y del estilo de la escultura (semejante al de algunos de los relieves del Altar de Pérgamo), ha llevado a atribuir la estatua a algún artista rodio o pergameño de comienzos del siglo II a. C.. Las últimas hipótesis afirman que podría conmemorar el triunfo obtenido por los rodios sobre las flotas del poderosos rey seléucida Antioco III (223-187 a. C.) en dos batallas navales, Sida y Moneso (191/190 a. C.). El hecho de erigir la estatua en la isla de Samotracia podría ser incluso una indirecta mordaz dirigida al enemigo derrotado dado que anteriormente la isla había pertenecido a Antioco. Pero, más allá del recuerdo de la victoria militar el anónimo escultor quiso esforzarse por lograr una obra de arte que fuese admirada por su belleza. Hoy en día, pese a la mutilaciones, sigue admirando cómo transformó una piedra de una tonelada en una diosa de vuelo ligero que se posa con sutileza sobre la proa de un barco vencedor.

La Victoria alada de Samotracia C. 190 AC. Materiales: mármol gris (barco), mármol de Paros (estatua). Altura 3,28 m. Descubierta por Charles Champoiseau en las expediciones de 1863 y 1879. Museo del Louvre, París.

Precedentes. El símbolo.

El motivo de la diosa de la victoria alada era muy común en cuanto símbolo conmemorativo de los santuarios por lo que resultaba fácilmente descifrable para sus contemporáneos. Hay numerosos precedentes que se voy a citar, pero el del caso que nos ocupa ha alcanzado su renombre porque supone el más bello de los que hemos encontrado.

Se conocen representaciones desde época arcaica.

La imagen de la derecha es la de la Victoria de Delos, c. 550 A. C. mármol, 90 cm. National Archaeological Museum, Atenas. La reconstrucción de la izquierda de una Niké sobre una columna es la de Calímaco, hacia el 490 a. C.No es muy afortunada.

En época clásica tenemos el magnífico ejemplo de la Niké de Olimpia, conocida como Niké de Paionios, que se levantaba sobre una columna de más de 8 metros de altura. Afortunadamente tenemos más restos para reconstruir con más gracia el monumento

Paionios de Mende, Niké de Olimpia. 421 a. C. Altura de unos 216 cm sin las alas. Museo de Olimpia, Grecia.

La obra de arte.

Todos los ejemplos vistos anteriormente tenían su función conmemorativa, pero lo que hace especial a nuestra Niké de Samotracia es la delicadeza con la que está trabajada la escultura: como una combinación entre la nobleza del idealismo clásico y el ímpetu helenístico.

La Victoria alada de Samotracia C. 190 AC. Detalle del ombligo.

El cuerpo femenino desnudo es revelado a través de la transparencia de las telas mojadas, muy a la manera de las obras clásicas del siglo V a. C. El cinturón bajo del pecho sujeta una fina ropa interior, que deja vislumbrar el ombligo. Es la forma de hacer presente al viento, que azota cortado por la proa del barco.

La concepción de la figura lanzada hacia adelante y con ejes anteriores y laterales en diagonal y la insinuación de un fuerte viento en contra dotan a la Nike de movimiento intenso. La estatua funde el equilibrio inestable del vuelo con la majestuosa posición erguida. La diosa trata de neutralizar el balanceo que le provoca el viento y el mar con su cuerpo y sus alas. El escultor supera en cierto sentido el "contraposto" de la época clásica, el equilibrio entre peso y soporte, compendio de serenidad y armonía.

Para un profundo estudio de la obra hecho en el Museo del Louvre (en francés).

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