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domingo, 16 de noviembre de 2014

MONUMENTO DEDICADO A LA MEMORIA DE CAYO JULIO CÉSAR "VIPSANIANUS" EN LIMYRA, TURQUÍA. LOS SUCESORES DE OCTAVIO AUGUSTO.

¿Os gusta este relieve? Fue ésta o una imagen parecida, el primer contacto con la obra que voy a tratar en este artículo. A mi me pareció muy hermosa, con unos detalles de primera categoría artística en el tratamiento del relieve o en la forma expresiva de trasmitir el vigor de los hombres y de los animales. La foto estaba en el contexto de la escultura romana, pero se "colgaba" sin ninguna referencia de dónde procedía o qué representaba. También me sorprendió que fuera la primera vez que veía esta obra. Así que, espoleado por la intriga, me puse a investigar sobre la misma y lo que viene a continuación es el resultado de esa indagación.


El relieve procede del museo de Antalya en Turquía. El arqueólogo que lo descubrió, Jürgen Borchardt, cree que era un fragmento de un friso monumental que decoraba un Cenotafio dedicado a Caio Caesar en Lymira (Turquía). La antigua Limyra era una pequeña ciudad del Imperio Romano en Lycia,  al sur de Anatolia, donde posiblemente se alzó un monumento conmemorativo de gran belleza que no dejó fuentes escritas aunque sí arqueológicas y epigráficas.
Plano parcial de las excavaciones de Limyra, con la ubicación del cenotafio de Cayo Julio César.


El origen de la población se remonta posiblemente a tiempos de los hititas. Después de una breve independencia, la ciudad pasó a manos de los persas y de éstos a la de los griegos y, finalmente, hacia el II siglo a. C.  a la de los romanos. Nunca tuvo una historia especial que contar, salvo... que la casualidad hizo que muriera allí Caius Julius Caesar, el nieto de Octavio Augusto.


Pero...¿Quién era Caius Julius Caesar?

Lo primero que deberíamos quitarnos de la cabeza es que estamos hablando del universalmente conocido Caius Julius Caesar. Hablamos de un descendiente suyo, de la gens Julia, que murió 48 años después y que llevaba su mismo nombre. Fue su bisnieto, que murió el año 4 d.C. con 24 años de edad, siendo en ese momento el príncipe heredero de su abuelo y padre adoptivo Octavio Augusto.

Este es Caius Julius Caesar Vipsanianus, en el Museo Badisches Landesmuseum Karlsruhe, Alemania. Este busto en porfirio refleja una edad adolescente de Cayo y el aire familiar que le asemeja a Augusto.


Los herederos de Octavio Augusto. El contexto histórico.

Octavio Augusto, el primer emperador de Roma, sólo había tenido una hija, Julia la Mayor, fruto de su segundo matrimonio. Sin descendientes varones directos y con la necesidad de asegurar su herencia política como un principado, no le quedó más remedio que recurrir a la adopción de los varones más cercanos de su familia. Primero eligió al primer marido de su hija, Marco Claudio Marcelo, pero éste moría el 23 a. C. en extrañas circunstancias. De este matrimonio, no hubo ningún descendiente, lo que volvió a poner de manifiesto el problema sucesorio. Augusto no tardó en desposar a su hija Julia con Marco Vipsanio Agripa, la mano derecha militar que le había ayudado a alcanzar el poder. El matrimonio, aunque desigual por edad, ya que él era veinticuatro años mayor que ella, dio como fruto cinco hijos, tres varones y dos hembras, lo que aseguraba la descendencia de Augusto a través de sus nietos carnales.

Detalle de la procesión del lado sur del Ara Pacis de Roma. En ella aparecen siguiendo Augusto, los miembros de la familia imperial, que asisten a la inauguración del edificio el año 13 a. C. Entre ellos están Agripa tapándose la cabeza al ser pontífice y el pequeño Cayo Julio César (7 años) que se agarra a la toga de su padre. También aparecen Julia o, tal vez Livia, y Tiberio, otros protagonistas de esta historia.


Los dos hijos varones mayores Caius (nacido el año 20 a. C.) y Lucius (nacido el 17 a. C.) fueron pronto ensalzados a las máximas dignidades porque Augusto los adoptó al morir su padre, Agripa, el año 12 a. C. , convirtiéndoles en los herederos de su principado y cambiando su nombre Vipsanio por Julio César. Ambos fueron ungidos como “príncipes de la juventud” (principes iuventutis), ingresaron en el Senado sin haber cumplido la edad y cuando llegaron a la edad de 19 años se convirtieron en cónsules. Augusto volcó toda su confianza en ellos.

En todo el imperio se levantaron templos y estatuas en su honor, como en el caso de la Maison Carrée en Nimeso el Teatro romano de Cartagena. O se fundieron monedas de oro, plata y bronce para conmemorar cada pequeño acontecimiento de su vida política.

Aureus de oro emitido en Lugdunum, Lyon. En el anverso está la la cabeza laureada de el Divino Augusto y en el reverso C CAES AUGUST (Caius César, su promogénito) cabalgando. Aún lleva la bulla alrededor del cuello que llevaban los niños romanos como protección contra los malos espíritus hasta los 16 años en que adquirían la toga viril. Este detalle nos permite datar la moneda  entre el 12 y el 6 a. C.


Denario que representa en el anverso a CAESAR AUGUSTUS DIVI F PATER PATRIAE  laureado y en el reverso a los dos hermanos C L CAESARES AUGUSTI F COS DESIG PRINCIVVENT, es decir, a Cayo y Lucius Caesar togados y designados ya como príncipes. Emisión de Lugdunum sobre el 1 a. C.


Como cónsul y comandante del ejército Caius marchó 1 a. C. hacia Oriente con la misión de solucionar el tema de Armenia, que enfrentaba a Roma con el Imperio Persa. El emperador Augusto le dio plenos poderes tanto para hacer la guerra o como para negociar con el rey persa Fraates V. La paz se logró, pero aún así se mantuvo gobernando esa zona del imperio durante unos años más. El año 2 d. C. recibió la noticia que su hermano Lucio, el otro heredero de Augusto, había muerto en Massilia (Marsella) con 19 años de edad. Parece ser que al poco Caius fue herido en una campaña militar en Armenia. Herido, fue reclamado para que regresase a Roma por Augusto, que se temía lo peor. Su barco de vuelta tuvo que hacer puerto en Limyra, en la costa de Lidia, y allí murió el joven el 21 de febrero del año 4 d. C., con 24 años.

Augusto recibió una de las noticias más tristes en lo personal y en lo político. El hombre que se había hecho con el poder absoluto en Roma y que controlaba un territorio en torno al Mediterráneo que parecía inconmensurable se había quedado de nuevo sin heredero al trono. Todo hace pensar que su dolor fue lo que le impulsó a encargar este hermoso monumento en su honor, que vamos a analizar, en el lugar donde murió su querido hijo/nieto.  Su cuerpo, sin embargo, no quedó allí, sino que  fue trasladado a Roma y sepultado en el Mausoleo de Augusto.

El Mausoleo de Augusto en Roma fue la tumba monumental que erigió el emperador en Roma para enterrar a la familia Julia. Reconstrucción hipotética.


Y para acabar con el tema sucesorio, diré que Tiberio Claudio Nerón, nacido del primer matrimonio de Livia, la tercera mujer de Augusto, fue quien se aprovechó de la situación. A la muerte de Agripa el años 12 a. C. se divorció de su primera esposa y solicitó a Augusto permiso para casarse con Julia, pasando a ser su hijastro y,a la vez, su yerno. Aunque Augusto aceptó, se sabe que nunca hubo buena "química" entre suegro y yerno, tal vez porque sabía que el matrimonio no era feliz. Con la desaparición de los hijos de Agripa, quedó el camino libre para que fuera adoptado por Augusto y nombrado sucesor, lo que sucedió el año 14 d. C.

El cenotafio de Caius Julius Caesar Vipsanianus.

