Relevancia histórica de Babilonia.
Babilonia, situada a la derecha del río Éufrates y extendiéndose también por la ribera izquierda, fue una ciudad de gran relevancia histórica. Su ubicación estratégica, cercana al Tigris, no sólo le permitió ejercer control político y comercial sobre las rutas fluviales de la Mesopotamia central, sino que también le convirtió en el centro cultural y arquitectónico de la región. Incluso en sus momentos de declive, la influencia de Babilonia persistió a lo largo de la historia, siendo un testimonio de la evolución urbana y del desarrollo de civilizaciones complejas. La proximidad de Bagdad, la actual capital de Irak, a las ruinas de Babilonia -a tan sólo 90 kilómetros- subraya la continuidad histórica de esta área, resaltando la importancia de las ciudades antiguas en la formación de las sociedades contemporáneas.
Plano de la ciudad interior reconstruido por Byzancium 1200. Si pinchas en la foto podrás verlo a gran tamaño y ver las ubicaciones de los principales edificios y barrios.
Babilonia se desarrolló a través de una evolución histórica de construcciones y reconstrucciones, en lugar de surgir de un único proyecto fundacional. Sin embargo, su máximo esplendor llegó con Nabucodonosor II en el siglo VI a. C., cuando la ciudad probablemente se convirtió en la primera en superar los 200.000 habitantes. En ese momento, su extensión abarcaba aproximadamente 1.000 hectáreas, identificándose tres sectores urbanos de distintas etapas históricas:
- La ciudad antigua oriental, situada al este del Éufrates. Esta era la parte más monumental y central. Con una superficie de 375 ha, superaba ligeramente el área de la capital asiria de Jorsabad durante el reinado de Sargón. Esta es la ciudad en la que los arqueólogos alemanes concentraron su atención,
- La ciudad nueva occidental, ubicada al oeste del río y conectada por un puente. Junto con la ciudad antigua, formaba un recinto de planta relativamente rectangular, con dimensiones de 1,5 x 2,5 kilómetros, creando un perímetro de unos ocho kilómetros.
- Y la ciudad externa oriental, que rodeaba la antigua ciudad por el norte, este y sur, creando un triángulo.
Reconstrucción a vista de pájaro de la ciudad de Babilonia. Se aprecian muy bien los dos recintos amurallados: la ciudad interior, de forma rectangular y situada a ambas orillas del Éufrates, y la ciudad exterior oriental, que incluía los arrabales también amurallados en tiempos de Nabucodonosor II.El plano y el urbanismo. Aunque existen numerosas reconstrucciones actuales y planos de la ciudad debemos ser cautos al considerarlos como exactos, ya que hay grandes áreas inexploradas. Por ejemplo, la parte de la orilla occidental es inaccesible para el estudio arqueológico, dado que el curso del río Éufrates se fue desplazando en esa dirección desde la antigüedad. Además, debido a la falta de información arqueológica completa, los investigadores han tendido a simplificar el plano, especialmente en lo que respecta a la red de calles.
Uno de los mejores planos sencillos y con una leyenda adecuada de la ciudad de Babilonia en el reinado de Nabucodonosor II.
Debemos a
Eckhard Unger (en su obra Babylon: der heilige Stadt nach der Beschreibung der Babylonier, 1931) la impresión general de que la ciudad fue diseñada bajo el formato de una cuadrícula, lo cual hoy se considera engañoso.
Unger, basándose en
las memorias de excavación y el Tintir, reconstruyó la red de calles partiendo de la premisa de que las vías principales estaban asociadas a una puerta específica de la ciudad y que desde allí se disponían en un recorrido recto hacia el centro, siguiendo las líneas paralelas o perpendiculares a las murallas.
Plano esquemático de Babilonia trazado por Unger (1931).
Los resultados reales de las excavaciones de Robert Koldewey nos presentan sólo una visión limitada, centrada en las principales estructuras excavadas en el lado oriental. Estas incluyen:
- El Palacio Sur y el Palacio Norte, en las proximidades de la Puerta de Isthar.
