Mujeres de Anfisa, 1887. Detalle.
Analicemos su obra en dos artículos.
- En este primero veremos su formación y sus primeros años como pintor en Bélgica (1836-1870). Este power point puede ser un buen resumen de este periodo. Si queréis disfrutar con la pintura de esta primera etapa desplegarla a pantalla completa
- En un segundo artículo analizaré su etapa de madurez y éxito en Gran Bretaña (1870-1912).
Datos biográficos y primeros años (1836-1865)
Infancia. Nació en un pueblecito cercano a Leeuwarden (Holanda) en el que, a diferencia de otras localidades renombradas de este país, no había mucha tradición pictórica. Tampoco en la familia recibió el aliento pictórico; todo lo contrario, al joven Alma se le empujaba a que estudiara notaría como su padre. Sin embargo, él mostró un interés innato y autodidacta por la pintura.
Formación en Amberes. La familia tuvo que ceder. En 1852, con 16 años, marchará a estudiar a la Real Academia de Amberes (Bélgica) durante cuatro años (1852-56). Su formación en esta ciudad, la de Rubens y Van Dyck, será clave para impregnarse de la pintura flamenca de todos los tiempos, pero también para recibir clases de Dyckmanns y de Louis (Lodewijk) Jan de Taeye, los dos maestros de la Institución que más le aportarán:
- Dyckmanns le formó técnicamente como pintor en un estilo entre el romanticismo belga y el neoclasicismo de David. Cuadros detallados de pincelada suave con la que se consigue un acabado aporcelanado y colores armoniosos y cálidos.
- Taeye, profesor de la Academia de historia y de traje histórico, influyó en la elección de los temas históricos y en la preocupación por contextualizarlos de forma precisa o arqueológica. A él también se debe el gusto por el subgénero costumbrista amoroso.
Fausto y Margarita, 1857. Ejemplo de cuadro romántico de inspiración literaria, que se hacía en la Academia.
Trabajos bajo el taller de otros. Durante los primeros años al salir de la Academia trabajará como ayudante de sus maestros. El hecho de no poseer taller propio y todavía estar en formación de un estilo le llevará a fluctuar temática y técnicamente.
Cuando trabajó para Dyckmanns ambientó sus cuadros en los siglos XVI y XVII y en temas literarios del romanticismo alemán. La declaración de amor (1856) es un anticipo de escenas amorosas que más tarde ambientará en época clásica. Fausto y Margarita (1857) toma como referencia el Fausto de Goethe.
Con Taeye, que era un apasionado de la Historia de Francia y de Bélgica, fue animado a basarse en la Alta Edad Media de los francos. Tomó como referencia para ello los textos de Thierry Augustin, Relatos de los tiempos de los merovingios (1840) y de Gregorio de Tours, Historia de los francos (590). A este impulso debemos los cuadros que le dieron su primera fama desde 1858 y en la década siguiente (Clotilde en la tumba de sus nietos, 1858).
A la influencia de Taeye también se debe los primeros cuadros de historia de Egipto (La muerte de Cleopatra, 1858-9, obra destruida) y de Roma (Mario en las ruinas de Cartago, 1858, acuarela).
En toda esta obra inicial había mucho de truculento (destrucción, muerte) que, sin ninguna duda, hay que atribuir a sus maestros, puesto que es algo que no encaja en el talante positivo y alegre de Tadema y que desaparecerá de su producción posterior.
La educación de los hijos de Clodoveo,1861. Su primer cuadro de éxito.
En 1858 dejo el taller de Taeye e ingresó en el de Hendrik Leys que terminó de instruirle y le promocionó en los círculos pictóricos. La educación de los hijos de Clodoveo (1861) fue la primera obra importante enteramente pintada bajo su dirección. La escena muestra el entrenamiento con la hachas de unos niños educados para vengar la muerte de su padre. La crítica que recibió de su maestro acerca de que los mármoles de la columna le habían recordado a un queso, le hicieron reaccionar tomando como determinación especializarse en pintar este material. Aún así, esta obra fue el espaldarazo a su carrera ya que causó sensación en la exposición de Bellas Artes de Bélgica, siendo comprada por el rey Leopoldo por 1600 francos.
El éxito le permitió independizarse, montar estudio propio y casarse en 1863. La luna de miel la pasó en Italia. Esta primera visita fue de enorme importancia para su carrera pictórica puesto que marcó el comienzo de la inspiración clásica que hizo famoso a Alma-Tadema. Inicialmente pensaba estudiar allí el arte bizantino de la zona, pero fue cautivado por las ruinas de Roma y de las avanzadas excavaciones de Pompeya.
Interior de la Iglesia de San Clemente en Roma, 1863. Este cuadro nos indica la determinación con la que fue de viaje de novios a Italia: para seguir aprendiendo y para conocer mejor el periodo alto medieval.
