sábado, 11 de julio de 2015

CAMAFEOS ROMANOS. LA GEMA AUGUSTEA DE VIENA, LA IMAGEN DEL PODER.

El origen de este artículo proviene de la admiración e intriga que me produjo la colección de camafeos romanos que pude contemplar en el Museo de Bellas Artes (Kunsthistorisches Museum) de Viena. En concreto me maravilló una extraordinaria joya que se conoce como Gema de Augusto (Gemma Augustea), un camafeo de la época julio-claudia de considerable tamaño y calidad, aunque no es la única joya de esta técnica que se exponía allí. El mismo museo posee camafeos muy bellos y mucho más antiguos como el siguiente.

Uno de los camafeo más antiguos que conserva el Kunsthistorisches Museum de Viena es el de Ptolomeo II Filadelfo y Arsinoe II, su hermana y segunda esposa, 278-269 a. C. Se trata de una gema de ónice con nueve capas de grabado, con unas dimensiones notables, 11,5 x 11,3 cm. Arsinoe (la figura de detrás) lleva sobre su cabeza una corona cubierta por un velo, mientras que  Ptolomeo (delante) porta un casco adornado con símbolos divinos que ya se le atribuían a Alejandro: la serpiente uraeus-Agathodaimon en la calota (que se muestra aquí sin alas), el rayo alado de Zeus en la carrillada y una imagen de Amón en la protección de la nuca. Son retratos claramente idealizados que responden a una identificación de la realeza con el ideal de perfección física y espiritual que ha de tener un dios o un soberano y, a su vez, una afirmación de su legitimación dinástica en Egipto como sucesores de Alejandro Magno.



La glítica. Trabajo técnico y uso.

El camafeo (o cameo, en inglés), como el que acabamos de ver, es una joya creada en relieve sobre una piedra semipreciosa. Se utilizan aquellas rocas que tienen la peculiaridad de tener vetas en capas como ónice, ágata, sardónice, calcedonia, jaspe y amatista, o una concha de molusco gigante, en particular el Cypraecassis rufa. El resultado es que aprovechando una o varias vetas de un color distinto del general se crea un bajorrelieve en el que el grabado resalta claramente de su fondo. Incluso pueden trabajarse varios colores más, dependiendo de la calidad de la piedra. Si el grabado se realiza en hueco da lugar a un bajorrelieve rehundido, lo que se denomina entalle, que se utilizaba sobre todo como sello que se insertaba en un anillo. El camafeo se utilizaba fundamentalmente como adorno personal, tipo broche o colgante, o como objeto decorativo de un mueble o simplemente como objeto exento. Esta difícil técnica/arte de tallar así estas piedras semipreciosas se le denomina glíptica.

Camafeo de ónice conocido como "Onix de Schaffhausen", óvalo de ónice de 9,5 cm x 8 cm. Datado en la primera mitad del siglo I d. C. (la pedrería y joyería que le rodea es del siglo XIII). Pertenece al Museo zu Allerheiligen en Schaffhausen, Suiza. Este trabajo nos permite ver cómo el trabajo de talla tenía que medir muy bien la profundidad de la veta para obtener el blanco de la figura  y de la columna en la que se apoya) de dónde sobresaldría el marrón claro externo (cornucopia, caduceo, corona de hojas y túnica) y el tono azul-amarronado oscuro del fondo. Por su forma, este camafeo probablemente fue usado originalmente como un broche de una capa, aunque como podemos ver en la propia figura representada en este camafeo podía ser utilizado también como colgante. La imagen representa alegóricamente la Pax Augusta, que encarna dos conceptos como la felicidad-salud y la fertilidad en dos objetos simbólicos que porta la figura femenina, el caduceo y cornucopia. Un mensaje positivo relacionado con la nueva dinastía Julio Claudia.