- Las murallas y las otras puertas del recinto más antiguo.
- Los arranques de los pilares del puente sobre el Éufrates.
- El zigurat (Etemenanki) y su recinto en el centro de la ciudad, a orillas del río.
- El templo de Marduk (Esagila), justo al sur del recinto del zigurat, así como los más pequeños de Ishtar, de Ninmah y de Nabu.
- Y, por último, la zona residencial de Merkes, situada al otro lado de la avenida procesional.
Plano de las excavaciones llevadas a cabo en Babilonia. Plano según Baker: Reconstructing Ancient Babylon: Myth and Reality (2019). y por Andrew George (Babylonian Topographical Texts, 1992).
L
Los sistemas defensivos de Babilonia.
Murallas, fosos, puentes y puertas monumentales.
Desde sus albores, las ciudades mesopotámicas se erguían tras imponentes murallas, que no solo las protegían, sino que también simbolizaban la esencia misma de la civilización. El rey asumía la noble responsabilidad de ser protector de su pueblo, de edificar los sistemas de defensa y de adaptarlos a los desafíos del arte de la guerra que cada momento histórico traía consigo. Entre estas ciudades, Babilonia brilló con especial fulgor, y bajo el reinado de Nabucodonosor, las murallas alcanzaron su máxima expresión, erigiéndose como un testimonio de la grandeza de su imperio y de la indomable voluntad de su rey.
Las defensas. las murallas y los fosos.
Las murallas de la ciudad, descritas por Herodoto y Filón, resultaron ser una exageración en cuanto a sus dimensiones, pero no en lo que respecta a su construcción y a su disposición, como se pudo comprobar tras las excavaciones.
Existió un cinturón exterior, constituido por una muralla de 18 km de forma triangular, dotada con torres. Nabucodonosor II la añadió para que la población que vivía en sus aledaños pudiera refugiarse en caso de guerra, así como para englobar por el norte el llamado palacio de verano del rey. Norte y este eran, supuestamente, los lados más expuestos a eventuales enemigos del imperio babilónico. Este recinto amurallado exterior estaba compuesto por tres muros y un foso.
Por su parte, el
cinturón interior, de 8 km, constaba de
tres muros de adobe reforzados con torres. Según los historiadores, dos de ellos, los más internos, estaban construido al menos desde época kasita (s. XV a. C.) y conformaban una unidad arquitectónica defensiva de más de 17 metros de profundidad total. Durante las excavaciones,
Robert Koldewey encontró varios cilindros de fundación que los nombraban. El muro que daba al interior de la ciudad era conocido como
Imgur-Enlil, siendo el más alto y ancho, con una altura de 13 o 14 metros y un espesor de 6,5 m. Un pasillo de ronda de aproximadamente 7 metros daba paso al muro intermedio, llamado
Nimit-Enlil, que era más bajo, con 8 o 9 metros de altura y un espesor de unos 3,5 m.
Reconstrucción del Imgur-Enlil y el Nimit-Enlil.
En la época neobabilónica (siglo VI a.C.), el sistema de defensa interior se completó con una tercera muralla o muralla del foso. Esta contaba con un paseo de ronda de 15,80 metros que le separaba del recinto primitivo. Desde sus 14 a 15 metros de altura dominaba un foso de 80 metros de ancho. El muro tenía 6,80 metros de espesor y estaba equipado de torres cada 50 metros. Delante de estas estructuras se excavó un foso navegable, alimentado por las aguas del Éufrates, que rodeaba la ciudad en su totalidad y era atravesado por puentes situados frente a las puertas principales de la ciudad.
Reconstrucción de la muralla interior por JR. Casals para National Geographic. La muralla más interior estaba coronada por 250 torres de 9,40 x 11,40 m dispuestas a convenientes intervalos de 18 m. La muralla intermedia, Nimit-Enlil, se levantó con medias torres más bajas que medían 5,10 x 5,80 m. Por último, la muralla externa, o del foso, de Nabucodonosor formaba una escarpa o muro de retención de un gran foso con torres más espaciadas.
