Omar Ortiz está cómodo con el calificativo de pintor hiperrealista. Este estilo va en su forma de ser. Él mismo resume en esta frase su personalidad como pintor realista: “me cuesta mucho trabajo hacer lo contrario y con todo lo que la realidad y la luz puede ofrecerme me siento satisfecho.” Y en verdad que puede estar satisfecho y orgulloso, pues atrapa con maestría la esencia de aquello que pinta.
Omar Ortiz retocando Deidad Femenina, 2010.
Para pintar las esencias de las cosas no sólo basta con ser un buen observador de detalles, es preciso poner elamor y la dedicación en el trabajo de un artesano de los de antes. Omar Ortiz aspira a lo aparentemente más sencillo y que sólo los grandes consiguen:
- captar, como diría mi amiga Marta Moro, la “estructura celular” de sus figuras, su textura más íntima,
- y reproducir la luz natural y sus tonalidades, que mágicamente se transparentan desde el fondo del lienzo en matices impensables y armoniosos.
Omar Ortiz. Manzanas, 2004. 160 x 240 cm.
Después de haber analizado su obra en otro artículo. Me llegan las fotos de su último cuadro. Un lienzo que continúa coherentemente su temática y estilo, pero en el que se aprecia aún más madurez artística. Se trata de “Deidad Femenina”. Contempladla y pasad a continuación a analizar los detalles.
Omar Ortiz. Deidad Femenina, 2010.
Deidad Femenina es una obra mística, esencia ecléctica de una religión panteísta, entre el paganismo y el cristianismo. Os voy a contar lo que me transmite.
- - Su cuerpo se adapta a la rigidez y a las formas geométricas egipcias. Es la pose de un faraón entronizado. El mismo cubo en el que se asienta refuerza la impresión de dignidad y solemnidad de una estatua cubo. Un cuerpo rígido que se recoge sobre sí mismo.
- - Pero no es un culto a una diosa egipcia. Es una bella mujer desnuda, que tapa con sus brazos los pechos, atrayendo sensualmente con el aleteo de sus manos nuestra atención precisamente sobre ellos. Es la diosa Afrodita que esculpieron los griegos, que al ser descubierta por Pan reacciona tapándose pudorosamente. Su canon, en cambio, no es perfecto, no recoge las proporciones precisas que todos los griegos atribuirían a la diosa. Descubrimos que es una mujer y que algo le atormenta.
- - Hay mucho en esta figura de un Cristo crucificado y doliente. Si ascendemos y nos centramos en cada parte de su cuerpo: los pies cuelgan como de un madero y parecen lacerados; un paño de castidad cubre sus partes íntimas, el blanco es símbolo de pureza; su cuello se tensa; su cabeza mira al cielo y parece murmurar una oración… Pero no es uno de nuestros dramáticos Cristos ensangrentados…, es una sensación, es estar contemplando una emoción contenida.
Es todo eso y mucho más. Es la obra de madurez de un artista.
Para seguir viendo su obra.
Podéis seguir viendo su obra pinchando en los siguientes enlaces.
- En Su blog.
- En la galería ARTELIBRE.
- En el Blog de MARTA MORO.
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