Los camafeos como objeto de distinción ornamental o de status social podían tener temáticas variadas. Si se trataba de un camafeo utilizado como sello, era un símbolo que había acompañado a la familia de su poseedor durante generaciones y que garantizaba su palabra en un contrato. Frecuentes eran los camafeos con pasajes o personajes mitológicos (Apolo, Venus...) en este caso el camafeo hacía además la función de amuleto puesto que se buscaba que ese dios te protegiera o favoreciera.

En esta imagen se recogen varios de los camafeos que posee la colección del Paul Getty Museum de distinta época. Distinguimos sólo los de la Edad Antigua. (Arriba a la izquierda) detalle de camafeo de amatista con el perfil del dios Apolo detalle, que se atribuye a Solón, 30-20 a. C., dimensiones 3,3 x 3 cms; (arriba centro) Hermafrodita sentado en un altar, posiblemente por Protarchos, 150-100 a. C., sardónice de 1,8 cms de alto; (centro izquierda) Marco Antonio, Gnaios, 40-20 a. C.; (abajo a la derecha) detalle de un trofeo erigido por Cupidos, 1-100 d. C., hecho sobre ónice y de 1,2 cms; (parte inferior derecha) detalle de mujer y muchacha en rito de libación,  1-100 d. C., sardónice de 2,1 cms de alto. Los tres camafeos más grandes son neoclásicos, de los siglos XVIII y XIX.


Junto con la glíptica, se puso de moda entre la aristocracia romana usar objetos con nuevos materiales como el el cristal tallado, una combinación entre el arte de los vidrieros y el de los tallistas. Consistía en unir y superponer dos capas de cristal de diferentes colores, la mayoría de las veces de color azul oscuro y blanco. A continuación, se tallaba la capa externa de color blanco obteniendo una decoración en relieve sobre un fondo oscuro. La temática se circunscribía a escenas de la mitología griega combinadas con decoración vegetal o escenas del ciclo dionisiaco. Los objetos en los que se aplicaba esta técnica iban desde placas decorativas, que luego se incrustaban en muebles,  hasta vasos y vasijas de cristal, como el magnífico Vaso Portland.

Este panel de la Casa de Fabius Rufus, encontrado en Pompeya, es buen ejemplo de este tipo de trabajo del cristal. Siglo I a. C.. Museo Archeologico Nazionale, Nápoles. Esta placa se encontró en el triclinium de la casa, por lo que se supone que pertenecerían a un mueble de lujo. El tema es la iniciación de Ariadna a los ritos dionisiacos.



La dimensión política de la glíptica alto imperial. 

La glíptica comenzó a practicarse en el Antiguo Oriente, pero será en la Grecia helenística cuando adquiera una notable perfección. Los camafeos alejandrinos hechos para la dinastía de Ptolomeo en Egipto (ved la foto de más arriba de Ptolomeo II Filadelfo y Arsinoe II) son el ejemplo a imitar por la dinastía imperial que se inaugura con Octavio Augusto, tanto en la retratística idealizada como en la concepción del poder del soberano como un elegido de los dioses (ver debajo)

Tazza Farnese, siglo II o I a. C.  Sardónice de 20 cms de ancho. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Italia. Camafeo en forma de plato de libación de talleres helenísticos de Alejandría, Egipto. En este caso, es un tema mitológico pero con un marcado simbolismo político. En la parte cóncava, se representa la alegoría de la prosperidad traída por la dinastía Ptolemaica a Egipto. En la parte convexa, a la cabeza de la Gorgona. 


En la Roma de los años finales de la República, estos objetos eran sólo joyas de buen gusto (como una buena vajilla, un anillo, una hebilla o una fíbula) que por su refinamiento y coste distinguían a su propietario como miembro de una clase social pudiente. Sin embargo, con la subida al poder de Augusto y de la Dinastía Julio-Claudia (27 a. C.-68 d. C.), los camafeos adquieren una dimensión política. A la función principal de ornato personal que refuerza la pertenencia a un grupo aristocrático; hay que sumarle el mensaje simbólico, similar al que se dio en el Egipto ptolemaico, que la familia imperial aplica al camafeo. A través de la joya se reivindica iconográficamente la legitimidad moral y religiosa de esta familia como soberanos ante el resto de la "nobilitas" que hasta entonces habían sido sus iguales.