El Éufrates tenía también su propia muralla a ambos lados del río. Construida a lo largo de 1,5 kilómetros -y posiblemente extendiéndose más al norte y al sur-, esta muralla protegía la ciudad interior de Babilonia de inundaciones y ataques fluviales. No era tan compleja como los otros sistemas defensivos, ya que el río proporcionaba mayor protección.
Babilonia, 550 a. C. Etemenaki o la Torre de Babel. Realizado por j. R. Casal para la revista histórica Arqueología e Historia Desperta Ferro nº 10 "Babilonia y los Jardines Colgantes". En la ilustración se puede ver el puente con sus seis pilares y el tramo de murallas a ambos lados del Éufrates.

El puente del Éufrates que dividía Babilonia.
La ciudad estaba dividida por el río Éufrates, que constituía el origen del emplazamiento urbano, actuando como un importante eje de comunicación a escala regional e incluso internacional. El río dividía la ciudad en dos partes, las cuales se unían a la altura del barrio sagrado mediante un puente que Quinto Curio incluyó entre las maravillas de Oriente. Dicha estructura la componían seis pilares en forma de nave, situados a nueve metros de distancia entre sí. Era una obra de ladrillo cocido unido con betún que medía 123 metros de longitud. El camino se realizaba sobre tablas de madera levadizas. Este puente es una muestra del avanzado nivel técnico de los arquitectos de Babilonia.
Planta y sección del puente de 123 m entre los marcadores rojos. A unos 2 m y justo por encima, hay restos de algunos niveles de calle pavimentados relacionados con el puente (azul). A unos 6,5 m se encuentran los restos de una calle con columnas de los partos (verde). Wetzel 1930, pág. 51. Las puertas.
La tablilla V del Tintir presenta la lista de las ocho puertas de acceso de la muralla interna de Babilonia, de las cuales siete estaban dedicadas a divinidades y una al rey. Estas puertas son: Ištar (diosa del amor y de la guerra), Marduk (dios nacional babilónico), Zababa (dios guerrero patrono de la ciudad de Kiš), Uraš (divinidad titular de Dilbat), Šamaš (dios de la justicia), Adad (dios de la tormenta), la Puerta del Rey y la de Enlil (patrón de Nippur). El emplazamiento de algunas ellas ha podido fijarse con exactitud y cuatro han sido excavadas: las de Marduk, Zababa, Urash e Ishtar. Sólo en el caso de esta última se tiene la absoluta seguridad de su identidad, ya que se encontró en ella una inscripción neobabilónica.
Yo Nabucodonosor, rey de Babilonia, hijo de Nabopolassar, (rey de Babilonia.] [he construido) la Puerta de Ishtar con piedras vidriadas (de color azul) para Marduk, (mi) señor.
Ubicación de las puertas sobre la reconstrucción de la Babilonia del 550 a. C. de J.R. Casals, para la colección de libros "Arqueología de National Geographic" (2018).

Las puertas excavadas presentan un diseño constructivo similar, consistiendo en una estructura de doble puerta ubicada entre el Nimetti-Enlil y el Imgur-Enlil. El primer vano del acceso medía 4,50 metros de ancho y atravesaba una sala estrecha de 74 m², posiblemente usada por el cuerpo de guardia, que estaba protegida por dos pequeñas torres. Antes de entrar en la segunda muralla, se pasaba por un pequeño espacio descubierto, previo a la segunda puerta acceso, que te introducía en un pasillo sin techo alargado de 171 m², con muros de 5-7,5 metros de espesor. Dos altas torres flanqueaban este segundo acceso. Las diferencias en las dimensiones de los muros de la estructura de la primera y de la segunda puerta sugieren una variación en la altura entre las dos puertas. Es de suponer, también, que los tejados estuvieran conectados y fueran accesibles desde las murallas para tener controlado desde la altura cualquier paso del enemigo por este estrecho pasillo. En su conjunto la puerta tenía una longitud de 48 metros.
