A caballo entre los siglos XIX y XX se desarrolló un estilo que recibió distintos nombres según los países: Art Nouveau o Art Decó en Bélgica y Francia; Jugendstil en Alemania; Sezessionstil en Austria; Modern Style en Inglaterra; Liberty en Italia o Modernismo en España. En su vertiente pictórica tiene como precedente la pintura de los prerrafaelistas, el impresionismo, Toulouse-Lautrec y el simbolismo, y hasta el gusto por los objetos y estampas japonesas o las nuevas técnicas en el trabajo en curva de la madera de las Arts and Crafts.
Este estilo pretendía reflejar una sociedad moderna y activa, alegre y elegante. Es el ideal para una rica y refinada burguesía de fin de siglo, libre de prejuicios y optimista ante los logros del progreso industrial.
A. Mucha. Biscuits Champagne, Lefèvre-Utile, 1896.
Su representante más conocido en las artes figurativas tal vez sea Gustav Klimt, sin embargo, su obra no es la más paradigmática de lo que significa modernismo dada su profundidad simbólica y originalidad. En cambio, al artista checo Alfons Mucha (1860-1939), sí que podemos considerarle la encarnación de las artes decorativas y figurativas modernistas. Conozcamos algo a cerca de su vida y de su obra.
A. Mucha. Atardecer, 1899.
Mucha nació en 1860 en Ivançice, Moravia, pero se formó y trabajó en Munich, Viena y París. Será en esta última ciudad en la que reside desde 1887 donde alcanzará la fama gracias a sus diseños de carteles y anuncios publicitarios. Sus primeras obras de diseño son como ilustrador de revistas y libros como Scenés el épisodes de l’histoire d’Allemagne o El almanaque literario humorístico y anticlerical editado en Barcelona desde 1885. Trabajó como publicista de los más diversos productos desde balnearios hasta comida infantil, pasando por galletas, chocolates, champagne, perfumes, abanicos, jabones...
A. Mucha. F Champenois, 1898.
F. Champenois, 1897 es uno de los ejemplos más significativos de su diseño publicitario y puede servirnos de ejemplo para valorar sus principales características. La mujer es el centro temático de su producción y su icono emblemático. Su canon femenino es el de una mujer esbelta, sensual, de largas melenas ondulantes, que mira de frente al espectador con grandes ojos. No es exactamente una mujer fatal, pues en sus modelos hay discreción y mucha elegancia. La envuelve en ropajes y en orlas de zarcillos, de cenefas y de flores en sentido espiral.
En el siguiente Slide podéis ver una buena muestra de su obra gráfica publicitaria.
Su andadura como publicista le lleva a diseñar desde 1894 la cartelería de las obras que representó la actriz Sarah Bernhardt en París. Estas obras le dan la fama internacional. El cartel más conocido es el de la obra Gismonda (enero 1895), también son muy conocidos los de Medea o Hamlet, que con casi dos metros de altura, eran objeto de deseo del público que los hacía desaparecer de las paredes en cuanto se pegaban. La actriz, satisfecha de los diseños, firmó un contrato de exclusividad con Mucha por seis años pasando a crear también decorados, vestuario y joyería.
A. Mucha. Carteles para Sarah Bernhardt. Medée y Gismonda, 1895-1900.
Dado el éxito obtenido con estos carteles teatrales Mucha amplió desde 1896 sus soportes. El más original es un biombo japonés de cuatro hojas alargadas con modelos como el de las Cuatro Estaciones o también el de Las cuatro estrellas que podemos ver debajo.
A. Mucha. Las estrellas, 1902.
También hizo incursiones en otras artes decorativas: el papel de empapelar paredes; el papel moneda y los sellos; los muebles; la escenografía; las vidrieras; las rejerías; y las joyas.
Tuvo muchos seguidores en Europa y en Estados Unidos, porque desde 1904 visitó este país repetidamente, alternando su residencia con la capital de Francia. Sin embargo, en 1911 volvió a su nativa Checoslovaquia donde siguió trabajando hasta su muerte en 1939. Plasmó su patriotismo checo en una serie pictórica, un tanto onírica, dedicada a la mitología y a las epopeyas de los pueblos eslavos. Para esta etapa recomiendo el siguiente enlace: La épica eslava de Alfons Mucha.
A. Mucha. La apoteosis de los eslavos, 1926.
ME ENCANTA TODO LO QUE EXPONES EN TU BLOGS. ES UNA DELICIA A LOS OJOS. GRACIAS
ResponderEliminarELOISA BENITEZ MILLÁN
Gracias, Eloisa, muy amable por detenerte a comentar. Me alegro de que te guste el blog. Un saludo
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