martes, 28 de octubre de 2014

JUAN GRIS, PINTOR DEL CUBISMO SINTÉTICO.

Juan Gris es una de las figuras más relevantes del Cubismo. Podemos considerarle el tercer maestro de esta vanguardia tras sus creadores, Pablo Picasso y Georges Braque, aunque a diferencia de ellos es el pintor más puramente cubista porque su obra se mantendrá en el estilo cubismo sintético casi desde que sale a la palestra como pintor en 1912 hasta su muerte en 1927. En este artículo vamos a conocer las claves de su obra.

Sus inicios en la pintura cubista hasta 1912.

Lo primero que ha de saberse de Juan Gris es que este nombre y apellido es un seudónimo que utiliza como artista desde 1906, porque su verdadero nombre fue José Victoriano González Pérez. Nació en Madrid en 1887 en una familia acomodada, donde fue el decimotercer hermano de catorce. Su vocación y facilidad por el dibujo fue temprana, iniciándose en las técnicas gráficas en la Escuela de Artes y Oficios y más tarde en la de Bellas Artes de San Fernando de la capital.

Juan Gris en 1922. Fotografía de Man Rey en su estudio de París.


1906, es un año crucial en su vida, puesto que marcha a París y ya no volverá más a España. En esta decisión concurrieron varias razones de índole personal, sociopolítico y profesional: la muerte de su padre; el eludir la incorporación al servicio militar; y el deseo de vivir una vida bohemia y realizar una brillante carrera artística en la ciudad de la vanguardia pictórica.

Juan Gris, Retrato de Picasso, 1912, 93,4 x 74,3 cm., óleo sobre lienzo, Instituto de Arte de Chicago. Picasso fue el artista que más influyó en Gris.


Ese mismo año, nada más llegar, entablará amistad con Pablo Picasso, lo que también será decisivo en su vida.   Picasso, reconocido ya en París como un pintor de talento, por aquel entonces estaba investigando en un nuevo estilo que recibiría el nombre del cubismo, donde militará nuestro pintor hasta su muerte. El pintor malagueño también tendrá mucha importancia porque, gracias a conseguirle su primer estudio en el famoso "Bateau Lavoir" de Montmartré, le introdujo en el ambiente artístico, intelectual y de críticos y marchantes de la ciudad ("la banda de Picasso"). En este círculo hará amistad con los pintores Georges BraqueAmadeo ModiglianiFernand Léger; con los poetas Guillaume ApollinaireMax Jacob Pierre Reverdy; con los crítico de arte como Maurice Raynal y con los marchantes y mecenas como Clovis SagotDaniel-Henry Kahnweiler y Gertrude Stein.

Juan Gris. Retrato de Maurice Raynal, 1912. Óleo sobre lienzo, 55 × 46 cm. Retrato de uno los más ardientes propagandistas del estilo cubista y amigo de Gris. Éste hizo también el retrato de su mujer, Germaine, en un estilo cubista más avanzado


Los primeros años de Gris en París son inestables (1906-1911)En primer lugar, no puede regresar a España porque el ejército le ha declarado prófugo. En segundo lugar, pasa por problemas económicos que le obligan a sobrevivir con ilustraciones satíricas que realiza para revistas y periódicos franceses como "L´Assiette au Beurre", "Le cri de Paris" o "Le Charivari" (en Madrid, Gris ya había comenzado su carrera artística así en "Blanco y Negro" o "Madrid Cómico"). Pero, sobre todo, se ve abrumado por cuestiones sentimentales. Desde 1907 convive con Lucie Belin, una joven modista de la que tendrá un hijo, Georges, en abril de 1909. La convivencia se hace imposible y en 1911 deciden separarse definitivamente, dejando a su hijo al cuidado de sus hermanos en Madrid.

Juan Gris. Sifón y botellas, 1910. Óleo sobre cartón y tela, 57 × 48 cm. Propiedad de Georges González Gris.


