lunes, 27 de octubre de 2014

EL EDIFICIO METRÓPOLIS. LA ARQUITECTURA MADRILEÑA DE LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XX.

Metrópolis es uno de los edificios más admirados de Madrid por su diseño y por las esculturas que lo adornan, pero también es uno de los más desconocidos por falta de datos documentales y estudios en profundidad. Vamos a contribuir con este artículo a conocerlo mejor y a incluirlo en esa lista de edificios y espacios emblemáticos de mi ciudad que estoy realizando.

Contexto histórico-artístico.

Resulta paradójico que el "desastre colonial" del 98 no trajera consigo consecuencias económicas negativas sobre el país, sino todo lo contrario: el auge y la calidad de la construcción durante la primera década del siglo XX nos demuestra que hay capital y ganas de invertirlo en grandes proyectos. Tal vez sea el deseo de regeneración o las esperanzas que hay depositadas en la mayoría de edad del rey Alfonso XIII, el caso es que la aristocracia y las grandes empresas de este país deciden salir del ensimismamiento y atonía constructora del siglo XIX para intentar equiparse a las sociedades europeas.

La calle Gran Vía a comienzos del siglo XX. En el centro destaca el edificio de viviendas conocido por entonces como la "casa del ataúd" por la estrecha fachada. En este sentido de la calle sólo dos iglesias rompen la monotonía y el aspecto pobre de la construcción: la fachada de San José y la cúpula de los Calatravas.

La misma calle Alcalá vista desde la casa del ataúd en 1890. Al fondo la puerta de Alcalá. Los otros dos edificios interesantes de la calle se habían levantado durante la Restauración en torno a la plaza de la Cibeles: el palacio de Linares a la izquierda y un "disminuido" todavía Banco de España a la derecha.

Con el cambio de siglo, ya nadie duda de que la arquitectura de calidad no sólo embellece una ciudad sino que también es un símbolo de su progreso. Todo el mundo, particulares pudientes e instituciones públicas y privadas están interesados en mostrar un nuevo rostro europeizado y moderno a Madrid. La ciudad se monumentaliza. El modelo a imitar para la gran mayoría de promotores y arquitectos será París, con sus edificios blancos luminosos y su recargamiento decorativo clasicista. Aunque habrá alguno como José Grases Riera que apostará inicialmente por el modernismo catalán en el palacio Longoria (1902) o Antonio Palacios que inicia un estilo muy original entre el historicismo y los presupuestos de la Sezessión austriaca en el emblemático Palacio de Comunicaciones(1904-1907 a 1919) de la plaza de la Cibeles.

Palacio Longoria de Grases Riera, 1902. El mejor ejemplo del modernismo en Madrid.

El "triángulo de oro" -las mejores travesías para construir- de esta primera década del siglo XX, previo al gran proyecto urbanístico de la Gran Vía, discurre entre las arterias de Carrera de San Jerónimo, Alcalá y Paseo del Prado (los ángulos serían las plazas de la Puerta del Sol, Neptuno y Cibeles). En estas calles y plazas, se levantarán los principales edificios que renuevan el casco histórico. Algunos son de iniciativa pública, pero la mayor parte de ellos son sufragados por el capital privado que está dispuesto a dar de sí mismos una imagen cosmopolita a través de edificios suntuosos: grandes bancos, compañías de seguros, viviendas de lujo, clubs elitistas (Casino de MadridCírculo de Bellas Artes y Gran Peña) y grandes y modernos hoteles (Ritz y Palace).

Aquellos que no conozcan bien Madrid, pueden hacerse una idea mejor de la ubicación de algunas de las zonas y edificios desplegando este mapa donde he señalado los citados en este artículo.


Ver El triángulo de oro en Madrid a comienzos del siglo XX. en un mapa más grande


