Aunque en los primeros años de la conquista y colonización de América aún se construyen edificios góticos como en la península ibérica, las formas renacentistas platerescas serán las triunfantes en el siglo XVI. La catedral de Santa María de la Encarnación de Santo Domingo, la primera catedral del Nuevo Mundo construida entre 1514 y 1542, es gótica en su estructura interna; sin embargo, su fachada principal refleja el influjo plateresco del reinado de Carlos I. Un águila bicéfala preside la entrada y equilibra simétricamente elementos arquitectónicos y escultóricos renacentistas. No obstante, México es el país que más monumentos conserva de esta época.
Catedral de Santa María de la Encarnación de Santo Domingo.
El espíritu colonizador y de permanencia de España en América se manifiesta en la fundación de numerosas ciudades con nombres de las ciudades de la península que los conquistadores dejaron a atrás. Para las nuevas urbes se eligen, siempre que la topografía lo permite, trazados racionales renacentistas en forma de damero. En el centro siempre una gran plaza mayor, que es el lugar de encuentro ciudadano y de mercado, y los edificios principales: la catedral y el palacio del adelantado. Ejemplo sin igual de perfecta regularidad es la ciudad de México refundada por Hernán Cortés en 1523, con una plaza mayor o Zócalo de espectaculares dimensiones (195 m x 240 m).
Vista aérea del Zócalo o Plaza de la Constitución de México. Plano ortogonal.
Las Órdenes religiosas en su acción evangelizadora son las introductoras de las formas renacentistas hasta en los lugares más recónditos de América. Franciscanos, dominicos y agustinos, inicialmente, y jesuitas más tarde, serán los que levanten monasterios que reflejan un estilo semejante a los levantados en Andalucía con una iglesia de planta rectangular que posee una fachada principal decorada con elementos como balaustres, medallones y grutescos en torno a la puerta de entrada y muros lisos. La ornamentación renacentista se mezcla con temas inspirados en el temario decorativo indígena (botánico y zoológico). El edificio se remata con almenas a modo de cresterías y una espadaña en vez de campanarios. El interior se acomete con estructuras góticas como bóvedas estrelladas y rosetones y, a menudo, se decora con pinturas en grisalla. Un ejemplo muy bello es el convento agustino de Acolman en México, del que podemos ver algunas imágenes. En Nueva España (México) también son notables las iglesias de Tepeaca, Cholula, Actopán...
Vista general del convento San Agustín de Acolman, México. Fachada y detalles de la portada.
Interior de San Agustín de Alcoman.
Las necesidades de las evangelizaciones masivas crean particularidades arquitectónicas. Enormes atrios son utilizados para las catequesis y para las misas al aire abierto, dada la imposibilidad de que entraran en el templo las multitudes de recién bautizados. En un extremo se coloca un pórtico, provisto de altar (capillas de indios), desde donde se decía la misa. En los rincones del patio se elevaban templetes (posas), que se destinaban a la enseñanza. Son notables la capilla de Teposcolula y las posas de Huejotzingo en México.
Capilla e iglesia de Teposcolula, México. Bóveda estrellada de la capilla de indios.
En las construcciones civiles es el palacio de los capitanes de la conquista el edifico que más destaca. En Cuernavaca, se conserva el palacio de Hernán Cortés, con amplias galerías al exterior. Francisco de Montejo, conquistador del Yucatán y fundador de Mérida, mandó construir su palacio en la plaza mayor. Su puerta de entrada se decora con densa ornamentación a manera de retablo. Allí se pueden ver temas utilizados en el gótico isabelino como los salvajes y los alabarderos.
Palacio de Francisco de Montejo en Mérida, México.
En la segunda mitad del siglo se empiezan la construcción de las grandes catedrales mejicanas. Se distinguen por la gran amplitud del espacio (tres naves con capillas entre los contrafuertes), las cubiertas con cúpulas y bóvedas vaídas y por utilizar como elemento de sostén los pilares compuestos creados por Diego de Siloe en la catedral de Granada. La primera es la de México, no terminada hasta el siglo XVIII, y le siguen sus hermanas de Puebla,Guadalajara, Mérida y Oaxaca.
Interior de la catedral de Puebla, México. Arquitecto Francisco Becerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario