jueves, 9 de octubre de 2014

LA ARQUITECTURA LOMBARDA DEL SIGLO XI EN LOS CONDADOS CATALANES.

En el primer cuarto del siglo XI penetra en el Rosellón y Cataluña, la antigua Marca Hispánica, un estilo de hacer arquitectura proveniente de Lombardía, que convivirá durante los dos primeros tercios del siglo con una forma más autóctona basada en la tradición prerromana carolingia, como ya vimos con la iglesia del monasterio de Sant Pere de Rodes, a la que terminará suplantando. En esto se sigue la moda de Europa. En menos de veinticinco años, los constructores trashumantes pueblan las tierras catalanas de iglesias y monasterios a la manera lombarda. La rápida difusión de este estilo se debió a la implicación en la repoblación y en las fundaciones de los condes y obispos catalanes, así como a la implantación de las comunidades benedictinas provenientes de Cluny.

Santa Maria de las Rosas, 1022. Gerona. Ábside con bandas y arquillos lombardos.

Las características arquitectónicas de estos edificios son las siguientes:
  1. Se construyen con sillarejo, piedra labrada de tamaño pequeño.
  2. Suelen ser de planta basilical de una o tres naves, con a veces crucero. Lo que nunca falta es el elegante ábside redondeado en la cabecera de la nave central y si la iglesia es de tres naves unos absidiolos.
  3. Se cubren con bóvedas de cañón con o sin arcos fajones o perpiaños.
  4. La ornamentación es pobre y basada en elementos arquitectónicos geometrizados como arquillos y bandas lombardas y arquerías ciegas.
  5. Destaca sus sobresalientes campanarios únicos o campanille, a menudo exentos de la iglesia.
Las ruinas reconstruidas de la iglesia del monasterio de Santa Maria de las Rosas, 1022. Ábside desde el interior.

Uno de los templos más antiguos, de 1022, es la iglesia del monasterio de Santa María de las Rosas del que se conservan interesantes ruinas que ya reflejan las características antes vistas.

Cabecera de la iglesia de Santa María de Ripoll. Mediados del siglo XI.

Pero el gran impulso que adquirió pronto la arquitectura lombarda se debe a la influencia del abad Oliba. En 1032 consagró las obras de ampliación de la iglesia del monasterio de Santa María de Ripoll, levantada años antes en un estilo autóctono por su padre el conde de Besalú, Oliba Cabreta. El antiguo edificio ya resultaba monumetal con cinco naves basilicales,  a éstas el abad añadió una gran torre en la fachada, que debía tener otra gemela, y un largo crucero abovedado con siete ábsides. La reconstrucción realizada en 1830 redujo las naves de la iglesia de cinco a tres deformando el esquema inicial. El mismo Oliba consagró muchas iglesias y reformó también la de San Miguel de Cuixá (Rosellón) y las catedrales de Vic y de Gerona. De estas últimas sólo se conservan en el caso de la primera sólo la cripta y el campanario de lo levantado a mediados del siglo XI.

Catedral de Vic, campanario. Mediados del siglo XI.

La obra maestra y paradigmática del estilo es hoy la iglesia de San Vicente del castillo de Cardona, empezada en 1020 y consagrada hacia el 1040. Se trata de una iglesia de planta basilical de tres naves con un crucero muy poco sobresaliente y tres ábsides semicirculares. El ábside  está sobre elevado del nivel del resto de la nave por situarse bajo él  una cripta. Una bóveda de cañón, soportada por arcos fajones, cubre la nave central. Los arcos fajones derivan el peso de la bóveda de piedra a los contrafuertes exteriores y a las pilastras que llegan hasta el suelo. Los pilares son cruciformes pero sin tener columnas adosadas. Las naves laterales se cubren con bóvedas de arista. Conmueve su sobriedad decorativa del interior, su simplicidad de líneas y la altura conseguida, nada menos que 19 metros. El exterior presenta los ya consabidos arquillos y bandas lombardas.

Nave central de San Vidente de Cardona, Barcelona. Interior. 1020-1040.

En los altos valles del Pirineo y  de Andorra se levantan curiosas iglesias rurales de estilo lombardo incluso en el siglo XII. Son muy arcaizantes por sus plantas basilicales, tener cubiertas adinteladas de madera y pilares cilíndricos como soportes separadores de las naves. San Clemente y Santa María de Tahull en Lérida son ejemplos perfectos de este tipo de arquitectura. También lo son de decoración pictórica en sus ábsides.

San Clemente de Tahull, Lérida. Comienzos del siglo XII. Exterior e interior.

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