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sábado, 23 de mayo de 2015

LA PINTURA DE LA TUMBA MACEDÓNICA DE AGIOS ATHANASIOS, SALÓNICA. EL SIMPOSIUM DE UN MILITAR MACEDÓNIO.

La excavación que día a día vivimos de la tumba de las esfinges de Anfípolis fue apasionante. Pero la región de Macedonia en Grecia, alberga muchos otros tesoros que están todavía por divulgar y que pueden relacionarse con ella. En este artículo voy a hablar de otra tumba que se data por las mismas fechas, último tercio del siglo IV a. C. (325-300 a. C.), la que se encontró en Agios Athanasios, una localidad  del área metropolitana de Salónica. Esta tumba no es de la realeza como las de Vergina, ni tiene impresionantes esculturas y mosaicos como la de Anfípolis, pero posee algo que la hace también excepcional: unos frescos únicos por su calidad y estupenda conservación.

Fachada del túmulo de Agios Athanasios por la que se entra a la cámara de la tumba con los frescos del entablamento y del frontón.



El túmulo, de 12 metros de altura hasta su cima, contiene dos importantes tumbas macedonias abovedadas. La más septentrional fue descubierta en la década de 1970 y tiene fachada peculiar que imita un templo jónico. La segunda fue encontrada en 1994 en el centro y es de la que vamos a hablar (se conoce como tumba III de Agios Athansios). Se trata de una tumba macedónica de una sola cámara, expoliada en la antigüedad, pero que conservaba en muy buen estado una rica y significativa decoración mural en su fachada e interior. También se han encontrado a lo largo de la ladera dos tumbas de cista no saqueadas. La tumba todavía no ha sido abierta al público, aunque se cree que se hará en breve.

Esta es la fachada completa de la tumba en una recreación pensada para preservar la tumba y permitir las visitas a los interesados por la arqueología. Se juega con la luz para que el visitante pueda sentirse conmocionado con lo sagrado.


La fachada de la tumba imita, en relieve, la de un templo dórico in antis y está pintada por completo. Los capiteles de las pilastras son de un color azul oscuro con el listón del collarino en rojo. Éstos sostienen un entablamento dórico convencional con arquitrabe liso; friso con triglifos pintados de azul y metopas lisas en blanco; y cornisa simple.


Por encima del entablamento se levanta un frontón en cuyo tímpano resaltan sobre un fondo negro dos grifos enfrentados con alas doradas que sostienen un disco de oro. Coronando las esquinas del triángulo del frontón se despliegan tres antefijas con forma de palmeta, flores y zarcillos.



Debajo de este entablamento dórico y entre el espacio que dejan las pilastras, hay un friso jónico de unos 35 centímetros de ancho en el que se narra una escena de simposio. Es una narración magnífica que, aunque resulta conocida por la literatura o por las vasijas pintadas, nunca se había visto coloreada y tan viva.



Es de noche. La escena comienza con una procesión de hombres a pie y a caballo que acuden al banquete funerario. Posiblemente sean los compañeros y familiares varones del difunto. Que algunos acudan a caballo nos indican que son aristócratas, caballeros, nobles de Macedonia. Sus ropajes son de un colorido variado. Todos llevan sobre su cabeza una corona de hojas y algunos portan objetos como antorchas y jarras. Por el movimiento de sus brazos parece que gritaran o cantaran.




En el centro, sobre un mueble descansan utensilios de cocina, posiblemente desde donde se preparan los manjares del convite o el expositor de los objetos que llevará el difunto a la tumba. Un joven semidesnudo, posiblemente un esclavo, porta una bandeja y una jarra pequeña y se adelanta para servir a los que comen en los triclinios.


Seis participantes del simposio disfrutan reclinados sobre tres klinés de los manjares y de la música de dos mujeres jóvenes que les amenizan con una flauta doble y una lira. En sus manos aparecen copas rituales o ritones, una de ellas es especialmente llamativa ya que tiene forma de cuerno terminado en un animal rampante, un ritón parecido a los encontrados en tumbas tracias como la de Borovo. Comparadle con las imágenes de abajo.

El encargado del banquete ordena a la joven del aulos, flauta doble, que empiece a tocar. Posiblemente se trate de la imagen del propietario de la tumba, ya que aparece como director del simposio y es el único de los comensales que muestra el torso desnudo y pose idealizada, cuasi como un héroe. Mesitas de tres patas sirven para depositar los manjares.


Escena típica de simposio. Los simposiastas están jugando al cótabo, mientras una joven toca el aulos. Cratera de campana ática de figuras rojas. Pintor de Nikias, 420 a. C., Madrid, Museo Arqueológico Nacional de España.