La ruptura con su pareja coincide con el cambio profesional de Juan Gris, que poco a poco va dejando la ilustración y empieza a centrarse en la pintura. Es como si decidiera que debe convertirse en un artista serio. Sus primeros cuadros, los de 1910 y primeros meses de 1911, están hechos bajo la inspiración de Cezanne, resaltando en primer plano los volúmenes geométricos de naturalezas muertas (Sifón y botellasLos huevos El libro) y adoptando un punto de vista alto. En ellos, se va viendo cómo cuadro a cuadro va ensayando las nuevas experiencias cubistas que sus amigos Picasso y Braque habían ido aplicando desde 1906: sobre todo, la de cómo se pueden abordar los objetos desde diferentes puntos de vista.

Juan Gris. El libro, 1911. Óleo sobre lienzo, 55 x 46 cm. Centre Georges Pompidou, París, Musée National d’Art Moderne/Centre de Création Industrielle.


La continuidad sinuosa de las líneas de estas pinturas fue pronto sometida a un intento de fractura de la forma y empezó a representar superficies volumétricas como retículas de planos interrelacionados. Sus composiciones de buena parte de 1911 y 1912, se realizan dentro de una cuadrícula diagonal, explícitamente dibujada, de la que se sirve para descomponer cada elemento. Con ella empieza a acercarse al cubismo analítico que era la fase en al que se encontraban sus amigos Picasso y Braque. En la imagen de abajo podemos ver que su cuadrícula opera como un juego de oposiciones de luces y sombras. En su paleta predomina la monocromía de grises y ocres.

Juan Gris. Jarra, botella y copa, 1911. Óleo sobre lienzo, 59.7 x 50.2 cm. MOMA.


Pese a todo nada hay en la pintura de Gris de esta época que manifieste lo que por aquel entonces era fundamental a los ojos de Braque y de Picasso: el diálogo entres sus formas abstractas y las referencias concretas o los signos plásticos que permiten identificarlos y que iban a acabar en las letras pintadas y en las inscripciones estarcidas del Portugués de Braque (imagen de abajo). Gris, aunque en algunos cuadros lo intenta no puede ir tan lejos en el cubismo analítico, su mundo ha de ser geométrico y reconocible. De hecho el retrato que realiza en enero-febrero de 1912 de Pablo Picasso (ver arriba) se puede entender al mismo tiempo como un homenaje a su mentor en estos años de París, pero, a la vez, como una declaración de independencia frente a él y a lo que más está dispuesto en el proceso de desintegración de la figura.

Georges Braque. El portugués, 1911. Óleo sobre lienzo, 117 x 81,5 cm. Kunstmuseum de Basilea.


1912-13. La creación del cubismo sintético.

