viernes, 3 de octubre de 2014

URBANISMO GRIEGO. DE LA POLIS ARCAICA A LA POLIS HELENÍSTICA. ATENAS, EL PIREO Y MILETO.

Desde la época arcaica la civilización griega fue ante todo urbana. La ciudad era la capital de un Estado y por ello debía abrigar los principales servicios y espacios que son la razón de ser del mismo. Se encontraban en ella:
  • Los santuarios para los cultos públicos: los templos, altares y edificios relacionados con las festividades de la deidad como teatros o estadios.
  • Las fortificaciones que aseguran la defensa de los ciudadanos contra los ataques del exterior, ya sea como acrópolis dispuesta como reducto defensivo  o como recinto fortificado rodeando la ciudad entera, o como las dos cosas a la vez.
  • Una gran plaza o ágora, que sirve de mercado para las transacciones comerciales y de lugar de reunión de las asambleas políticas.
  • Las fuentes para el suministro de agua.
  • Las construcciones especiales destinadas a los diversos órganos administrativos y judiciales.
En la siguiente presentación puedes ver reconstrucciones de la ciudad de Atenas, la más representativa de las polis griegas.


La ciudad proveniente de la etapa arcaica. La ciudad de Atenas.

Resulta paradójico que la civilización más racional y urbana viviera en una red de calles irregulares y estrechas. De hecho, antes del siglo V a. C. no existe la planificación urbanística de conjunto. Las calles y las viviendas surgían desordenadamente siguiendo los antiguos caminos y  adaptándose a la topografía del terreno. El ejemplo mejor de ello es la propia ciudad de Atenas que podemos ver en los dibujos que la recrean abajo. La ciudad sólo tenía en la etapa clásica como referencia el ágora como lugar central de encuentro y las elevaciones más importantes (AcrópolisAreópago y Pnix) destinadas a ser puntos visuales y espacios comunales de representación ciudadana.

La ciudad de Atenas. Sus espacios de referencia básicos en el siglo V a. C.

El ágora como plaza y como parte de la vía sacra de las Panateneas que lleva a la Acrópolis.

La ubicación topográfica de las primitivas ciudades, resguardadas por las alturas, no favoreció la adopción de un plano lógico. Incluso aquellas que tuvieron un desarrollo inicial en altura y uno posterior racional por el llano, como vimos en Pérgamo, tuvieron muchas dificultades para establecer la unión entre la ciudad alta y la ciudad baja.

La acrópolis de Pérgamo desde la vía que lleva al santuario de Asclepio. El desnivel es impresionante.

Por otro lado, muy pocas ciudades de la Grecia propia estaban directamente establecidas junto al mar: ni Atenas, ni Esparta, ni Argos, ni Tebas, ni incluso Corinto eran puertos. Esta infraestructura vital para la economía y la subsistencia estaba separada prudentemente unos kilómetros de la polis. Preocupaba mucho el recuerdo de los asaltos piratas de la Edad Oscura (1100-750 a. C.). La ventaja inicial de la seguridad de localizar la polis en el interior, se tornó en desventaja cuando hubo una cierta estabilidad y progreso en la Hélade. La deslocalización del puerto suponía un incremento del precio de los productos por el transporte terrestre y una incomodidad, por no hablar de la necesidad de proteger también el puerto y su vía de conexión con unas defensas adecuadas.  Significativo es el caso de El Pireo, el puerto de Atenas, localizado a apenas ocho kilómetros y que hubo de ser fortificado y conectado con la ciudad con una doble muralla (Muros Largos, 461-56 a. C.) que protegía la vía de comunicación. Los costes de construcción y de mantenimiento de tal infraestructura fueron inmensos y tampoco ofreció tanta seguridad como se pensaba, convirtiéndose en un punto débil de las defensas de Atenas.

El Pireo con sus tres puertos comerciales y militares (Muniquia, Cea, Cántaro), Falero (antiguo puerto de Atenas hasta el siglo VI a. C.), los Muros Largos y la ciudad de Atenas con la masa de la acrópolis casi en el centro.

Por tal motivo, la mayor parte de las ciudades coloniales o de nueva creación serían situadas en la costa y con uno o varios puertos. Véase Mileto en el siguiente apartado o el caso de Alejandría en la foto inferior.

La ciudad de Alejandría.

La ciudad ordenada. La nueva Mileto.

Solamente después de las Guerras Médicas y tomando como ejemplo lo que hizo Hipodamos para la reconstrucción de Mileto (destruida por los persas en el año 494) se vieron aparecer las primeras preocupaciones de urbanismo y el empleo del plan ortogonal. De todas maneras, esas innovaciones no afectaron más que a las ciudades nuevas y no modificaron la fisonomía de las antiguas.

Siguiendo con el ejemplo de la ciudad de Atenas, pese a las destrucciones que ocasionaron los persas, los atenienses no aprovecharon la ocasión para hacer una ciudad ordenada junto a la nueva acrópolis. Sólo los nuevos barrios portuarios de El Pireo (450 a. c.) se estructuraron planificadamente.

El Pireo y su plano ortogonal.

Hipodamos sentó las bases del urbanismo en la ciudad de Mileto. Diseñó un plano regular u ortogonal que tendrá mucho éxito por todo Grecia y luego en Roma. Lo primero que hizo fue buscar un nuevo emplazamiento para la ciudad. Abandonó la antigua ubicación a unos kilómetros de la costa y planificó la nueva sobre una península alargada. Creó tres barrios principales de viviendas trazando una retícula de calles y manzanas cuadradas o rectangulares que variaban de tamaño en función del terreno disponible o del destino que se les asignaba. Estas zonas residenciales estaban separadas por las profundas bahías donde creó dos puertos y una zona baja que dedicó a los edificios públicos y al ágora principal (llamada del Sur).

Plano de la ciudad de Mileto.

El puerto más abierto, el comercial, estaba enmarcado por el teatro apoyado en las pendientes de la colina y por el santuario de Atenea y el estadio al sur. El otro puerto, el militar, tenía como patrón  a Apolo Délfico al que se le rendía culto en un santuario cercano. La bahía se completaba con dársenas y almacenes.

Puerto militar o de los leones de la ciudad de Mileto. Al fondo el propileos monumental de entrada al ágora hecho en época romana (120 d. C.). 

Justo en la confluencia de todas las zonas el gran ágora del sur, que articulaba  toda la vida ciudadana.  Esta plaza, adornada con fuentes y estatuas, era el núcleo de la vida comercial, de los negocios y de la administración pública. A su alrededor se fueron levantando durante la etapa helenística y romana algunos edificios como el Bouleuterion (175 a. C:), de graderío semicircular a imitación del nuevo de Atenas, destinado al consejo de los quinientos; el Pritaneo, lugar de reunión de los magistrados en el que se guardaba el fuego sagrado de Hestia, diosa del hogar; las stoas; el gimnasium, etc.

Buleuterion de Mileto.

La muralla sigue por el lado de tierra un trazado en cremallera, que facilita la defensa. Los caminos de salida se dirigen a la antigua acrópolis y al cercano santuario de Apolo en Dídimo.

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