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domingo, 28 de septiembre de 2014

HISTORIA DE LA CIUDAD SUMERIA DE UR. HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS DEL TERCER MILENIO A. C.: LAS TUMBAS REALES Y EL ZIGURAT.

La ciudad de Ur es tal vez el mejor yacimiento arqueológico para conocer la historia de Mesopotamia hasta el III milenio a. C.

PREHISTORIA DE LA CIUDAD DE UR.

La antigua ciudad de Ur fue fundada a principios del VI milenio a. C. Hemos conseguido llegar a esos niveles prehistóricos por medio de catas selectivas que han atravesado mas de 5.000 años de restos arqueológicos. En uno de esos niveles los primeros excavadores creyeron haber encontrados vestigios del Diluvio bíblico (ahora se cree que se trataría de una inundación local).

HISTORIA DE LA CIUDAD DE UR.

A partir del comienzo del III milenio, los hallazgos arqueológicos empiezan a ser mejor entendidos porque se completan con  algunos acontecimientos y nombres que empiezan a aparecer en los primeros textos en cuneiforme (Libro de los Reyes de Sumeria e inscripciones en sellos y ladrillos).



Las Tumbas Reales de Ur.

El conocimiento que hoy tenemos de Sumeria no hubiera sido tan completo sin los descubrimientos hechos por el arqueólogo ingles Leonard Woolley. Desde 1922 y hasta 1934 hizo una serie de campañas arqueológicas sobre la ciudad de Ur que sacaron multitud de restos. Los más espectaculares son los del cementerio de la ciudad. Cerca de 2.000 tumbas que databan entre el año 2.700 y el 2.350 fueron catalogadas, aunque sólo diecisiete de  ellas eran excepcionalmente suntuosas, que pasaron a ser denominas como Tumbas Reales. Conocemos  el nombre de alguno de sus propietarios. La mas fastuosa, por ejemplo, perteneció a la reina Pu Abi. En ellas encontramos objetos de una calidad extraordinaria trabajados en metal, madera, piedra semipreciosa y concha. Los ajuares manifestaban que en las tumbas se enterraron  guerreros (armas y carros), pero también gente de gustos muy refinados. Sabemos que apreciaban la música  porque han aparecido varias liras con cabeza de vaca, de oro y lapislázuli, y que gustaban de delicados ornamentos de orfebrería (diademas, collares, pendientes), objetos de culto (estatuas de dioses) y vasos artísticos de alfarería y de piedra de una sola pieza. En la siguiente presentación puedes apreciar algunos de los objetos aparecidos en las tumbas. La mayor parte de ellos los puedes ver en el Museo Británico de Londres. El más significativo para la historia del arte figurativo mesopotámico es el conocido como estandarte de Ur, que ya hemos analizado en otro artículo.


En cuanto al valor arquitectónico de las tumbas reales hay que decir que
  • no están trazadas siguiendo un plan, de hecho muchas se superponen.
  • que estaban bajo el nivel del suelo y se accedía a ellas por medio de una rampa.
  • que estaban construidas con ladrillo.
  • que su techumbre era una falsa bóveda de ladrillo hecha siguiendo la tecnica de la aproximación de hiladas.
  • que conformaban varias cámaras donde han aparecido numerosos esqueletos que prueban que además del rey se enterraban con él a veces a decenas de sirvientes sacrificados.


La ciudad de Ur y el zigurat.

Constatamos otro momento de esplendor y una datación cronológica fiable hacia finales del tercer milenio cuando parece ser fue reconstruida la ciudad por el  rey Ur- Nammu. Durante un siglo (del 2.112 a 2.004 a. C.) fue la capital de un reino que unificó la Baja Mesopotamia o Sumeria, dominando antiguas rivales como Eridu, Uruk, Nippur, Lagash, Larsa y Uma entre otras. La ciudad de Ur volvió a vivir momentos de gloria al ser la entrada del comercio en la región de los productos provenientes del Golfo Pérsico.

Arquitectónicamente, la ciudad estaba amurallada y abarcaba un montículo cuyas laderas se revistieron para soportar la poderosa fortificación. Esa gran muralla, de la que poco resta hoy día, protegía las principales zonas residenciales y templos, así como también dos puertos interiores a la que llegaban los barcos procedentes del Éufrates.
El monumento más impresionante y mejor conservado es el zigurat en el complejo templario de Nanna, el dios de la Luna y tutelar de la ciudad. Su estructura sirvió de modelo a otros muchos de toda Mesopotamia y aún en el siglo VI, el de Babilonia en honor a Marduk se levantaban a imitación de éste.
  • Es probable que tuviera tres niveles  en disminución desde el inferior, en la cima estaba el santuario propiamente dicho. Hoy en día está reconstruido hasta el primer piso.
  • Medía algo más de 60 metros de longitud por 45 de anchura y su altura origina sería de unos 21 metros.
  • El conjunto se componía de una sólida masa de adobes recubierta con una capa de de dos metros de espesor de ladrillos cocidos unidos con betún.
  • Las paredes se inclinaban en forma de talud y se reforzaba además con contrafuertes anchos, pero poco profundos. Con ello se producía la sensación de solidez.



Durante el II y el I milenio a. C. la ciudad de Ur siguió siendo un importante centro religioso, donde se veneraba a Nanna, y muchos reyes emprendieron obras de restauración en los templos de Ur. Sin embargo, es probable que fuera abandonada hacia el siglo IV a. C quizá debido a un cambio en el cauce del río.

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