El año 1912 es crucial en el arte de Gris, de nuevo, por varias razones:
  1. Porque, aunque sigue investigando en los experimentos pictóricos de Braque y Picasso, es capaz de inventar su propio estilo dentro del cubismo. Básicamente, consigue, por un lado, integrar una figura cubista descompuesta en su cuadrícula diagonal en un entorno espacial reconocible, lo que queda plasmado en el gran lienzo El hombre en el café, pintado durante el verano de 1912. Y, por otro, vuelve de nuevo al color y experimenta con el collage hasta alcanzar cotas que no se habían visto ni en la obra de Picasso Naturaleza muerta con silla de rejilla (mayo de 1912), donde por primera vez había introducido el pintor malagueño un trozo de hule en el lienzo, para similar un trozo de rejilla.
  2. Porque es el año en que se da a conocer al público y se puede decir que se incorpora plenamente a la vanguardia parisina. A la exposición en solitario en la galería de Clovis Sagot, le sigue su participación en el Salon des Independents (marzo de 1912) con tres obras y en la Section d’Or de París (10-30 de octubre de 1912), la mayor exposición de pintura cubista hasta la fecha, con trece trabajos. Ese año también participa en la primera exposición de pintores cubistas que se realiza en España en las Galerías Dalmau de Barcelona. El resultado más inmediato será el contrato en exclusividad con el marchante Daniel-Henry Kahnweiler, que le proporcionara la estabilidad económica que hasta entonces no había tenido. Entre los primeros compradores de pinturas de Gris estuvieron Hermann RupfGertrude SteinLéonce RosenbergAlfred Flechtheim y el escultor estadounidense Michael Brenner.
  3. En el plano personal, en 1912 también le llegará la estabilidad sentimental al conocer a la que será su mujer hasta que la muerte les separe, la francesa Fernande Herpin, más conocida como Josette.
Juan Gris. Hombre en un café, 1912. Óleo sobre lienzo, 127.6 x 88.3 cm. Philadelphia Museum of Art. Los fragmentos de palabras, característica cubista que vimos en el Portugués de Braque, también aparecen en este cuadro, probablemente como homenaje a Picasso (PIC) y Apollinaire (AP). Son las últimas referencias del discípulo al maestro y el momento de volar por su cuenta. A partir de ese verano Gris tiende estrechos lazos con la segunda oleada de pintores cubistas (Metzinger, Gleizas, Herbin, Lhote y los hermanos Duchamp que se reúnen en la casa de estos últimos en el suburbio parisino de Puteaux).


A la estructura lineal a modo de trama organizativa en diagonal Gris añade el collage. Ésto es lo que verdaderamente conmociona de su nuevo estilo a la sociedad artística parisina. La audacia de Gris radica en usar materiales nuevos en combinación con el óleo en dos de sus cuadros, El lavabo y El relojEn El lavabo introduce trozos de espejo reales que no sólo representaban en sí este objeto de tocador, sino que también reflejaban el rostro de cada espectador que se pusiera delante de élEsta fue una innovación que iba más allá que la de Picasso, la incorporación de la realidad, que también implicaba la participación del espectador en la realización de la imagen. Además, anticipará el siguiente desafío a la autoridad artística de Marcel Duchamcon sus "readymades".

Juan Gris. El lavabo, 1912. Óleo y espejos pegados sobre tela, 1,30 X 0,89 m. Colección particular, Paris.


En El reloj, introduce por primera vez un motivo literario impreso como un elemento de collage. En concreto, el texto (no se ve bien en las imágenes porque hay que acercarse mucho) son dos fragmentos de poemas de Apollinaire que hacen referencia al amor perdido y al paso del tiempo. Gris recupera la tradición simbolista de las naturalezas muertas hechas desde el barroco en donde los objetos tienen su mensaje. El reloj de bolsillo que da nombre al cuadro, señala las once, una hora avanzada y contribuye a remarcar aún más el tono melancólico de las ideas expresadas por el poema. La etiqueta de la botella de jerez y las borlas del cortinaje, junto con los números del reloj, son detalles realistas que obligan al espectador a hacer una «síntesis visual-intelectual», es decir, a dotar de forma lógica al conjunto en su cerebro. Por otro lado, en este cuadro podemos comprobar que Gris empieza a tomarle gusto al color alejándose de los ocres y grises de otros cuadros anteriores.

Juan Gris. El reloj, 1912. Óleo y collage sobre lienzo, 65 × 92 cm. Colección privada.


1913-14. El cubismo sintético. El collage vertical y en abanico.

A lo largo de 1913 y 1914 Gris ensaya nuevas fórmulas para profundizar en su "cubismo sintético".
  1. 1. La armadura lineal cambiará. En lugar de una cuadrícula diagonal, serán las franjas verticales las que estructurarán la composición y deformarán los objetos en 1913. Aún así, éstos serán siempre reconocibles. A partir de 1914, en cambio, prefiere abrir la descomposición desde el centro a modo de abanico.
  2. 2. La nueva disposición tiene la ventaja de impedir cualquier tipo de atmósfera real donde proyectar luces y sombras o crear perspectivas. Con este sistema se rompe totalmente con la composición centralizada. Las columnas eliminan y sugieren, paradójicamente a la vez, una extensión infinita tanto vertical como horizontalmente. La imagen trata tanto de los objetos dispuestos en las columnas como de los que están fuera de ellas.
  3. 3. Por otro lado, en sus cuadros combina grandes formas geométricas planas de color (azules, amarillos, verdes o blancos) con todo tipo de ilusionismos o trampantojos pictóricos (imitación de materiales básicamente), recortes de papel de collage (periódicos, libros, sellos, logotipos de marcas, naipes, grabados) y dibujos más o menos realistas.
  4. 4. El color cobra gran protagonismo.
En la Guitarra podemos observar una típica composición de este año 1913. La guitarra que da nombre al cuadro aparece despiezada verticalmente, mezclando fragmentos realistas del clavijero, el mástil y las cuerdas con siluetas de sí misma y rectángulos o triángulos planos de colores puros. Los detalles más realistas son las vetas pintadas que simulan mármol y los papeles pegados que imitan la madera del instrumento (a veces también la imita con óleo), y, por supuesto, el toque más realista, el grabado en papel de una pintura barroca de un cuadro posiblemente colgado en la pared. Gris en una nota que envió a Kahnweiler desvela el porqué de la ilustración y nos descubre, de nuevo una subversiva propuesta: literalmente le dice que el comprador debe sentirse libre para reemplazar esta grabado con cualquier otro de su preferencia.

Juan Gris. Guitarra, 1913. Óleo, collage y carboncillo sobre lienzo, 61 × 50 cm. Musée National d´Art Moderne, Centre Georges Pompidou, París.


También juega, a veces, con la composición descolocada para parodiarse a si mismo. En Vasos, periódico y botella de vino, se puede leer en la cabecera del periódico un fragmento donde se lee "Serv-", lo que alude a los vasos y botellas que hay a su lado, poniéndonos en guardia sobre las estratagemas simbólicas que utilizan los pintores, como hizo él en el RelojEn este cuadro, además podemos apreciar como Gris simplifica enormemente sus objetos, los "sintetiza", llegando a convertirlos casi en signos que agrupa con cierta ambigüedad: un círculo es la abertura de una copa o el culo de una botella o el fondo de un platillo. La silueta generada de uno de estos objetos basta para identificarlo con el conjunto. Lo mismo ocurre con la tipografía: bastará que aparezca para aludir a un periódico o a un telegrama o a una etiqueta de marca.

Juan Gris. Vasos, periódico y botella de vino, febrero de 1913. Collage, gouache, lápiz y carboncillo sobre papel, 45 × 29,5 cm. Colección Telefónica de España. Uno de los primeros ejemplos en los que se introduce la página de un periódico, en este caso de La Matine.


El color irrumpe con fuerza en muchos de los cuadros de 1913, desmontando la falacia de que los cuadros de Gris son monócromos. Es más, durante los años venideros, salvo la época "clasicista" del 1916 a 1920, su obra está llena de color y la influencia del fauvismo de Matisse se deja ver con fuerza. La búsqueda del color es sobre todo impresionante en aquellos cuadros que realiza durante el verano/otoño en Céret, un pequeño pueblo de los pirineos franceses. Era su primera salida importante de París desde que llegó en 1906. Tanto los bodegones como los paisajes que realiza allí constituyen una muestra de un colorismo y una integración compositiva sumamente originales, sin precedentes en los cuadros cubistas de Braque y PicassoGris pintó estos ardientes y vivos colores en sus lienzos, tal vez por el amor apasionado que sentía por su nueva mujer, Josette.

Juan Gris. Violín y guitarra, 1913 (Septiembre en Céret). Óleo sobre lienzo, 100.3 × 65.4 cm. Colección privada. Este cuadro es uno de los trece que Gris realizó en sus tres meses (mediados de agosto a mediados de noviembre) en Cerét. Según la carta que remite a su marchante Kahnweiler es del que estaba más satisfecho y por lo que sabemos por la respuesta de este último uno de los pocos que alabó un Picasso celoso del éxito de su discípulo. Recientemente, en 2010, salió a subasta en Christie´s vendiéndose por 28.624.500 dólares, todo un récord para un Gris.


En los paisajes se ve mejor que en los bodegones que Gris empieza a soslayar la estructura compositiva de franjas y vuelve al método de la superposición de planos diferenciados, acentuando la distinción cromática de las partes en relación y optando por dar transparencia a las intersecciones. De ello resulta un efecto de armoniosa suavidad y de integración lúdica en un espacio no unitario que las transiciones dominan. El esquema de colores se complica y enriquece con ricos y complementarios colores azules, púrpuras, naranjas, amarillos y verdes, relacionados en una asombrosa armonía.

Juan Gris. Paisaje con casas en Céret, 1913. Óleo sobre lienzo, 100 × 65 cm. Fundación Frax.


Todavía a su vuelta de Céret y durante todo el año 1914 y comienzos del 15 seguirá insistiendo con la técnica del collage y el color intenso. Unas veces utiliza fondos azules planos para contrastar elegantemente con los ocres, blancos y grises de sus objetos inanimados de las mesas de desayuno o las que contienen objetos como tableros de ajedrez. Otras veces el fondo se vuelve marrón y el contraste se realiza a la inversa. El papel pintado de las paredes o los que confieren textura de madera a veces son reales y otras son simulados. Con los periódicos (Le Journal, Le Matin, Le Figaro...), las hojas de libros y las etiquetas de marcas de bebidas ocurre lo mismo. Gris proporciona los objetos representados con una cierta monumentalidad. Voy a destacar algunos de los bodegones de esta época que me parecen especialmente bellos o significativos.

Juan Gris. Desayuno, 1914. Gouache, óleo y ceras sobre papel y lienzo, 80.9 x 59.7 cm. Museum of Modern Art. New York.


Juan Gris, La botella de anís, 1914 (junio). Óleo, collage y grafito sobre lienzo, 41,8 x 24 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Gris no se resiste a hacer un homenaje a su tierra en este cuadro en la que representa la popular y española botella de anís del mono. ¿Añora la tierra a la que no puede volver?


Juan Gris. El libro, 1914-15. Óleo sobre lienzo, 73 × 60 cm. Colección privada.


Juan Gris durante la Primera Guerra Mundial y la posguerra (1915-1920).

La Primera Guerra Mundial trastocó muchas cosas. Gris, como Picasso, era extranjero en un país en guerra, por lo que no podía ser movilizados como sus amigos franceses (ApollinaireLéger, o Braque). Conocemos por sus cartas que, al mismo tiempo que se sentía amedrentado por el conflicto, también estaba preocupado porque pudiera ser considerado agente enemigo. Nuestro pintor, además, no podía regresar a España donde hubiera entrado en prisión por prófugo. A eso hay que añadir que su marchante, Kahnweiler, era alemán y por ello no podía continuar con su negocio. La consecuencia para Gris es que dejará de percibir ingresos e incluso que perderá parte de los cuadros que se comercializaban en la galería. Vuelven las penurias económicas hasta que en abril de 1915 rescinde su contrato con su amigo por mutuo acuerdo y consigue un nuevo marchante francés, Leonce Rosenberg. Durante la guerra el ambiente en París se hace cada vez más irrespirable porque cada vez que sale a la calle es víctima de acusaciones nacionalistas o malas miradas. Por todo ello, decidirá alejarse con su mujer siempre que pueda a otros lugares de Francia. En verano-otoño de 1914, se retirará a Collioure, justo al lado de la frontera con España. Y en temporadas posteriores se refugiará de los bombardeos que sufría París en Beaulieu près Loches, una pequeña localidad de la Turena de la que procedía Josette, su compañera.

Juan Gris. Bodegón con persiana, 1914. Collage, 92 × 72,5 cm. Tate Gallery, Londres. Este cuadro puede ser uno de los que mejor expliquen lo que siente el artista en ese momento. La jarra sobre un periódico, extrañamente Le Socialiste, y la persiana echada impidiendo que la luz del exterior entre, nos trasmiten la sensación de que el artista se oculta en su casa y se aísla.


Desde el punto de vista artístico su estilo evolucionará rápidamente o, mejor dicho, dará bandazos, posiblemente, fruto de la sensación de inseguridad que sufre en estos años. Decidirá acabar con el collage (los últimos son de los primeros meses de 1915) y se centrará en el color (1915), para pasar por el punteado (1916) y por una sobriedad compositiva y de color desde 1916.

Juan Gris.  Naturaleza muerta frente a ventana abierta, Place Ravignan, 1915. Óleo sobre lienzo, 116 x 89 cm. Philadelphia Museum of Art. La oscuridad de la noche se vuelve extraordinariamente luminosa por los rayos de la luna que transforman la plaza y los objetos que hay sobre la mesa de la habitación. Este es, a mi juicio, uno de los cuadros más complejos y misteriosos de la obra de Gris.


En su estancia en Colliure coincide con Matisse. De sus charlas surgirá una amistad y una influencia recíproca que durará a lo largo de 1915. En el caso de Gris, la obra de Matisse le servirá para afirmarse en el uso del color intenso y en la elección del tema de bodegón con ventana abierta. Uno de los cuadros en los que se muestra primero esta influencia es en Naturaleza muerta frente a ventana abierta, Place Ravignan. El tema, aunque no fuera invención del propio Matisse, era un motivo muy propio de éste. También es muy interesante El tiesto de geranios de julio de 1915. Aquí la ventana se abre hacia un cielo diurno que deja entrar la luz del sol y las formas de las nubes. Los planos semitrasparentes se apilan e inclinan unos encima de otros. Junto con los iconos reconocibles de su estilo, como son la cabecera de periódico (esta vez pintado al óleo, ya no volverá a hacer collage) o las copas, se introducen planos con un nuevo patrón neopuntillista que ensayará durante este y el siguiente año. El rasgo más realista son las hojas y los sarmientos de la planta.

Juan Gris. Bodegón con geranios, 1915. Óleo sobre lienzo, 81 × 60 cm.


Al llegar 1916 el estilo de Gris comienza a fluctuar entre la insolencia y la sobriedad en el uso del color. Otro rasgo que hace reconocible las obras de este año es el protagonismo que tiene el moteado puntillista que vimos inició en al año anterior, junto con la mayor simplicidad de las composiciones al reducir el número de los objetos representados. La guerra hacía difícil la obtención de lienzos, por lo que una buena cantidad de sus obras de estos años, serán pintadas sobre tabla o contrachapado.

Juan Gris. Frutero sobre un mantel, 1916. Óleo sobre lienzo, 50 × 61 cm. Moderna Museet, Estocolmo.


El año 1916 es también el del inicio por parte de Juan Gris, como más tarde lo sería para Picasso, de una concienzuda revisión de la obra de algunos maestros del pasado, fundamentalmente Paul CézanneCorot Velázquez. Es lo que habitualmente se conoce como una vuelta al "clasicismo", donde Gris encuentra placer de nuevo en hacer dibujos realistas y retratos. Realiza hasta tres retratos femeninos inspirados en Corot, de los que destaca la  Mujer con mandolina, según Coroty el Retrato de Madame Josette Gris. Todos vienen a ser el mismo modelo, su mujer. El ascetismo cromático con que realiza estas figuras es extremo, empleando tan solo el negro, el gris y unos toques de marrón, rosa pálido y ocre claro. La cabeza y el cuerpo están realizados mediante una serie de planos superpuestos diferentemente coloreados. La imagen femenina es la simplificada culminación del cubismo sintético.

