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lunes, 9 de diciembre de 2019

LOS SARCÓFAGOS DE BETHESDA, EL MENSAJE PALEOCRISTIANO DE LA SALVACIÓN Y DEL TRIUNFO SOBRE LA MUERTE.

 

"Tiempo divino, los sarcófagos de Bethesda" (“Tempo divino, i sarcofagi di Bethesda”), es el título de la exposición inaugurada desde el 7 de diciembre 2019 hasta el 29 de marzo de 2020 en los Museos Vaticanos. La exposición es muy sencilla, tan sólo se exhiben juntos dos sarcófagos casi gemelos con un tipo de representación repetida que se conoce como sarcófagos de Bethesda. Las dos obras son: la que conserva el propio museo, junto a la que proviene de la isla de Ischia, Italia. Para completar la exposición, faltarían una tercera lastra completa con el mismo motivo que se encuentra incrustada a 4 metros de altura en la fachada de la catedral de Tarragona, así como los fragmentos de otros trece que se han encontrado repartidos por otras partes del Imperio de Occidente. 

El sarcófago (resaltado en blanco) sobre la fachada de la catedral de Tarragona, España. Los constructores medievales lo empotraron en la fachada de la catedral respetando el valor artístico e iconográfico de la obra.  Mármol, 2,61 m. de largo por 0,61 m. de alto.  

La comparación de los dos sarcófagos que forman parte de la exposición nos ayuda a comprender tres hechos relevantes:
  • En primer lugar, la expansión notable del cristianismo por todo el Imperio en el siglo IV, especialmente en los reinados de los emperadores Valentiniano y Teodosio (354-395).
  • En segundo lugar, el empeño del cristianismo por crear modelos iconográficos universales que difundieran los principales mensajes de su religión. Es decir, la nueva religión del imperio, como había hecho el paganismo, buscaba su propio lenguaje repetitivo de figuras y escenas que actuaran a modo de mitos fácilmente interpretables por cualquiera.
  • Y en tercer lugar, que el medio que le pareció más útil para propagar esta iconografía fue el sarcófago. En él se tenía el "escenario" ideal para trasmitir mensajes por su formato alargado a modo de friso y por ser el receptáculo de los huesos de aquellos que murieron en la misma fe, lo que los convertían en objetos de contemplación por fieles y peregrinos. 
Mapa del cristianismo en la Antigüedad.

Las escenas de milagros. La iconografía.

El modelo conocido como sarcófago de Bethesda toma su nombre de un detalle central de la representación: la curación de un paralítico en el estanque de Betzatà, o Bethesda (ver Juan 5,1-18)En este modelo se repiten y reconocen también otras escenas evangélicas de milagros y episodios de la vida de Cristo por Galilea y Judea antes de comenzar la Pasión: la curación de dos ciegos en Cafarnaúm (narrada solo en Mateo 9, 27-31), la curación de la mujer hemorrágica también en Cafarnaúm (Mateo 9, 20-22), la llamada de Zaqueo en Jericó (Lucas 19, 1-10) y, finalmente, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalem (Lucas 19, 29-38). 

Los sarcófagos de Bethesda de Tarragona y del Museo Vaticano comparados.

Las escenas componen una sucesión estudiada y cronológica de la misión terrenal del Jesucristo, "que pasó curando a todos los que estaban bajo el poder del diablo, porque Dios estaba con él "(Hechos 10: 37-38). Las curaciones revelan alegóricamente que Cristo libera con el bautismo las cadenas del pecado como fueron liberados de sus males los ciegos, la hemorroísa y el paralítico en la piscina de Betesda. Que Cristo se compadece del publicano Zaqueo. Y que gracias a que Cristo entró triunfante en Jerusalén para con su pasión y muerte posterior se pudiera redimir la humanidad. El sacrificio de Jesús derrotó a la muerte, por lo que el sarcófago se convierte en un lecho de descanso esperando la resurrección.

Sarcófago de Bethesda de Ischia. Losa de mármol, 2,08 m. de largo por 0,58/0,59 de alto.

La primera escena trascurre en Galilea, cuando Jesús salía por la puerta de la ciudad de Cafarnaúm. Le seguían dos ciegos gritando que les curara. Jesús se paró y les tocó sus ojos diciendo: ¡Hágase en vosotros según vuestra fe! y curaron. Los dos divulgaron su fama por toda aquella región. En el sarcófago, Jesús aparece acompañado por sus discípulos en tamaño gigante (jerarquía de tamaño) y con su mano toca a los que creen en él: a los dos ciegos les otorga de nuevo la vista. Las escenas se enmarcan en un bello detalle de arcos y entablamentos arquitectónicos. El mensaje alegórico es múltiple. Desde la realidad de la salvación en la fe de Cristo como que los dos ciegos representan a los dos pueblos, el judío y el gentil, los que creían en él y divulgaron por toda la tierra la venida de Jesucristo.


La siguiente escena, también se desarrolla en Cafarnaúm. Dice las escrituras que  entre la multitud que salía a recibir a Cristo había una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias menstruales continuas. Había sufrido mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor.  Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. Pensaba: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana».  Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción. Jesús pregunta quién la ha tocado y la mujer le dice que ha sido ella; por su fe, la mujer queda curada. Por otro lado, en la religión hebrea tocar a una mujer con la menstruación era un tabú y Cristo, en vez de contagiarse, la purifica y la salva.

Detalle del milagro de la curación del paralítico del sarcófago de Ischia.

En la escena central del conjunto, Cristo se detiene frente al pórtico de entrada al estanque de Bethesda donde cura a un paralítico. Existía una leyenda de que en ese lugar de vez en cuando un ángel bajaba y removía sus aguas, cuando esto se producía proporcionaba la curación al primer enfermo que se bañara en él. Por ello, una multitud de personas se concentraba alrededor de la piscina. Entre los que se encuentra allí hay un hombre paralítico (escena inferior), que lleva mucho tiempo esperando a ser curado pero que su enfermedad le impide ser lo suficientemente rápido para ser el primero. Entre las dos escenas se representa un listón rectangular donde aparecen las ondulaciones del agua de la piscina. Así que (escena superior) Jesús lo sana, le ordena que se alce y se lleve la camilla sobre sus hombros. 

Detalle del milagro de la curación del paralítico del sarcófago del museo Vaticano.

Esta imagen central, la más importante del frontal, podría representar también al difunto propietario del sarcófago. La posición del personaje recuerda una escena de un banquete funerario pagano, tan habitual en Roma ya desde tiempos de los etruscos. De nuevo, la interpretación alegórica de la salvación, ya que sólo el poder del bautismo que ofrece Cristo al que cree en él es lo que puede liberar al hombre del mal y de la muerte. 
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La conversión de Zaqueo y la entrada triunfal de Cristo en Jerusalem. Detalle del sarcófago de Ischia.
La cuarta escena representa el pasaje del evangelio de San Lucas sobre la conversión de Zaqueo cerca de Jericó. Zaqueo es un publicano, un judío que se había hecho rico como recaudador de impuestos para los romanos. Los publicanos se quedaban con un tanto por ciento de lo recaudado, a modo de salario, y ejercían la extorsión sobre el pueblo, por lo que eran considerados pecadores. Como era bajo de estatura y quiere ver a Jesús, que estaba rodeado por una multitud, el rico hombre toma la humillante decisión de subirse a un árbol como un niño. Jesús que le ve le dice que se baje del árbol porque ese día se alojaría en su casa. La gente congregada recrimina a Jesús el hecho de querer quedarse en la casa de un pecador. Zaqueo se defiende de las críticas diciendo que dará la mitad de sus riquezas a los pobres y devolverá cuatro veces más todo lo que había podido robar. Jesús le dice que se ha salvado.

La entrada triunfal de Cristo en Jerusalem. Detalle del sarcófago de Tarragona.

En la última escena del sarcófago se ve a Jesús sobre un pollino haciendo su entrada triunfal en Jerusalem. La gente lo recibe extendiendo mantas por el camino o cortando ramas o palmas de los árboles. La entrada del Mesías en la ciudad cumplirá su misterio salvador, con su Pasión y Resurrección. Es la imagen más clara del advenimiento del Salvador, del adventus.  La historia está llena de contrastes. Es la historia del rey que vino como un siervo humilde en un asno, no presumiendo en un corcel, no en vestiduras reales, sino con la ropa de los pobres y los humildes. Jesucristo no viene a conquistar a la fuerza como los reyes de la tierra, sino a ofrecer su propio sacrificio para la salvación de su pueblo. 
Los rasgos artísticos de los sarcófagos paleocristianos.

Ya hemos escrito sobre los sarcófagos paleocristianos en este blog, pero merece la  pena  señalar algunos rasgos artísticos que entroncan en la figuración tardo imperial romana y en el inicio del arte cristiano occidental.


  • Las escenas deben ser formalmente simples, claras, para quien las contempla las identifique e interprete sin duda. Para ello se recurre a la repetición de las composiciones y de una serie de elementos, poses y figuras de los personajes o, lo que es lo mismo, se recurre a la creación de un modelo iconográfico. El sarcófago que nos sirve de reflexión, el tipo de Bethesda, no puede ser más paradigmático en este sentido, puesto que a través de los tres que se han conservado enteros apenas hay variación en ciertos detalles de las escenas o personajes introducidos en ellas.
  • A Cristo se le representa estereotipado como joven imberbe, lo que suele ser habitual cuando aparece en su rol de sanador. El otro estereotipo, el de Cristo adulto barbado se reserva para difundir la imagen de Jesucristo como un maestro rodeado por sus discípulos impartiendo enseñanzas. Su imagen  bella e idealizada refuerza su naturaleza divinal. Su expresión amable e inocente es cercana a la joven y bello Apolo uno de los dioses paganos sanadores o al dulce Orfeo capaz de salvar de la muerte.
  • La figura de Cristo aparece vestido como cualquier otro personaje de la composición, con una simple túnica. Para distinguirlo del resto se le aplica un aumento ligero de su altura frente a sus discípulos y con gran desproporción frente a los pecadores (jerarquía de tamaño). El único objeto que constituye un atributo de su figura es un pergamino, que simboliza la ley mosaica y la nueva ley que surgirá con Cristo.

  • Desde el punto de vista estilístico, son muchos los rasgos bajo imperiales y del relieve plebeyo de la obra: la perspectiva jerárquica, la casi ausencia de espacio, la marcada isocefalia de los personajes, los rostros estereotipados de grandes ojos, las manos exageradamente grandes, los contornos duros a bisel... En definitiva, cuenta la expresividad más que la belleza formal.

Más información sobre relieves e iconografía de los sarcófagos paleocristianos.

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