De regreso a Amberes, visitó por primera vez París, donde se celebraba la Exposición Universal y tenía expuesta su obra Pasatiempos en el Antiguo Egipto (1863). Este cuadro causó sensación y ganó con él la medalla de oro del certamen. Napoleón III le ofreció 3.000 francos por el óleo, pero el artista declinó la oferta, y lo valoró en 4.000, lo que nos indica que el artista ya se sentía seguro de su triunfo. La medalla del Salón le permitió además codearse con muchos pintores parisinos consagrados, entre ellos, Jean Léon Gérôme, con el que le unen muchos lazos estilísticos.
Pasatiempos en el Antiguo Egipto, 1863.
El cuadro La reina Fredegonda junto al lecho de muerte del obispo Praetextatus (1864), fue uno de los últimos cuadros de la historia merovingia que pinto Alma-Tadema.
Ese año 1864 fue también clave porque conoció al marchante inglés Ernest Gambart, que será quien impulsará su carrera y le abrirá a los mercados internacionales. Gambart se aseguró la exclusividad del prometedor pintor encargándole veinticuatro cuadros a 80 libras cada uno. Los jugadores de ajedrez egipcio (1865) fue el primero de los encargos terminado.
Bruselas (1865-1870)
Alma-Tadema se siente económicamente seguro con el dinero que ingresa por el contrato con Gambart, por lo que en 1865 decide trasladar su taller a Bruselas, donde el ambiente cultural era más propicio para su carrera. También tomó la decisión de centrarse en un tipo de cuadros que definan su estilo:
- Temáticamente. Escenas de verosimilitud arqueológica que representan dos tipos de composiciones.
- Las más simples, son figuras femeninas de cuerpo entero en primer plano tomadas en un momento intrascendente dentro de su domus. Es, por tanto, el género costumbrista holandés de mujeres captadas en el interior de su vivienda, pero ambientado en la antigüedad grecorromana. A veces a través de una puerta o de una ventana hay un destello de luz natural que deja ver el cielo (En el peristilo, 1865).
Mujer oliendo flores, 1868. Fondo rojo pompeyano. Detalles de mucha calidad.
- Otras obras son más complejas y podemos ver escenas de grupo narrando momentos de la vida cotidiana de los romanos acomodados (Entrada a un teatro, 1865) o algún episodio histórico en absoluto idealizado (Proclamación del emperador Claudio, 1867). Hay cuadros seriales. El éxito de la Tienda de un armero romano de 1866 le lleva repetir el motivo con una gallería de pintura y con otras de escultura y de cerámica, pintando varias versiones en años siguientes. También le inspira la historia personal de los poetas latinos (Albius Tibullus en casa de Dellia, 1867). Todavía, de vez en cuando, sigue trabajando sobre temas egipcios.
Colección de pinturas en tiempos de Augusto, 1867. Pinta obras arqueológicamente posibles junto a sus amigos y clientes en toga.
- Técnicamente, los cuadros van desde algunos muy terrosos, de pigmentación turbia, y poco iluminados, tal vez influidos por el uso de fotografías (en blanco y negro), que el pintor utilizaba para trabajar con las tonalidades y la gradación de luces y sombras; a otros entonados en colores brillantes y atractivos.
En 1867 terminó el encargo de 24 cuadros para Gambart, que de nuevo le solicitó un nuevo pedido, esta vez 48, a un precio muy superior.
En el invierno del 67-68 debió visitar nuevamente Pompeya e Italia, lo que sin duda le inspiró a realizar importantes lienzos, como La siesta, El amante del arte romano, El mercado de flores y el conocidísimo Fidias y los relieves del Partenón. Este cuadro fue polémico porque por aquellos tiempos todavía se discutía sobre si los relieves estaban policromados y sobre cómo se realizaron.
Cerró su producción de 1869 con Danza Pírrica que fue duramente criticado por Ruskin, pese a su originalidad, como “una visión microscópica de un pequeño destacamento de escarabajos negros en busca de una rata muerta.”
Danza Pírrica, 1869.
Una crítica tan injusta y la muerte de su esposa en mayo de 1869, que le dejaba viudo con dos hijas pequeñas, estuvieron a punto de hacerle desfallecer. Dejó de pintar durante casi cuatro meses y cuando retomó su trabajosus primeros cuadros se inspiraron en la enfermedad, El convaleciente (1869).
Aún así pronto superó esos trágicos momentos y paradójicamente realizó una de sus obra maestras La fiesta de la vendimia (1870). Una fiesta báquica ambientada con todo lujo de detalles en un templo.
La fiesta de la vendimia, 1870.
En julio de 1870 tomó la decisión de trasladarse a Londres, para estar más cerca de sus clientes y, porqué no decirlo, para huir de la Guerra Franco-prusiana como hicieron muchos otros pintores. Había además otro motivo oculto, en una de sus visitas de los meses pasados a la capital británica había conocido a una joven de 17 años,Laura Epps, que le había devuelto la alegría y las ganas de trabajar y con la que se casará al año siguiente.
La historia continúa en el cápitulo siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario