A finales de Mayo de 2010 terminó la oportunidad única de poder contemplar juntos en el Museo del Prado el cuadro deLas Meninas de Velázqhttp://algargosarte.blogspot.com.es/2014/09/diego-velazquez-1599-1660-biografia.htmluez y dos de sus epígonos más famosos. Me estoy refiriendo al cuadro de John Singer Sargent, Las hijas de Edward Darley Boit, y al de Richard Hamilton, Las Meninas (homenaje a Picasso). Del cuadro de nuestro primer pintor español hay mucho escrito y merece un artículo por separado, pero tal vez no sepamos tanto de nuestros invitados al encuentro.
Instalación del cuadro de Sargent junto al de Velázquez. La comparación es inevitable.
"Las hijas de Edward Darley Boit "de John singer Sargent
La obra maestra de John Singer Sargent se encuentra expuesta junto a Las Meninas y allí estará todavía hasta el 29 de Mayo. Las propias retratadas la donaron en 1919 al Museum of Fine Arts de Boston, convirtiéndose desde entonces en una de las piezas más importantes de este Museo, por lo que rara vez se ha visto fuera de allí.
Sargent pintó a las niñas de la familia Boit en 1882 jugando y hablando en el vestíbulo de su apartamento de París.
La pequeña sostiene una muñeca, mientras que una de las mellizas se apoya descuidada en un gran jarrón chino de los que coleccionaba su padre. Las niñas visten sus babys de colegio o de estar por casa. Se respira un ambiente tranquilo, familiar e íntimo. El retrato capta a las niñas de manera informal en un momento intrascendente, en absoluto de pose. Ese instante casual es parecido al que captó Velázquez en 1656 en su taller de la planta baja del Alcázar de Madrid un día en que, mientras trabajaba pintando a los reyes, irrumpió por sorpresa la princesa Margarita con su séquito de meninas y enanos.
El cuadro de Las Meninas estaba en la retina de Sargent desde que lo contempló y estudió entre octubre y noviembre de 1879, en la primera de las doce visitas que realizara al Museo del Prado. Tres años después tuvo la oportunidad de rendir homenaje a su admirado maestro con este encargo realizado por su amigo Boit en el que pudo recrear una atmósfera similar, salvando las distancias temporales y los protagonistas.
Pero a estos cuadros no sólo les une el tema o el instante. Hay muchos otros puntos de contacto que podemos señalar:
- El gran formato utilizado. Son lienzos casi cuadrados, aunque el de Sargent es de un tamaño algo menor, 221,93 x 222,57 cm., por los 310 cm × 276 cm del de Velázquez.
- La composición, muy estudiada, se adapta a la complejidad de Las Meninas. Julia, la niña pequeña que aparece sentada en primer plano, atrae nuestra atención haciendo las veces tanto del mastín -sereno y reposando horizontalmente- como de la princesa Margarita, que como ella nos mira directamente. Las dos hermanas que conversan son las acompañantes de la protagonista, que están ajenas al centro compositivo. Mientras que la niña del margen izquierdo es el referente vertical, que junto con el muro que le sirve de fondo, remedan respectivamente al autorretratado Velázquez y al lienzo que éste está pintando. El espejo del fondo de la sala de París no sirve para reflejar a nadie, ni siquiera para mostrarnos el espacio previo, pero actúa como el contraluz que se produce al abrir un caballero la puerta del fondo del taller del Alcázar.
- La relación entre las luces y las penumbras son muy similares, en ambos casos se pretende crear la sensación de profundidad atmosférica. La luz surge de un lateral creando los mismos efectos: ilumina los primeros planos y se entreven difusos los segundos.
- La gama cromática también es parecida, así como la pincelada, que resulta vibrante y en absoluto minuciosa o precisa. Podemos observar como con pocos trazos configura los vestidos y con alguna pincelada más conforma los rostros: la misma técnica de Velázquez.
"Las Meninas de Picasso" de Richard Hamilton.
Un día más, hasta el 30 de mayo, permanecerá expuesta en el Edificio de los Jerónimos la estampa que el artista británico Richard Hamilton, uno de los padres del Pop Art, realizó en 1973 para la carpeta Hommage à Picasso(Homenaje a Picasso), editada con motivo del noventa cumpleaños del pintor malagueño. Junto con la versión definitiva se exponen además cinco dibujos preliminares y preparatorios, y seis pruebas de estado que culminan en la estampa definitiva, un tributo a Picasso a través de la reinterpretación que éste hizo de la obra maestra deVelázquez.
Debajo podemos ver al "abuelo" del Pop Art británico en la presentación de la exposición. Debajo las pruebas de estado de Las Meninas según Goya y un boceto de Picasso para uno de sus óleos sobre este cuadro en 1957.
Acompañan a este conjunto un dibujo y tres pruebas de estado de Goya de entre 1778 y 1779, que muestran a su vez hasta qué punto el maestro aragonés estudió y admiró la obra de Velázquez, lo que ya hemos desgranado en otro artículo. La selección se completa con el primer esbozo realizado por Picasso en 1957 para su serie sobre la obra, que se presenta aquí como eje de unión entre Velázquez, Goya y Hamilton.
El grabado de Richard Hamilton nos permite hacer un resumido repaso de la vida artística de Picasso. Su idea parte de sustituir a los protagonistas originales de Las Meninas por figuras picassianas de casi todos los estilos por los que atravesó el pintor malagueño.
- En estilo realista y académico de su etapa de formación aparece la figura del propio Picasso haciendo de Velázquez. Es un Picasso serio y ególatra que nos mira fijamente. Hamilton va más allá en su atrevimiento colocando una hoz y un martillo sobre su pecho en vez de la cruz de Caballero de Santiago.
- Los períodos azul y rosa están representado por el niño arlequín que patea al perro.
- El cubismo inicial se ve en el personaje del ayo.
- Hamilton reserva a la figura principal, la princesa Margarita, para recrear a su juicio la mayor aportación de Picasso, el cubismo analítico.
- El clasicismo de los años 20 aparece a través de la cabeza de la mujer que cuida de las niñas.
- Las imágenes de los años 30 son las más utilizadas. Una de la meninas recuerda a la niña que guía a un Minotauro ciego del año 1935, mientras que la otra es el retrato de Maria Teresa Walters. El perro nos recuerda uno de los animales expresionistas del Guernika.
- Mari Bárbola es un cuadro de la etapa de después de la Segunda Guerra Mundial.
- En la pared cuelgan cuadros del cubismo sintético como Los Tres músicos y del surrealismo
Por último, en esta pequeña obra están presente también muchas de las técnicas que integraban el lenguaje de Picasso.
Otros homenajes esperados.
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