Del edificio no quedó recuerdo en las fuentes escritas, pero sí se recuperaron restos desde las excavaciones que se realizaron en la ciudad en 1971, que hicieron sospechar a su descubridor, el arqueólogo austriaco  Jürgen Borchardt, de que se trataba de un edificio conmemorativo. Lo que se recuperó en los años 70 fue un núcleo de hormigón, mampostería y sillares de caliza que debía sostener un lujoso recubrimiento de mármol y relieves con varios pisos de altitud. El edificio era de base cuadrada con unos lados de casi 17 x 17 metros. Los muros exteriores debieron ser expoliados desde finales de época imperial y reutilizados para fabricar cal y, como se supo por los descubrimientos de 1992, para levantar la muralla en época bizantina. Las excavaciones también revelaron que los ladrones de tumbas habían explotado con dinamita partes del edificio con el fin de penetrar en el interior. También había sido dañado por la humedad ya que sus cimientos se encontraban bajo el agua, porque el nivel de la capa freática estaba mucho más alto que en los tiempos antiguos. Para permitir la investigación se hizo un canal de drenaje que bajó el nivel de las aguas subterráneas.

El monumento con la base de hormigón y algunos sillares. Nótese el suelo anegado.


Borchardt desde el comienzo descartó que lo que excavaba fuera una tumba y lo clasificó como un monumento en honor o recuerdo de un personaje importante fallecido. Tal tipo de edificios eran conocidos en todas las partes del Imperio Romano y, mucho más, en esa zona del Mediterráneo. La forma del edificio podía ser turriforme, estableciendo paralelos con monumentos como la tumba pilar de Thugga en Túnez.

Mausoleo líbico-púnico. Uno de los poco ejemplos de arquitectura real númida. Es una tumba de 21 metros de altura del siglo II a. C.


Incluso se atrevió a crear con los pocos restos encontrados una reconstrucción modélica del edificio que me recuerda mucho a la que se hacen del Mausoleo de Halicarnaso, una ciudad no muy lejana de Limyra, o al de Belevi junto a Éfeso.

Reconstrucción del Mausoleo de Belevi a 11 kilómetros de Éfeso (siglo III a. C.). No se sabe a ciencia cierta a quien fue destinado, posiblemente a Antiocho II. El edificio no llegó a ser terminado.


Así puede describirse:
  • - una base sobre el que se levantaría  con un relieve histórico corrido de 64 metros a modo de un primer piso. Los relieves estarían esculpidos sobre losas de mármol de casi un metro de ancho por dos de altura;
  • - por encima se elevaría una estructura maciza cúbica con decoración de columnas (o puertas falsas) y entablamento como un templete;
  • - y  rematando la obra  un tejado piramidal como se rematan en otras tumbas de la ciudad, lo que de paso también explicaría el fabuloso núcleo macizo, sólo entendible si tenía que sostener una estructura de gran peso.
Reconstrucción del cenotafio de Limyra tal y como aparece en el panel explicativo del museo de Antalya.



Se han recuperado hasta ahora sólo pequeños fragmentos (un 5 por ciento del conjunto total), que se conservan en el museo de Antalya.  El más llamativo es el que admiramos al comienzo y que nos ha servido de excusa para realizar este repaso por la historia de Roma. Gracias a las características estilísticas y temáticas que se observan en él se ha podido datar en la época de Augusto y atribuir a un gran dignatario como el joven príncipe que murió en Limyra.

El panel entero que puede admirarse en el museo. Mármol, 207,5 cm de altura por 90,7 de ancho y 49,5 de profundidad.


El estilo refleja la forma de trabajar de los escultores de la época de  Augusto. De hecho, la calidad que emanan es comparable con obras del taller que realizó el Ara Pacis. Se ha especulado que los relieves se hubieran hecho en Roma y se hubieran trasladado hasta Limyra para montarlos allí, pero parece mucho más lógico que fueran los escultores los que se desplazaran hasta allí por la gran extensión de la obra. Además la parte de atrás de las losas no es plana sino irregular, adaptándose a los bloques centrales. El trabajo es sublime. Personajes y animales a tamaño natural y empleando la superposición y el distinto nivel de trabajo del relieve para obtener profundidad.


El conjunto del friso, al que pertenece este relieve, representaría en continuo narrativo de escenas a tamaño natural de los acontecimientos en los que intervino el joven príncipe. En concreto, Borchardt cree que ya estaba suficientemente asentada una iconografía de representación del emperador y de su familia. Y aunque la vida de Cayo Julio César fue corta ya podía ofrecer algunos episodios propios mezclados con otros prototípicos. Así el fragmento que se conserva podría ser la procesión de los Dioscuros del año 6 a. C. con motivo de la adhesión de Cayo y de su hermano Lucio al ejército o al ser proclamados principes iuventutis. Y seguro que estarían:

- Su acceso al senado y al consulado el año 1 a. C. con sólo 19 años.

- Escenas de sacrificios.

- La partida de Roma (Profectio) hacia Armenia.

- Su reunión con el rey Fraates V con el que concluyó la paz con los partos (pactio cum Barbaris), que reconoce las reclamaciones romanas sobre Armenia.

- El establecimiento de un nuevo rey de Armenia (datus rex). Se han encontrado una inscripción del arquitrabe con el término"AVAS", que se identifica con "Artavasdes", el nombre del padre del rey armenio Ariobarzanes.


También se conservan fragmentos de decoración en relieve de pilastras con grutescos y a candelieri como las de lAra Pacis y se le atribuyen algunas cornisas muy barrocas encontradas en las inmediaciones.



10 comentarios:

  1. Fantástica obra que demuestra que los romanos no solo fueron copistas de los griegos sino que inspirándose en ellos fueron capaces de crear un arte propio de gran personalidad y con gran calidad en el aspecto técnico (aunque habría que saber si muchos de los escultores de estas obras, como el relieve de la Guerra de Troya de días atrás eran romanos o de talleres griegos).
    Turquía es uno de los los lugares donde mayores descubrimientos y de mayor calidad se hacen hoy en día, desgraciadamente muchos son saqueados de su contexto y aparecen como piezas sueltas en museos de EEUU como pertenecientes a coleccionistas anónimos alemanes o suizos desde hace décadas cuando la realidad es que han sido excavados en los últimos años. Un caso con final semi-feliz fue el de la tumba de Hecatomno, padre de Mausolo, hallada en Mylasa intacta hace unos años. El problema es que fue hallada por saqueadores y parcialmente expoliada antes de que la policia turca les sorprendiese antes de destrozar el sarcófago para sacarlo y venderlo seguramente por partes
    http://phdiva.blogspot.com.es/2010/08/hecatomnus-tomb-found.html

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    1. Boro, como siempre, muy acertado y muy interesante tu comentario/aportación. Seguiré la pista de Hecatomno.
      Para el caso yo creo que ya es estéril la discusión si este o aquel relieve fueron de manos de un griego o de un romano. Llevando casi dos siglos bajo la administración romana y trabajando para la élite romana, ya sólo pude ser considerado romano.

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  2. Supongo que en cierto modo eran todos romanos pero en realidad hoy en día por poner un ejemplo a la pintura novhispana no se la considera propiamente escuela española, aunque esto evidentemente son estructuras modernas y en aquel tiempo seguramente nadie pensaba así.
    Sobre el paso de la escultura griega a la romana y de una manera un poco cursi tal vez, creo que se podría reflejar ese paso en la frase de Flauvert, repetida por Yourcenar en Memorias de Adriano y que seguro que conoces: “Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo”.

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  3. !Ay, el puñetero nacionalismo! que busca identidad y particularismo. Uno era de la familia en la que nacía, de la cultura que mamaba y del Estado al que pertenecía (en el que contribuía)... y en el caso del artista de estos monumentos del mecenas que le contrataba, que al fin y al cabo le imponía sus gustos estilísticos y el tema. Este es el estilo idealizado y glorioso del Alto Imperio. Y cierto, ni los dioses ni Cristo estaban, estaba el culto a la persona del Emperador, otra religión.