Reconstrucción de la puerta de Ishtar desde el aire y planta. La puerta de J.R. Casals, para la colección de libros "Arqueología de National Geographic" (2018).
El sistema de defensa de la ciudad interior incluía un tercer muro, conocido como "muro del foso", que contaba con puertas más simples. Para cruzar el foso lleno de agua, se construyó un puente levadizo de madera frente a cada puerta. En el foso frente de la puerta de Uraš, los arqueólogos alemanes encontraron restos de tablas de madera, cañas y un pilar de ladrillo, que probablemente servía para anclar la estructura levadiza hacia la orilla opuesta. Este sistema también se ha identificado en otras puertas.
Planta de la puera de Urash y reconstrucción de Byzancium1200.
La avenida procesional y la puerta de Ishtar.
El principal acceso a la ciudad se realizaba por el norte, a través de la puerta de Ishtar. Por ella se accedía directamente al palacio del monarca y, por eso, Nabucodonosor lo convirtió en el más complejo y adornado. Aquí encontramos que el puente y la muralla del foso se separan de la puerta del casco histórico interior por una imponente calle de 250 metros de largo y una anchura de 20 metros a la que se ha llamado avenida procesional. La avenida funcionaría como un corredor de tránsito protegido por murallas, además de ser un espacio para ceremonias religiosas y políticas. Al fondo, la puerta de Ishtar destacaba por su imponente arquitectura y decoración, realzando la solemnidad de cualquier evento y simbolizando la grandeza de la ciudad.
Reconstrucción de la Via de las Procesiones desde el puente que salva el foso hasta la Puerta de Ishtar de la ciudad de Babilonia (s. VI a.C). Reconstrucción por Rocío Espín.
Desde una perspectiva arquitectónica, esta avenida supuso crear una anomalía, a modo de apéndice, en el plano rectangular de la primitiva ciudad. El ambicioso proyecto de Nabucodonosor II partía de la necesidad de expandir el complejo palaciego fuera de las murallas originales y de dar más solemnidad y monumentalidad a la entrada al palacio y a la ciudad. Para llevar a cabo esta visión, se desplazaron el foso y la muralla exterior más de 200 metros hacia el norte. Sin embargo, el rey quiso respetar el antiguo camino de entrada y la ubicación de la venerada puerta de Ishtar de la muralla interior, fusionando el legado del pasado con la imagen gloriosa que deseaba proyectar de su poder sobre un vasto imperio.
Contraposición en dos imágenes de la vista desde el norte de la ciudad de Babilonia entre los siglos VII y VI a. C., destacando los recintos sagrados, las murallas y fosos, pero especialmente la puerta de Ishtar y el área del palacio, según Olof Pedersén: Babylon. The Great City (Open Access). Zaphon, Münster 2021. En la imagen superior, el área en el siglo VII a. C., bajo el reinado de Nabopolasar, cuando todavía esta parte mantiene la línea del foso que rodeaba el plano rectangular de la ciudad. La antigua puerta de Ištar (señalada por una flecha violeta) está construida con ladrillos de barro sin cocer, como el resto de la muralla en que se integraba. En la imagen inferior, se muestra la misma vista a mediados del reinado de Nabucodonosor. El palacio (sur) se ha transformado con nuevas dependencias embellecidas con ladrillos vidriados y más allá de la muralla interior hay una nueva esplanada donde se ha construido el nuevo palacio norte, triplicando el espacio palaciego con nuevas instalaciones y fortines. Se ha creado la Vía Procesional y se ha alzado una nueva Puerta de Ištar (flecha amarilla) sobre la antigua, quedando elevada con respecto a la muralla que se adosa. Esta puerta está decorada con ladrillos vidriados formando relieves. 