Caso significativo de concentración en esta zona es el de los bancos. Hasta el siglo XIX los banqueros habían realizado sus actividades financieras en sus propias viviendas, pero a partir del cambio de siglo la nueva banca necesita trabajar de otra manera. Es en este momento cuando se levantan las primeras sedes institucionales que competirán entre ellas en ampulosidad, convencidas de que las fachadas de sus edificios son la fehaciente demostración del poderío de los bancos. El primero es el Banco Hispanoamericano (1902) en la actual plaza de Canalejas, que elige como arquitecto a Eduardo Adaro, el que había levantado para el Estado el Banco de España en la plaza de Cibeles. Le sigue el antiguo Credit Lyonnais (1904) que se instala en un nuevo palacete que tiene fachada tanto a la calle de Alcalá como a la Carrera de San Jerónimo. El arquitecto Antonio Palacios, que trabajaba en Cibeles en el Palacio de Comunicaciones, recibe en 1910 el encargo de construir la sede del Banco de la Plata (posterior Banco Central) en la calle Alcalá y sorprende a todos con unas revolucionarias cariátides gigantes en su fachada. El Banco Español de Crédito ocupaba el edificio de La Equitativa. Por último, en 1919 el Banco de Bilbao ocupa la esquina entre las calles de Sevilla y de Alcalá con una escenografía arquitectónica y escultórica difícilmente superable.

El Banco de la Plata, posterior Central, y ahora Instituto Cervantes en la calle de Alcalá, obra de Antonio Palacios. Se levanta desde 1910 en un sorprendente estilo que combina el historicismo griego con columnas jónicas y cariátides y un marco geometrismo sezession.

El Edificio de "La Unión y el Fénix español", actual Edificio Metrópolis.

La competencia empresarial y arquitectónica también estaba planteada en el sector de los seguros a una escala más modesta. La primera compañía en iniciar la carrera de captar clientes por medio de la imagen fue la aseguradora norteamericana La Equitativa que poseía  su sede desde 1882, como ya hemos apuntado antes en la calle Alcalá en un edificio bellísimo haciendo esquina con la calle Sevilla.

La Equitativa, como una proa de barco en la esquina entre las calles Sevilla y Alcalá, obra de 1882 de José Grases Riera. Este edificio luego cambió el nombre por el de su nuevo propietario el Banco Español de Crédito.

Así, siguiendo su ejemplo, la Compañía española de la Unión y el Fénix se planteó en 1905 crear otro edificio emblemático comparable al de su rival, también en una esquina cercana y bien visible de la ciudad, la confluencia entre la calla de Alcalá con Caballero de Gracia. El emplazamiento no podía ser mejor puesto que dominaba por su altura la calle según se subía de la plaza de Cibeles y se situaría en la entrada de la todavía no construida, pero sí proyectada, Gran Vía.

La calle Alcalá desde Cibeles, al fondo se ven los andamios del nuevo edificio de la Unión y el Fénix, por lo que la foto se dataría en torno a 1909-1910.

El concurso. La Unión y el Fénix compró las casas 37, 39, 41, 43 y 45 de la calle de Alcalá (entre ellas la ya citada "casa del ataúd") para crear el solar sobre el que edificar su nueva sede. El 15 de mayo abrió un concurso internacional de proyectos con intención evidente de que se presentaran arquitectos franceses puesto que se habilitaron tanto en Madrid como en París dos lugares en donde recoger y entregar los documentos del concurso e incluso se preveía pagar los premios tanto en pesetas como en francos.

Las bases dejaban claro los requisitos que debía cumplir el edificio en plantas, alturas y superficie, así como las funciones a las que se dedicarían éstas. Realmente la Compañía sólo tenía intención de ocupar el entresuelo donde instalaría sus oficinas y despachos y parte del sótano que utilizaría como almacén. El resto del edificio lo alquilaría: los bajos para establecimientos comerciales y cafés o restaurantes, por lo que debían ser muy diáfanos, y los pisos superiores como viviendas de lujo. Se insistía mucho en que las fachadas debían ser monumentales, especialmente la rotonda, "cuya situación se presta de modo extraordinario a una decoración de carácter arquitectónico. En la ornamentación de esta fachada se incluirá una bonita composición alegórica en la que figurará un Fénix, emblema de la compañía".

Este es el dibujo que presenta Jules Fevrier en 1905 como perspectiva general del edificio.

El ganador del concurso. Como era previsible, el primer premio (8.000 pesetas o 6.400 francos) se lo llevó una firma francesa de arquitectos, la que encabezaba Jules Fevrier (1842-1937), firmando también su hijo Raymond(1878-1952). Jules Fevrier era un prestigioso arquitecto francés que trabajaba en París desde 1874 construyendo fundamentalmente mansiones o palacetes de lujo para la burguesía en cualquier estilo historicista que se le pidiera. Ganó su prestigio en los años 80 cuando trabajó para familias muy influyentes y grandes bancos. Su obra más importante fue el palacete entre el neorrenacimiento-neogótico francés inspirado en el Chateau de Blois para el banquero Emile Gaillard, pero también dominaba el estilo neobarroco y el eclecticismo en general del estilo Haussmann.