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  4. Bueno, más que una religión como podemos entenderla hoy creo que veían el culto al emperador como una muestra de lealtad al Estado Romano, un deber cívico, porque de hecho no lo veían incompatible con otros cultos. El caso es que es bastante posible que ningún emperador (bueno, alguno seguramente si) pensara seriamente que era o iba a ser un Dios tras su muerte.
    Lo del nacionalismo en la historia del arte existe, ahí está el caso del Greco siendo sacado de la escuela italiana de pintura para meterlo en la española en los comienzos del XX en el Prado. Pero bueno, creo que ahora mismo responde más a una estructuración del conocimiento que a una tendencia nacionalista.

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  5. Totalmente de acuerdo, pero con la salvedad de que en esos siglos el Estado romano y, en su lugar, la figura del emperador significaban la prosperidad y la felicidad de muchas comunidades que no se habían visto hasta entonces ni tan ricas ni tan en paz y nunca. Por tanto, para el ciudadano de a pie, podía ser tan "adorable" y digno de ofrendas y sacrificios el genio del emperador, lejano e inaccesible, como los dioses locales: ambos cumplían la función de un dios que es velar por su protección y a ambos se les podía temer.

    Por cierto y, cambiando de asunto, ¿Por qué El Greco debería ser incluido en la escuela italiana? si acaso en la veneciana o en la interpretación libre bizantinista. ¡jajjaja! Italiano en Italia, griego en Grecia e hispano en España y en realidad un francotirador del arte.

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  6. Cierto, sería más escuela veneciana que italiana, porque lo cierto es que entre las diferentes escuelas italianas hay muchas diferencias. Esto también le pasa a Ribera, para unos escuela española (cuando es posible que no pintara un solo cuadro en España), para otros Italiana y al final es posible que escuela napolitana. Pero bueno este reduccionismo al fin y al cabo supongo que responde a cosas de los museos y universidades, que de alguna forma tienen que organizar sus departamentos de una manera amplia.
    Tu que eres profesor, como le explicas esto a tus alumnos, como agrupas. Por mi parte te aseguro que no hay intenciones nacionalistas.

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  7. Como forma didáctica y para que ordenen su mente no te queda más remedio que utilizar los cajones predeterminados, los que ya se han hecho y recogen los libros de texto, pero haciéndoles ver que todos los artistas reciben el influjo de otros y que hay algunos que no encajan demasiado bien en ninguno porque son inclasificables (escapan a su tiempo) o porque su estilo es la suma de muchos. Eso es lo que enriquece el comentario de sus obras.
    Lo que no aguanta es la patrimonialización de un artista o de un estilo como forma de inventarse una seña de identidad, de diferenciarse. Cuando la realidad que ese artista o ese estilo es así por la suma de influencias de muchos otros, a veces muy lejanos, y pertenece a la tierra en la que nació, pero también a la cultura en la que vivieron y se instruyeron los que influyeron sobre él. En definitiva, que el arte es universal y a la vez un lenguaje para comprender aspectos de una sociedad. No sé si me explico, creo que me he liado....

    Bueno, vale, jajaja...

    Releyendo veo que nos hemos salido del tema que debería ser la exaltación de Augusto y de la familia imperial en una provincia tan lejana como Licia, tal y como también se haría en Hispania si hubiera habido ocasión de levantar un cenotafio conmemorativo.

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  8. Si que nos hemos salido un poco de tema. Aunque si se nota que en esa zona del imperio había buenos talleres escultóricos y tengo la impresión que las obras que se hallan en la zona de Anatolia tienen bastante más calidad que lo encontrado en la zona occidental del Mediterraneo, lo cual tampoco sería de extrañar. De todos modos es una pena no conocer apenas como funcionaban los talleres de escultura en época romana y es que no creo conocer ningún artista por su nombre en época romana.
    Sobre la exaltación de la figura de Augusto y familia supongo que siempre nos podemos remitir a Augusto y el poder de la imágenes de Zanker aunque no recuerdo si menciona esta obra en particular.

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    1. Sin duda, Boro. Se nota el peso de las escuelas griegas y en Asia Menor potenciadas además por los distintos príncipes helenísticos que utilizaron la escultura como método de exaltación de sus dinastías (véase Pérgamo o incluso antes Halicarnaso).
      Pues ahora que mencionas a Zanker tampoco sé si menciona esta obra.

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