En este artículo no vamos a valorar los rasgos artísticos, que repiten los ya aprendidos en otros posts de las artes figurativas románicas, y sí vamos a centrarnos en el análisis iconográfico o del mensaje temático. Para seguir o ampliar el artículo véase esta presentación.
El Pantocrátor. o Cristo Juez Supremo Todopoderoso.
Los ángeles. Arriba dos ángeles tocan un cuerno en distintas direcciones para avisar del comienzo del Juicio Final de la Humanidad. Otros dos descuelgan una cruz entre el sol y la luna como símbolo de que Cristo es el creador y el centro del mundo y de la historia de los hombres a los que viene a juzgar. Dos ángeles dan luz a la escena con dos cirios, puesto que la humanidad está en tinieblas, mientras que otros extienden cartelas con las palabras de Cristo.
El Pantocrátor en su trono celeste. El juicio y la sentencia.
Cristo preside el Juicio Final sentado desde su trono y rodeado por una mandorla mística que simboliza el cielo. Su figura aparece imponente, destacando sobre el resto por su tamaño y ubicación central. Su rostro hierático muestra que está por encima de las pasiones. Con dos gestos sentencia a la humanidad. Alza la mano derecha señalando el paraíso a los justos, a los que recibe con un "Venid, benditos de mi Padre. Y dirige la mano izquierda a los condenados y los arroja al infierno diciendo "Apartaos de mí, malditos."
El pesaje de las almas. San Miguel y un diablo tramposo.
Debajo se produce el rito del pesaje de las almas, por el que se verifica si las almas van al paraíso o al infierno, si se inclinan los platillos hacia el lado del Bien o del Mal. San Miguel sostiene la balanza, mientras su opositor, un diablo enfrente, parece querer sobornarle e incluso intenta pulsar sobre uno de los platillos para inclinarlo a su favor.
Detalles del Paraíso.
- A la derecha de Cristo, cuatro ángeles sostienen pancartas donde se citan la humildad y las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y caridad) que hacen merecedores del cielo a los elegidos.
- Bajo ellos, una procesión de santos y personajes caminan hacia Cristo llenos de confianza porque son los salvados.
- Los encabeza la Virgen María y San Pedro con las llaves del Cielo.
- Les siguen personajes relacionados con la historia del monasterio: el ermitaño Dadon, que fue quien fundó el monasterio de Conques en el siglo VIII; el abad Oldoric, que inició las obras de la iglesia, y que lleva de la mano a Carlomagno, gracias al cual se construyó la primitiva iglesia a la que ésta sustituyó. Detrás del emperador, los miembros de su familia portan las reliquias que donó a la abadía.
- En menor tamaño y ya en la esquina, distintos santos relacionados con la iglesia y hasta el mismo monje Arosnide, que fue quien robó las reliquias de la Santa del Monasterio de Agen y las trajo a este lugar.
- Santa Fe, la santa patrona de la iglesia, tiene un puesto reservado sobre el tejadillo izquierdo. Se humilla, con las manos juntas en piadosa oración, mientras los dedos de Cristo la bendicen. Tras ella aparecen tres arcos y unas cadenas votivas, símbolos de los milagros que la santa realizaba liberando prisioneros cristianos de los musulmanes.
- En la otra pendiente del tejadillo los ángeles levantan las lápidas para que resuciten los justos.
- Debajo encontramos una arquería y unas pequeñas torres que simbolizan la Jerusalén celestial.
- Un ángel está en la puerta recibiendo a los elegidos, algunos de los que esperan para entrar vuelven su rostro hacia el lado del infierno y parecen horrorizarse por las escenas que ven.
- Dentro de Jerusalén están los santos nimbados, algunos con su palma, puestos que son mártires y otros con los rollos de la ley del Antiguo y del Nuevo Testamento. El orden y la serenidad que se respira en este espacio se contrapone al caos y a la confusión del tejadillo del infierno.
Detalles del infierno.
- La entrada al infierno. El monstruo bíblico Leviatán se traga con su gran boca a los condenados en la puerta del abismo. Un demonio empuja a los pecadores y mira hacia atrás lamentando que se escapen los elegidos de la escena de al lado.
- Cuatro ángeles. Dos se vuelve hacia Cristo portando el libro de la vida y un incensario. Los otros dos se enfrentan a los condenados con lanza, escudo y estandarte expulsándoles del cielo, porque está dicho: "los ángeles separarán a los pecadores de los justos".
- Los condenados son torturados por un Satanás entronizado con penas alusivas a los pecados capitales cometidos:
- La soberbia. La representa un caballero con armadura descabalgado de un empujón por uno de los diablos. Simboliza a los nobles vecinos de la abadía que ambicionan sus propiedades y fueron excomulgados por los monjes del monasterio cuando se sobrepasaron con ella.
- La avaricia. Un hombre aparece ahorcado con su propia bolsa de dinero que cuelga de su cuello.
- La lujuria. Una mujer y su amante desnudos esperan atados su tortura. Su capturador informa al oído a Satanás
- La envidia. El deseo de tener lo del otro lleva a muchos hombres a la calumnia de sus semejantes. Un diablo arranca la lengua a un calumniador envidioso
- La gula. Al que no se harta con manjares se le regala con un buen asado de su propia persona.
- La ira. No hay mejor receta para calmar al colérico que un baño terapéutico de cabeza en una caldera hirviendo.
- La pereza. Un hombre acostado arde bajo los pies de Satán, que le impide levantarse. Un sapo en la punta de sus pies, símbolo de la pereza identifica para más claridad este pecado.
- Además de estos pecados, sobre la esquina superior siguen representándose otros pecados particulares que se condenan: la vanidad del artista, el orgullo de los poderosos, el falsificador de moneda, el hereje, el borracho y hasta al obispo Etienn de Clermont con sus dos sobrinos, que saquearon los bienes de la abadía en el siglo X (la simonía).
Página oficial del la abadía.
Estudio minucioso del tímpano por Pierre Seguret.
Un artículo estupendo, claro y conciso. Estoy preparando un artículo sobre las variaciones que la escatología cristiana experimentó desde la Edad Media hasta el Renacimiento y me servirá. Sin duda, citaré tu blog como fuente.
ResponderEliminarGracias, Noemi. Ánimo con el artículo.
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