El Hotel Gaillard en París de Jules Fevrier.

El ejecutor de las obras. En el pliego de condiciones del concurso se establecía un premio al ganador por sus planos pero también que la compañía se reservaba el derecho a encargar la dirección de las obras a quien quisiera. Esto era frecuente por entonces, posiblemente porque los honorarios de un arquitecto francés eran muy superiores a los de los españoles y una vez asegurado unos planos de gusto francés, el proyecto material era encargado a uno de nuestro país. El encargo de la construcción recayó en Luis Esteve Fernández-Caballero, que ya tenía experiencia en levantar planos ajenos, puesto que también ejecutaba por el mismo sistema las obras del Casino de Madrid en la misma calle de Alcalá. Hay que decir en alabanza al arquitecto español que se adaptó al máximo a los planes iniciales, salvo en el remate del cuerpo del edificio donde introdujo un último piso amansardado que no estaba previsto en el diseño inicial.

El Casino de Madrid se levantó en Alcalá número 15. Fue una obra francesa de Farge, dirigida por Luis Esteve y López Salaberry. Este es un detalle del arco que remata el edificio por uno de sus laterales. La semejanza con el edificio de la Unión y el Fénix es lógica.

Detalles técnicos de las obras. Las obras no comenzaron hasta junio de 1907 por problemas judiciales, ya que algunos vecinos y negocios alojados en los edificios que debían ser derribados plantearon un litigio que no ser resolvió hasta ese año. Las obras duraron tres años. Los tres años de andamios fueron aprovechados por Luis Esteve, que era profesor de Resistencia de materiales de la Escuela Superior de Arquitectura, para construir un edificio aparentemente al uso pero en el que empleó estructuralmente los nuevos avances de la arquitectura. En enero de 1910 presentaba los progresos de las obras a alumnos y compañeros y explicaba como había utilizado por primera vez el hormigón armado en un edificio no industrial en Madrid. El hormigón armado se empleó en pilares exteriores, pisos y cúpula. Esto le permitió hacer un edificio sin columnas o pilares en su interior, por lo que se permitió tabicar como quiso, y disponer de habitaciones y locales amplios, así como abrir grandes vanos en el exterior. El nuevo material aportaba además una mayor resistencia al fuego, lo que era otro atractivo más para la compañía propietaria que tenían como una de las bases de su negocio los seguros contra incendio.

La marcha de las obras en 1910 según una fotografía de la época. Parece que los altorrelieves y columnas colosales de la rotonda ya están colocados, pero se mantienen los andamios probablemente para ayudarse en las tareas de colocar la estatua de bronce que corona la cúpula.

El hormigón armado aportada además otra ventaja, que abarataba la obra. Sin embargo, esta circunstancia se vio descompensado por el alarde de decoración y lujo con que se quiso recubrir las fachadas. El hormigón se disimuló al exterior con revestimientos de piedra caliza para los paramentos y pizarra y cinc para cúpulas y mansardas. Además se contrató a los mejores escultores para realizar los grupos escultóricos y la ornamentación en relieve de las fachadas. No es de extrañar, pues, que los tres millones de pesetas en que inicialmente se presupuestó la obra, incluidos los gastos de expropiación, al final terminasen en cuatro.

La rotonda hoy en día. Todo un derroche artístico de arquitectura, escultura e incluso orfebrería.

La inauguración del edificio. A finales de 1910 se terminó el edificio, pero la inauguración oficial no se produjo hasta el día 21 de enero de 1911 con la asistencia de muchos políticos, financieros y periodistas que dejaron retratado el momento. Este fue un acto simbólico más del comienzo del gran proyecto de Madrid para la nueva década. Justo enfrente del flamante edificio se comenzaban a derribar los primeros edificios que darían paso a la Gran Vía, por lo que el edificio de la Unión y el Fénix o Metrópolis se convertiría durante muchos años en su tarjeta de presentación.

Fotografía del 21 de enero de 1911 en el momento en que acude el público a la inauguración.

Fotografía de pocos días después cuando se comienza el derribo de las viviendas aledañas para ir abriendo LA Gran Vía.