Camafeo en ónice de una mujer de la familia imperial idealizada como la diosa Diana, 25-50 d. C. Museo Británico, Londres. En estos retratos imperiales se imponía la idealización frente al realismo que habitualmente acompañaba al retrato romano. Pero, además, se identificaba a los retratados con dioses.



Sorprende que, a partir de la segunda mitad del siglo I y en los siglos siguientes, ya no existan tantos ejemplares, al menos de gran tamaño, y que se pierda la calidad de los mismos. Los camafeos encontrados son imágenes más pequeñas, como monedas, normalmente sólo con la efigie del emperador reinante, que busca más mostrar el halago y la fidelidad del poseedor al soberano... Parece evidente que se ha perdido la técnica de los prestigiosos talleres alejandrinos que los elaboraban y, más seguramente, ya no resultaría tan necesario justificar el origen divino del soberano, reconocido por todo el orbe romano. Será a partir del siglo IV cuando de nuevo veamos la necesidad artística de reafirmar la figura del emperador a través del objeto de lujo, pero ya, irremisiblemente perdida la calidad técnica de la glíptica, deberá hacerse sobre otro formato y otro material: el díptico de marfil. Véase otro artículo en este blog sobre este tema. 

La Gemma Constantiniana o camafeo de Rubens (porque perteneció al pintor), es uno de los más grandes camafeos de la antigüedad clásica. Ágata de dos capas (gris y marrón) y marco de oro y piedras semipreciosas (añadidos en el siglo XVII). 21.1 x 29.7 cm. Museo de Antigüedades de Leiden. Se hizo en honor de la victoria de Constantino sobre su rival Majencio en el año 312. El camafeo muestra al emperador y a su esposa Fausta en un carro triunfal. Detrás del emperador está su madre Helena. Las dos mujeres apuntan con sus manos al hijo de Constantino, Crispo, el heredero al trono. Dos centauros tiran del carro y aplastan a los enemigos bajo sus pies. Para hacer el triunfo completo, una Victoria vuela hacia el emperador con una corona de victoria y las armas del triunfo. El emperador, convertido en Júpiter, está a punto de descargar un rayo sobre los vencidos.



Triunfo de Licinio (Augusto de Oriente entre el 308 y el 325 d. C.), siglo IV. Ónice, 5,9 x 7,3 cms. Biblioteca Nacional de Francia, París. Uno de los más bellos camafeos del Bajo Imperio y, sin embargo, con una calidad muy inferior a los del siglo I. Representa al emperador sobre su cuádriga festejando un triunfo militar. Los enemigos aparecen apilados bajo los cascos de los caballos, mientras que el emperador, en un tamaño/escala mayor, sostiene el orbe y el bastón de mando como símbolos de su poder sobre el Imperio. Victorias aladas portan estandartes y armaduras de triunfo que refuerzan su éxito militar. El sol y la luna, que llevan dos antorchas, tienden el orbe al emperador. 


Algo más clásico en sus proporciones resulta este camafeo también del siglo IV. Constantino el Grande y la diosa protectora de la ciudad de Constantinopla (Tyche) coronando al emperador, sobre el 330 d. C. Sardónice, 18.5 x 12.2 cm. Museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia.


Camafeo Ada o camafeo de las águilas con la familia del emperador Constantino. Está integrado en un evangeliario que posee la  Stadtbibliothek de Trier, Alemania. La miembros de la familia represenados pueden ser  Helena, Constantino, Constantino II, Fausta, Constancio o Crispus. Se data ente el 318 y 323 d. C. La claustrofóbica posición de la familia detrás de las dos águilas imperiales, tal vez se deba a que la obra sería mayor y estarían representados presidiendo algún acto desde la tribuna del circo.