Juan Gris. Retrato de Josette, 1916, 116 x 73 cm., óleo sobre lienzo, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía , Madrid.


El estudio de la figura femenina lleva a Juan Gris querer realizar lo mismo con la masculina. Como Picasso, escoge a arlequines y pierrots como motivos iconográficos. Estas figuras alteran sustancialmente las pautas temáticas anteriores por su carácter un tanto melancólicos e incluso trágicos, pero son claramente un trasunto de su propia persona, y ya no los abandonará hasta 1925.

Juan Gris. Arlequín con guitarra, 1917. Óleo sobre tabla, 101 × 65.1 cm. Metropolitan Museum of Art, Nueva York.


En sus bodegones, su tema de siempre, se evidencia que poco a poco las composiciones se van haciendo más simples, despojándoles de todo lo anecdótico. Destacan, sobre todo, los de los realizados entre 1918 y 1920. Son cuadros pequeños, a menudo verticales, construidos a base de retazos coloreados cada vez más planos, con líneas más rígidas y ángulos más duros. Pese al tamaño de los lienzos, los objetos adquieren una dimensión monumental. Esto también es considerado como una vuelta al orden o a lo clásico, a acabar con las experimentaciones de las vanguardias previas a la guerra. Desde mi punto de vista, su estilo se hace elegante, pero totalmente predecible.

Juan Gris. Botella de vino, 1918 (julio). Óleo sobre lienzo, 55 x 38 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.


Una de las principales características de este nuevo estilo de Gris era el uso de las "rimas" formales, en los que una sola línea delimitaba diferentes objetos interactuando entre sí. En el cuadro de abajo podemos ver, por ejemplo, como el respaldo de la silla se funde con la boca de la jarra, mientras que el contorno curvo de ésta se convierte en la concavidad de la copa, Y más abajo, el borde ondulante de la hoja de papel continúa la forma de la fruta.

Juan Gris. La Broc, septiembre de 1920. Óleo sobre lienzo 46 x 33 cm.


Desde 1920 hasta su muerte en 1927.

Con el fin de la guerra todo va volviendo paulatinamente a la normalidad. Juan Gris vuelve a hacer exposiciones y contacta con sus amigos, entre ellos Kahnweilersu antiguo marchante, y Gertrude Stein. Su opinión es requerida por algunas revistas de arte importantes, que le consideran sin duda el tercer maestro del cubismo.Aunque realmente hasta 1924 Juan Gris no entró dentro del núcleo de los grandes artistas, fecha en que la Universidad de la Sorbona le invita a pronunciar una conferencia, "Des possibilités de la peinture", donde resume su pensamiento estético. A partir de ese momento su nombre comienza a ser conocido en Europa.

Pero todo tropieza ante la enfermedad. El pintor es ingresado en el Hospital Tenon en mayo de 1920 para el tratamiento de una pleuresía. Esta enfermedad pulmonar será la que con el tiempo le llevará a la muerte. En octubre de 1922 sufre una intervención y a lo largo de los siguientes años tendrá peligrosas recaídas por bronquitis y crisis asmáticas. Otras consecuencias que trae su enfermedad es que debe limitar su tiempo de trabajo a unas horas al día y que debe pasar más tiempo en zonas de clima más cálido y soleado que el de París. De ahí que Gris se traslade a vivir y a trabajar por largas temporadas a la Costa Azul o a Céret o cambie su residencia a Boulogne-sur-Seine.

Juan Gris. Arlequín sentado, 1923. Óleo sobre lienzo, 73 × 92 cm. Carey Walker Foundation, New York.