El palacio de La Unión y el Fénix Español se alzaba bellísimo sobre un solar de ochocientos veinte metros cuadrados. El continuo de sus fachadas que dan a la calle de Alcalá, a la rotonda de la Gran Vía y a la calle Caballero de Gracia, completan ochenta y siete metros de deslumbrante arquitectura, magnífico escaparate para cualquier compañía o particular que quisiera hacerse ver en la ciudad. El palacio consta de seis plantas (una más que en el proyecto original), lo que supone una altura de veintiséis metros, a los que hay que añadir los de la cúpula de la esquina. Tiene, además, dos pisos de sótano.

La calle Alcalá con el nuevo edificio. Enseña de la nueva ciudad.

La polémica sobre el estilo artístico. Todos los que han escrito sobre este edificio de La Unión y el Fénix lo clasifican como Neorrenacentista, pero es que todos se limitan a repetir lo que dijeron los periodistas de la época el día de su inauguración. A mi entender éste es un palacio que hay que clasificar en el eclecticismo historicista del II Imperio Francés que mezcla el neobarroco (en ningún caso neorrenacimiento) con algún toque decorativo modernista. El aspecto de la construcción encaja en el estilo elegante francés por la combinación de lo arquitectónico y lo escultórico. Predomina el color blanco de la piedra caliza y del estucado que imita este material, que se emplea en paramentos y elementos decorativos arquitectónicos y escultóricos. Sobre la claridad de la fachada resalta el bronce de la rejería de balcones y puertas y el negro de la pizarra de las mansardas superiores y de la cúpula. Un toque espectacular es el dorado (auténtico pan de oro de 24 quilates) de la cúpula que refulge sobre la pizarra.

Detalle del edificio desde Gran Vía. El edificio no puede ser más Barroco, contrastando con la geometría del Círculo de Bellas Artes que se levanta en frente. La victoria alada parece saludar a la centinela Atenea del Círculo.

Descripción del exterior. En el edificio hay que distinguir claramente dos estructuras: las fachadas rectilíneas que dan tanto a Caballero de Gracia como a Alcalá (prácticamente iguales) y la rotonda con torre cupulada que se abre en la confluencia.

- Las primeras tienen un aspecto muy francés. Los ritmos compositivos de pisos, ventanas y balcones, recuerdan a palcos de un teatro desde donde asistir y contemplar el espectáculo de la vida ciudadana. El almohadillado se reserva para el zócalo, pero también se continúa en el cuerpo superior por los balcones cerrados de los extremos del rectángulo que forma la fachada a cada calle. Ménsulas muy decoradas sostienen las molduras sobresalientes de balcones y cornisas separadoras de los cuerpos principales. Es muy llamativo el uso que hace de las balaustradas de piedra, muy tupidas, combinadas con las ligeras y diáfanas barandillas de metal. En general, busca contrastar las líneas rectas del elemento adintelado de la mayor parte de los vanos, con las curvas de los arcos de los pisos bajo y último.

El frente rectilíneo del edificio que da a Caballero de Gracia. La única diferencia con la fachada que da a Alcalá es la puerta y balconada central, que en este lado resulta mucho más modesta, puesto que se diseña como entrada secundaria para subir a la entreplanta del edificio donde tendría sus oficinas y despachos la compañía de la Unión y el Fénix.

El basamento permite en buena parte el vano, que es aprovechado para escaparates y un portalón de bronce donde se concentran buena parte de los motivos ornamentales que aparecen en piedra de la fachada. Como otros edificios madrileños mantiene como elemento decorativo fundamental la sillería almohadillada.

Portalón noble por Alcalá 39. La puerta se abre para los pisos superiores en un gran arco con un portal de rejería de hierro y bronce muy bello que repite los elementos decorativos minuciosos de la fachada. La restauración de finales del siglo XX, le ha introducido el logo de Metrópolis en el óvalo superior.