Los compañeros, hetaroi, del difunto realizan libaciones en honor del difunto en copas o ritones especialmente bellos.



Ritones de plata y oro con caballo y toro. Tesoro de Borovo, cerca de Sofía, Bulgaria. Siglo IV a. C. 


Ritón de plata y esfinge alada de oro con patena ritual con motivo de grifo devorando una cabra. Tesoro de Borovo, cerca de Sofía, Bulgaria. Siglo IV a. C. 


Los comensales disfrutan de la música y de los deliciosos platos. Entre los invitados hay rostros con rasgos más personales, como el hombre que disfruta de la música de la lira o el barbado del extremo de los klines que da paso a los soldados.



Al otro extremo de donde se está celebrando el simposio aguardan algunos hoplitas con sus armas también quieren unirse a la celebración. Llevan resplandecientes escudos con los símbolos característicos macedónicos y lanzas largas, las sarisas. Probablemente son los compañeros de armas del fallecido que quieren acompañarle en el banquete y que solicitan la entrada de forma calmada, contrastando con el ruido de los del extremo opuesto.


¿Son soldados reales o son héroes muertos como el difunto de la tumba y entonces su misión sería recibirle entre ellos?




Escudo de bronce. Se trata de un escudo de homenaje (?) Lleva el nombre del rey Farnaces. Getty Villa, California, EE.UU. Entre 185-160 a.C. Su parecido con los de la tumba es increible.


Sensacionales son los dos jóvenes soldados, casi en tamaño natural, que, envueltos en largas capas y apoyados en sus sarisas, velan a la entrada de la tumba. Es la guardia eterna del camarada enterrado en la tumba.



Se envuelven en las largas capas y parecen esconder su cara para ocultar su dolor. Especialmente atractivo resulta el que aparece casi de espaldas en una torsión propia del mismo Miguel Ángel.



Estos centinelas nos confirman definitivamente de que la tumba perteneció a un militar macedonio prominente, posiblemente un compañero de Alejandro Magno. Los escudos del soldado muerto, por tanto, deben ser los que cuelgan pintados por encima de los vigilantes. Tienen motivos muy especiales que podrían servir para identificarle: la cabeza de la medusa y un símbolo sobre fondo rojo que, como apunta un lector de este blog, podría ser el rayo de Zeus y, posiblemente, las alas del águila con el que se identifica al dios más poderoso. Los escudos son bellos, pero a la vez un aviso al enemigo de que tiene la protección de los dioses y que puede destruir a cualquier contrario.




Parece claro que la parte azul del rayo sería la empuñadura de este arma terrible de Zeus y que de él saldría el fuego eléctrico representado por los filamentos naranjas... pero ¿y las alas blancas? ¿Son el símbolo del águila o de que el rayo vuela? Debajo el detalle del escudo y en la siguiente foto un detalle de la representación de Zeus a punto de lanzar su rayo sobre Tifón. Sobre una Hidria de Calcidia pintada según la técnica de las figuras negras. Entre el 530-520 a. C. Staatliche Antikensammlungen, Munich, Alemania.



El interior de la tumba llegó en muy mal estado por la destrucción provocada por los saqueadores, que destrozaron suelos y paredes. Aún así se han encontrado restos de un peto y de otras armas (lanzas, grebas y casco) y fragmentos de una kliné mortuoria de madera decorada con marfil.

En la decoración de las paredes de la cámara funeraria domina una ancha franja de color rojo y, por encima, un friso azul sobre el que alternan escudos/rosetas y ritones con forma de bucráneos conectados con collares de cuentas blancas.


El vídeo que me ha servido para hacer la mayoría de las capturas de pantalla, presentado por la arqueóloga que ha llevado la excavación de la tumba, Maria Tsimpidou-Avlonitou.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la información sobre esta tumba y por todo el blog en general: interesantísimo.

    Creo que la figura del clípeo de fondo rojo no es un pájaro, sino una representación del rayo de Zeus, semejante a la que se puede ver en esta foto: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/d9/Zeus_Typhon_Staatliche_Antikensammlungen_596.jpg/800px-Zeus_Typhon_Staatliche_Antikensammlungen_596.jpg.

    Un saludo.

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    1. Pues es verdad. Gracias, Ricardo. No tenía clara la atribución y, de hecho, consideraba que era una explicación muy simplona a un objeto al que el guerrero griego le daba tanta importancia. Una vez que lo has dicho parece claro que es el rayo de Zeus... pero ¿y entonces las alas que se ven pueden ser las del águila con el que también se identifica al dios? Lo corregiré en el artículo.

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  2. ¿A que unidad pueden pertenecer los centinelas de la entrada? No creo que sean compañeros pues estos parece que llevaban el borde de la capa morado como indica el otro fresco.

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