A la par que se deteriora su salud física, es evidente que su arte también sufre un declive. Desde el punto de vista pictórico parece que su obra se estanca, a la vez que se abren para él nuevos horizontes en el diseño de decorados y de figurines teatrales y de ballet o en la ilustración de libros de poetas amigos.

El estilo de estos años pasa por una fase en la que pinta pierrots de aspecto muy distinto a lo hecho hasta entonces. Formas blandas, de colores ácidos, que son de lo peor de su producción. El pierrot simboliza la pureza y la sensibilidad. Gris se inspira, salvando las distancias, en las composiciones de madonnas del divino Rafael o en las poses ingenuas de los pierrots de Watteau. Asumiendo la personalidad y el ánimo de Gris, esos personajes tienden a tener expresiones de total resignación y vulnerabilidad, y a mirar embarazosamente al espectador.

Juan Gris. Pierrot con guitarra, 1925. Óleo sobre lienzo, 129 x 88 cm. Colección privada.


El manierismo colorista también se refleja en sus bodegones, a los que vuelve desde 1921 repetidamente el tema de la ventana abierta a un paisaje. En el que posee la Fundación Telefónica aparecen unas colinas de fondo que concuerdan rítmicamente con los apliques de la barandilla o las formas sobre la mesa. El intenso violeta de las cortinas, así como los verdes saturados, recuerdan la obra de algunos de los pintores italianos del siglo XVI que Gris decía admirar, como Pontormo, y pueden indicar el deseo del pintor de explorar territorios distintos de los acostumbrados. De hecho, esta gama de color se haría habitual en sus últimos años, mucho más proclives a la introspección lírica.

Juan Gris. Ventana abierta con colinas, 1923. Óleo sobre lienzo, 73 × 92 cm. Colección Telefónica España.


Su dolencia pulmonar se agrava a partir de 1925. Pictóricamente vuelve al retrato femenino con ventana al fondo. de hecho su último cuadro fue Mujer con cesta, 1927. En él Gris dio a la ventana una forma oval. Si la ventana simboliza la visión y la vida del pintor, el oscurecimiento de la abertura supone una consumación sombría. ¿Representa la figura a la musa del pintor trayéndole un tema para pintar, o es un ángel de la muerte que lleva su trofeo de inmortalidad?
Después de unos meses en los que se asfixiaba por el asma, y con un diagnóstico clínico de uremia, fallece el 11 de mayo de 1927, en Boulogne-sur-Seine, cerca de París, junto a Josette, que no se había separado de su lado. Dos días después es enterrado, presidiendo el duelo su hijo GeorgesPicassoKahnweiler y el escultor Lipchitz.

Juan Gris, La Mujer del Cesto, 1927, 92 x 73 cm., óleo sobre lienzo, Colección privada.

10 comentarios:

  1. Son muy buenos datos sobre la historia del arte.

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  2. Excelente presentación. Completa y didáctica-

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  3. Exelente publicación, aunque sería bueno colocar algunas fuentes si es que las hay, :)

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    1. Gracias, Rudy-B. Por su puesto que hay fuentes pero este artículo no pretende ser un artículo académico, sino de divulgación didáctica, por lo que hay muchas fuentes y mucha reinterpretación personal de las mismas.

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  4. MUY COMLETO PERO A LA VEZ RESALTA EL VALOR AGREGADO DE LA INTIMIDAD DE UN ARTISTA COMO GRIS, COMO SE VE INFLUENCIADO POR LO VIVIDO ,POR SU SALUD Y COMO CADA COSA TRASTOCA Y SE REFLEJA COMO ESPEJO EN EL LIENZO Y EN LA MANERA COMO EL ESPECTADOR SE ACERCA MAS QUE AL CUADRO ,AL CONTENIDO , AL SUBTEXTO ENTRE PINCELADAS

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  5. María de la Paz Ayuso2 de octubre de 2019, 23:15

    INCREIBLE, SUPER RECONTRA UTIL. GRACIAS

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  6. Genial el artículo!! Enhorabuena!

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