Al cruzar el puente sobre el foso y la plazuela de la puerta de esta muralla, nos encontraríamos con un camino que, durante aproximadamente 180 metros, discurriría espectacularmente flanqueado por murallas con torres. Estas tenían 7 metros de grosor y formaban la unión entre las fortificaciones avanzadas del norte y las defensas interiores. El trayecto culminaba en una plaza frente a la puerta de Ishtar. Los visitantes que utilizaban este acceso en el siglo VI a. C. seguramente experimentarían una profunda impresión. La amenazante altura de los muros, que se elevaban entre 10 a 14 metros, junto con las almenas apiramidadas que los coronaban, generarían una sensación de temor y grandeza, pues era un verdadero camino de muerte para cualquier enemigo que intentara llegar a la ciudad. Mientras que el vibrante colorido del revestimiento de la base de este pasillo procesional añadiría el toque de esplendor y lujo que el rey deseaba transmitir.
Maqueta en la que se reconstruye la Via Procesional y la Puerta de Ishtar de la ciudad de Babilonia (s. VI a.C.). Maqueta en el museo de Pérgamo de Berlín.
La avenida procesional estaba decorada con
60 leones, hechos en relieve con ladrillos vidriados y coloreados. Los leones, de tamaño ligeramente inferior al natural, eran representados caminando uno detrás de otro. Estos animales no sólo reflejaban el poder y la grandeza del imperio y su capital, sino que también simbolizaban -como sus animales sagrados- a una de las deidades más importantes de los babilonios, la diosa guerrera y de la fertilidad Ishtar.
El León andante del palacio de Nabucodonosor II del pasillo procesional. Ladrillos esmaltados, 1,22 m de altura por 1,83 m de ancho.
Los azulejos representaban leones avanzando hacia la derecha o hacia la izquierda, dependiendo de si se estuvieran en el muro oriental o en el occidental. Algunos de ellos eran blancos con crines amarillas, y otros amarillos con crines rojas. El fondo era de color azul claro u oscuro y las cabezas, ya fueran vistas desde la izquierda o desde la derecha, eran todas iguales, como si hubieran sido fundidas en un molde. No se encontraron ninguno in situ, ya que las murallas fueron saqueadas en busca de ladrillos. El zócalo estaba decorado con filas de rosetas de hojas anchas.

Este arte en arcilla es una forma especializada de relieve que se distingue de otros estilos artísticos. Para realizar estos relieves fue necesario contar con un molde previo del cual obtener múltiples figuras. Las juntas de los azulejos cumplen una función real: regular las proporciones y sustituir las líneas cuadradas con las que, por ejemplo, los artistas egipcios diseñaban sus obras. El ladrillo, una vez moldeado y antes de ser esmaltado, se cocía como cualquier ladrillo común. Luego sobre su superficie se dibujaban los contornos con líneas negras de un vítreo fácilmente fundible. En su interior se rellenaban con esmaltes líquidos de colores, todo secado y luego fundido. Como las líneas negras tenían el mismo punto de fusión que las partes coloreadas, a menudo se mezclaban con los propios colores, dando así a la obra ese aspecto armonioso y brillante que hoy admiramos. Este arte no solo refleja una técnica refinada, sino que también encarna una profunda conexión entre la creatividad humana y los materiales naturales, elevando el relieve en arcilla a una manifestación de esplendor cultural y estético.
El relieve que sobresale no es plano, como el que hacían los artistas asirios sobre la piedra de alabastro de sus palacios, sino redondeado, buscando obtener un volumen más realista en la figura.
La puerta de Ishtar, erigida por Nabucodonosor II, es el resultado de distintas reconstrucciones y modificaciones realizadas a lo largo de los siglo anteriores. El rey del siglo VI a. C. no se atrevió a cambiar el curso del camino, como él mismo dejó constancia en una inscripción del edificio. Sin embargo, varios terraplenes habían dado lugar a una elevación en forma de rampa, que alcanzaba una altura de unos 15 m por encima del área circundante frente a la puerta.
