En este artículo vamos a fijarnos en dos momentos especialmente importantes: el de los orígenes en época micénica y en el de la época clásica.
La pintura en la época micénica.
El fresco era ya conocido en la época micénica. Los megarones, siguiendo la tradición minoica de decoración de las salas importantes, fueron decorados con esta técnica.
Reconstrucción del megarón de la acrópolis de Pilos
Temáticamente el repertorio era parecido al minoico: procesiones oferentes, juegos de toros, frisos de animales, platas, flores y motivos abstractos. En Pilos, había grifos o esfinges afrontadas a cada lado del trono real como en Cnosos, dobladas cada una con un león. Más lejos, un tocador de lira estaba sentado encima de una roca, mientras ante él un gran pájaro blanco remonta el vuelo. En otras cámaras había escenas de cacería. De Pilos nos ha llegado la escena más interesante que refleja a unos guerreros micénicos luchando con bárbaros vestidos con pieles.
Guerreros micénicos derrotan a bárbaros. Pilos 1200 a. C.
En Tirinto, son mujeres procesionales ataviadas como las minoicas y cacerías de jabalíes. En Micenas, el megarón estaba decorado con escenas de batallas, esta temática resulta novedosa con respecto al gusto cretense. También son novedad los desfiles de carros y ciertos motivos geométricos.
Dama de Micenas. S. XIII
Desde el punto de vista artístico también se aprecia la herencia minoica. Los colores eran pocos, intensos y contrastados: azul, rojo, blanco, amarillo y negro. Marcaban mucho el perfil de las figuras. Los fondos son colores planos o bandas de colores para realzar las figuras. La figura humana repite el estereotipo minoico con la típica cintura de avispa.
La pintura en Grecia arcaica.
El fresco siguió siendo practicado asiduamente en tiempos posteriores, pero se añadió un nuevo soporte, la pintura sobre paneles de madera. Aristóteles hace remontar este tipo de pintura a Pirro, un pariente de Dédalo. No obstante, el primer pintor no mítico es Cimón de Cleones (finales del siglo VI?) del que sabemos que introdujo innovaciones en el dibujo. En la misma época florecía la pintura de vasos de figuras rojas.
La pintura en el siglo V a. C.
Polignoto de Tasos es en el segundo cuarto del siglo V el pintor que hizo olvidar a todos sus predecesores y revolucionó la pintura griega. Aunque no tenemos ni una de las obras que pintó, fue uno de los artistas que más influyó en crear el espíritu clásico. Los contemporáneos admiraban: su sentido de la composición panorámica y de la narración de los hechos concatenados; el desarrollo de una incipiente perspectiva; y, sobre todo, el profundo sentimiento que expresaban sus personajes, fruto de un conocimiento de la anatomía y de la mímica.
Conocemos algunas de sus obras a través de las descripciones de sus admiradores como el geógrafo Pausanias. La tabla más famosa fue la Batalla de Maratón expuesta en la Stoa Poikile (pórtico pintado) del ágora de Atenas. También pintó el saqueo de Troya, colgada durante años en una de las pinacotecas de los propileos de la Acrópolis. Aún le hicieron más célebre los frescos de la Lesque de los cnidios en Delfos (sala de reuniones y banquetes levantada en torno al 450 a. C) entre cuyos temas estaba el descenso de Odiseo al Hades en busca de Tiresias para que le dijera cómo volver a su patria.
Odiseo y Tiresias en una crátera.
Podemos hacernos una idea muy lejana de cómo fue su pintura a través de la influencia que dejó en la pintura sobre cerámica de ciertos pintores, entre los que destaca el conocido como pintor de Nióbides al que aportó: la complejidad en las escenas; la ubicación del paisaje; los escorzos; y la representación de rostros que expresaban estados de ánimo.
Otros pintores contemporáneos de Polignoto de Tasos, fueron Mikón, Panainos, Agatarco de Samos y Onasias. A finales de siglo, Parasios y Timantes llegaron a alcanzar efectos psicológicos tan refinados que el divorcio entre la gran pintura y la pintura de vasos, ya sensible desde Polignoto, fue desde ese momento definitiva.
El siglo IV a. C. es la Edad de Oro de la pintura griega.
Los escritores de la época reflejan su admiración por una serie de pintores excepcionales como:
Apolodoro, el Skiagrafo (o pintor de sombras), viene a revelar los valores de la sombra para crear los volúmenes, también codificó por primera vez la perspectiva.
Zeuxis, a finales del siglo V y comienzos del IV, saca de ello todas las consecuencias para el naturalismo del modelado.
Arístides de Tebas se aplica a representar multitudes en acción. Su discípulo Eufranor, en la primera mitad del siglo, se impone por sus cuadros de batallas.
Pánfilo escribe obras teóricas y forma discípulos en su taller de Siccione, del que saldrá Pausias, virtuosos de los efectos difíciles de la transparencia y del escorzo.
Apeles, el más grande de todos los pintores griegos a juicio de muchos, también salió del taller de Pánfilo. Filipo de Macedonia y su hijo Alejandro le eligieron para perpetuar su imagen. Sus obras fueron descritas tan minuciosamente por Luciano de Samósata y por Plinio el Viejo que podemos conocer su estilo y técnica, así como, por su puesto, su temática. De hecho, pintores renacentistas como Botticelli o Mantegna tuvieron como referencia estas descripciones literarias para pintar siglos después la Alegoría de la calumnia.
Alegoría de la calumnia de Botticelli, sobre cuadro de Apeles. 1495.
De otra de sus obras nos quede una copia mediocre en fresco que representa a la Afrodita Anadiomene (saliendo del mar) en Pompeya. La original era en tabla y la compró Augusto para el templo de César en Roma. De su estilo se exaltó, sobre todo, la excelente composición y los magníficos efectos de claroscuros.
Fresco pompeyano. Afrodita saliendo de las aguas.
pero no dice los nombres de los pintores..
ResponderEliminarLee el artículo, porque si algo se citan es un montón de pintores a partir de la etapa clásica.
EliminarSaludos