Los extremos de la fachada recta se rompen al ofrecer hacia la calle balcones curvilíneamente convexos y al sobresalir sobre la línea del tejado con un arco de medio punto. Un ave fénix sostiene con sus alas estos balcones, insistiendo sobre el símbolo de la compañía que patrocinó el edificio, mientras que sobre la cornisa del arco que los remata en altura se recuestan parejas mujeres. Estos grupos escultóricos tiene un aire que recuerdan las  alegorías miguelangelescas de los sepulcros de los Medici, pero al contemplarlos con detenimiento vemos que se tratan de figuras relajadas y sonrientes que portan símbolos alegóricos del trabajo o de la actividad de la compañía de seguros. Posiblemente estas esculturas pertenezcan al escultor que según los escritos de la época se conoce como De Lamhert, pero del que no he podido averiguar nada.
Los paramentos se ornamentan con relieves en piedra simulada realizados por el escultor español Pedro Estany. Los motivos de estos relieves son alegres y engarzan en la tradición clásica, barroca e incluso rococó en algunas rocallas de ciertas enmarcaciones. Predomina el motivo decorativo vegetal de las guirnaldas de flores, frutas y ramajes de hojas (roble y laurel) prendidas por cintas y anillas. Estos motivos son muy utilizados en otros edificios madrileños de la época. Con ellos se pretende crear un ambiente festivo y engalanado. Con las guirnaldas se enlazan y enmarcan otros motivos como las caretas femeninas sonrientes, elemento muy utilizado por el modernismo, y los escudos ovales de rocalla y las cabezas de leones y peces (en los rincones).

El edificio se remata con un cuerpo extraño, un doble piso, que ya vimos que  no estaba en los planes originales de Fevrier y que añadió Esteve. El primero piso posee apretados balcones de piedra y ventanas adinteladas cubiertas con un frontón curvo partido en cuyo interior sobresale la almohadilla de un óvalo. Sobre este piso se levanta el tejado casi vertical de pizarra a modo de mansardas y unas ventanas con arcos de medio punto y molduras curvilíneas modernistas. Por último el cierre del edificio se realiza con un barandilla metálica que oculta un tejado plano.

- La rotonda es sin duda lo más espectacular y llamativo del edificio. El poderla contemplar desde casi todos los ángulos, la hace perfecta como estandarte. Se estructura también en las tres partes que lo hacía el resto de la fachada, aunque aquí varían los elementos decorativos, y se refuerza el último tramo con una bellísima cúpula coronada con una escultura.

El zócalo está hecho de sillares calizos auténticos que se han almohadillado. Éstos crean pilares que sostienen arcos de medio punto. Los vanos generados en distintas direcciones eran ideales para facilitar la entrada y salida en el local. El  cuerpo central se retranquea hacia atrás para lucir en primer plano una columnata exenta de orden corintio que abarca los dos pisos principales. Las columnas  son de fuste liso y de capiteles corintios rigurosos, es decir con finas hojas de acanto, pero el aparecer pareadas y tan sobresalientes le da el toque barroco.  Entre las columnas asoman los balcones que nos unen compositivamente al resto del edificio. Para hacer más barroca la impresión, los capiteles sostienen unos sobresalientes tramos de entablamento que tienen como misión reforzar el movimiento de la fachada creando bellos contrastes de luces y sombras y servir de pedestal a los grupos escultóricos del tercer cuerpo.

Los grupos escultóricos del último cuerpo de la Rotonda son con toda seguridad del escultor francés Paul Landowski (1875-1967). Son altorrelieves alegóricos. Los de los rincones muestran lo que aparentemente es una escena casi idéntica, dos mujeres, una de ellas alada y vestida y la otra desnuda desbordando frutos por la boca de una cornucopia. Se identifican con la Fortuna, la más joven que se muestra hacia Alcalá, y la Abundancia, hacia Caballero de Gracia.

Los otros cuatro grupos centrales son interpretados de diversas maneras, pero aquella que más me satisface es la alegoría a las cuatro estaciones del año representadas a través de grupos de hombres y mujeres que realizan tareas agrarias encuadradas en distintos momentos. Sería una forma de hacer referencia a que la Compañía de seguros atiende cualquier contingencia a lo largo de todo el año. Los dos grupos centrales se identifican muy bien. El verano se representa con un segador que levanta la cabeza hacia el sol tapándose con el brazo y unas mujeres que asoman con gavillas entre campos de cereales. El otoño lo simboliza un hombre que trasporta sobre sus hombros un capacho con uvas mientras una mujer come los frutos en la viña.

Los grupos extremos son más difíciles de interpretar. Por un lado, la primavera lo conformarían un grupo de ¿sembradores? con sus espuertas; y por otro, el grupo del invierno lo forman un hombre barbado al que abraza un bebé y una mujer. que parece estén descansando.

Decora la soberbia cúpula otro grupo, concepción genial de Mariano Benlliure. Dicho grupo está compuesto por una matrona, que representaba a La Unión y el Fénix Español amparando a las tres ramas de sus seguros: de incendios, de trabajo y de vida. Por un lado, se representa a un hombre dormido a su derecha, símbolo del fuego apagado; por otro a un obrero descansando, encarnación del trabajo y sus peligros; y en tercer lugar, a un niño delante, expresión de la viada sana y vigorosa, eternamente joven y rodeada de esperanzas.