Las excavaciones arqueológicas han permitido establecer tres fases de construcción en la puerta de Ištar: la más antigua estaba decorada con ladrillos en relieve no esmaltados, la segunda presentaba ladrillos esmaltados pero sin relieve y la tercera, atribuida a Nabucodonosor II, estaba provista de ladrillos en relieve esmaltados. Esta última estaba totalmente recubierta con esmalte azul y decorada con dragones y toros hechos con ladrillos en relieve de color blanco y marrón. En uno de sus muros el rey Nabucodonosor mandó grabar, a la vista de todos, la siguiente inscripción:
"Las entradas a las puertas de las murallas Imgur-Enlil y Nimis-Enlil habían quedado cada vez más bajas a raíz del relleno de los terraplenes en la via de Babilonia. [Yo Nabucodonosor) quité dichas puertas y cimenté con asfalto y ladrillos para salvarlas del nivel de las aguas subterráneas; mandé hacer las nuevas puertas con ladrillos de piedra con esmalte azul y preciosas figuras de toros y dragones. Como tejado, cubrí las puertas longitudinalmente con inmensas vigas de cedro. Los batientes (eran) de cedro con guarniciones de bronce. En todas las puertas instalé umbrales y goznes de mineral fundido. Erigí toros salvajes y dragones furiosos en el interior de las puertas, las doté con magnificencia y suntuosidad para que toda la Humanidad las contemple asombrada. (MARZAHN, 1993: 30)"
Sección de las torres hipotéticas que el rey Nabucodonosor alzó sobre la Puerta de Ishtar adornada con con toros y sirrush que adornan la puerta según Robert Koldewey.

La puerta se abría en el paramento norte de la muralla, muy cerca del palacio real. De estructura compleja, estaba formada por tres pasajes sucesivos, defendidos por torres: una ante-puerta de la primera muralla, un paso intermedio con patio abierto y la puerta principal que daba acceso un paso estrecho y alargado en el muro interior, antes de entrar en la ciudad.
En la planta inferior. El color rosa delimita el camino de entrada o avenida procesional y la plazoleta previa. El color azul corresponde a la primera muralla y antepuerta. Y el color amarillo a la estructura defensiva interior y puerta principal.

La apariencia externa y remate de la puerta se ha reconstruido basándose en una placa rectangular de oro encontrada en una tumba en el Palacio sur de Nabopolasar, que se representa una gran puerta. En ella, junto a la puerta arqueada, vemos las dos torres que rematan las murallas, mientras que en su parte superior saliente se aprecian almenas triangulares y pequeñas saeteras circulares.

La antepuerta está reconstruida en el museo de Pérgamo en Berlín. La Puerta de Ishtar que se levanta allí tiene hasta 10 metros de altura y 14 de ancho. Fue decorada con ladrillos vidriados de color azul, lo que la hacía contrastar fuertemente con todos los edificios de su alrededor, que eran de adobe pardo. La decoración incluye figuras alternadas de toros (uros) y dragones (sirrush o Mushkhusshu) dispuestas en filas horizontales, que simbolizan a los dioses Marduk y Adad respectivamente. Cada figura ocupa 13 hiladas de ladrillos, separadas por 11 hiladas lisas, sumando una distancia total de 24 hiladas, lo que equivale a casi 2 metros o 4 codos babilónicos de altura. Además, una gran bóveda de cañón atraviesa el pasillo interior de la puerta.
Mushusshu, la serpiente dragón representada en la puerta de Ishtar, Museo de Pérgamo, Berlín. Es un híbrido mitológico: cuerpo de escamas; extremidades anteriores en forma de felino (león); extremidades posteriores de una rapaz con garras afiladas (águila); cuello y cola largos, cabeza y lengua de serpiente (una víbora cornuda de Arabia). El mušḫuššu es el animal sagrado de Marduk durante el Imperio neobabilónico porque, una vez que lo venció, se convirtió en su sirviente y animal simbólico.
Uro, especie de toro ya extinta, que se estimaba por su ferocidad y simbolizaba al dios Adad.