El adorno final del palacio era en su origen un grupo escultórico hermosísimo que representaba un ave fénix que lleva sobre su cuerpo á un hombre, representando la Humanidad salvada del fuego, obra del escultor francés René Saint-Marceaux. Tal obra fue sustituida cuando el edificio fue vendido a otra compañía de seguros, Metrópolis, que cambió los nombres de la fachada y los logos de la rejería. La nueva estatua es una victoria aladade Federico Coullaut Valera; el Fénix original se encuentra ahora en el patio ajardinado del paseo de la Castellana de la aseguradora Mútua Madrileñá. Aunque es una imagen harto conocida ya que sirvió como remate a muchos edificios madrileños y de toda España que pertenecían a la antigua Unión y El Fénix.

La antigua estatua original remarcaba más la verticalidad del edificio al terminar en el brazo extendido hacia el cielo del joven.

La nueva imagen de victoria alada resulta muy sensual y parece estar a punto de iniciar el vuelo o dar un salto al vacío.

Si alguien tiene enchufe para entra en el edificio se pueden admirar todavía vestigios del antiguo edificio como la elegante escalera, obra de Estany y modelo de  buen gusto, así como la terraza plana desde la que contemplar el patio interior y las calles que la rodean.

Hueco de la escalera del edificio Metrópolis.

También a través de la terraza se puede acceder al interior de la cúpula, que resulta hoy en día muy decepcionante por estar infrautilizada como almacenillo de mantenimiento.

Y como no me quiero despedir de tan bello edificio con una imagen tan fea os dejo de propina la vista de la cúpula al atardecer desde el edificio de la Gran Peña en Gran Vía.

5 comentarios:

  1. Estimado amigo. Permítame algunas anotaciones. El tal E. Lambert, que siempre se cita, es sencillamente un escultor que nunca existió. Las figuras de la rotonda del chaflán solo se ha podido demostrar que dos son seguras de Landowski. Las otros, se ignora. Las varias ave fénix es probable que sean de Pedro Estany.Con el resto de guirnaldas y leones nada hay seguro sobre autoría. Un saludo.

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  2. Gracia, Roncalis. Yo he buscado por Lamhert, pero si tú lo interpretas como Lambert, podría ser una deformación del nombre de Lambert Escaler, escultuor modernista catalán especializado en elementos decorativos que trabajaba por aquella época. http://es.wikipedia.org/wiki/Lambert_Escaler

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  3. No hay nada que conste de la presencia en la obra de Lambert Escalier. Los grupos escultóricos del chafán dos pertenecen seguro a Landowsky. Los otros, se ignora autor.

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    1. Hola ,Carlos. Mi invewstigación sobre el tema es modesta y me limito a informar de lo que publican todos los periódicos y revistas de la época, que se hacen eco de la inauguración del edificio en 1911, y que mencionan entre los decoradores escultóricos a Landowsky y Lambert.

      Ejemplos.

      - La Correspondencia de España (22 enero de 1911) dice: "Sobre las esbeltas columnas de la fachada hay otros lindos grupos escultóricos, bellas alegorías, obra de los reputados escultores extranjeros Landowsky y De Lamhert". De esta afirmación como extranjero saqué mi idea inicial de que el escultor era francés, aunque no encontré nada sobre él.

      - En La Construcción Moderna (30 enero de 1911) se insiste con estas palabras: "El nuevo palacio es de estilo Renacimiento, y la fachada correspondiente al chaflán entre la calle de Alcalá y !a entrada a la Gran Vía es monumental, adornada con preciosas columnas y artísticas esculturas, obra de los más insignes escultores,nacionales y extranjeros, como son Mariano Benlliure, Saint Marceaux, Landowsky y Lambert." Aquí si aparece Lambert (con "b") y no Lamhert (con "h"), que sí podía haber sido, puesto que era un conocido escultor catalán modernista en la época.

      Que no haya documentación sobre las esculturas no deja de dar valor a la información que dan los periódicos de la época.

      Me imagino que la información de estos periódicos sería suministrada por la unión y el Fenix

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  4. Existen planos de alzado y planta de este edificio? Por favor, es para un trabajo de final de grado.

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