Los camafeos más importantes de la dinastía Julio-Claudia.

Ya hemos visto que los romanos del final de la República comenzaron a coleccionar como una moda de nuevo rico estas piedras grabadas traídas de Oriente. Plinio el Viejo, en su Historia Natural (antes del 79 d. C.), comentaba: "para mucha gente, una sola gema es suficiente para proporcionarles la más alta y perfecta experiencia estética de las maravillas de la naturaleza."
           
Fundamentalmente les gustaban los camafeos de los talleres alejandrinos que desde el siglo III a. C. se habían especializado en estas lujosas obras de talla, pero existían también otros talleres en Asia Menor. La demanda era tal que se convirtieron en un objeto de encargo y por esta razón las fuentes historiográficas, como Plinio, nos citan el nombre de algunos de los artistas más cotizados: por ejemplo, conocemos a los griegos Solón (activo del 70 al 20 a. C.) y Dioscórides de Aegeae o Ayas (activo del 65 al 30 a. C.), que trabajaron para el emperador Octavio Augusto. No obstante, no hay nadie que pueda asegurar que alguna de las obras que vamos a ver sean de sus manos, puesto que ninguno de los camafeos están firmados ni existen fuentes de la antigüedad que hayan descrito estas piezas excepcionales.

Camafeos de la colección del Kunsthistorisches Museum de Viena. (Arriba) Camafeo de César Claudio (41-54 d.C.) con cetro; calcedonia, 14,5 cm de altura. (Debajo izquierda) Octavio como Júpiter con águila y rayo derrota a sus enemigos, 20 a 30 a. C. ; sardónice de 7 cms de altura. (Debajo derecha) emperador romano, sardónice.


El águila rampante.

Uno de los camafeos romanos más antiguo, sencillo y bello que posee el Kunsthistorisches Museum de Viena puede ser el de un águila, símbolo del poder del Imperio Romano. El animal se aferra con sus garras a una rama de palma y a una corona de roble.  La imagen es una referencia a los honores que el Senado otorgó a Octavio el 16 de enero del 27 a. C. en agradecimiento por poner fin a la guerra civil. Estos incluyen el título de "Augustus" y una corona de hojas de roble, la corona cívica. El águila, que es el mismo Júpiter, sostiene los símbolos de la victoria (la palma) y del rescate de Roma (la corona de roble), lo que indica que Augusto disfruta de la protección del dios supremo, a quien representa en la tierra.

Camafeo que representa un águila sobre ónice, 22 cms de diámetro. Finales del siglo I a. C. Kunsthistorisches Museum, Viena. El marco en el que se engarza es del siglo XVIII. El animal se ha tallado sobre la capa oscura de la piedra para darle un color natural y el artista que lo realizó ha sabido rebajar lo suficiente el relieve para obtener sutiles transparencias que modifican el color de las plumas de las alas.


La gema Augustea. 

La pieza más espectacular del museo Kunsthistorisches de Viena es la conocida como Gema Augustea. Ya fuera por su calidad o por su tamaño (sólo hay otro camafeo más grande, el Gran Camafeo de Francia, que veremos a continuación) sería motivo para destacarlo, pero lo que le hace aún más importante es la narración iconográfica. Dos relieves que por su naturaleza temática y complejidad compositiva pueden ser comparables con los del Ara Pacis.

Gema Augustea. Ónice, 23 x 19 cms. 1 cm de grosor. Posiblemente aún fuera un poco más grande, puesto se aprecian detalles perdidos como el objeto que portaba en las manos las figuras de las esquinas superiores o los fallos de equilibrio compositivo (el vacío de la esquina inferior derecha). Primera mitad del siglo I d. C. La joya se conserva y exhibe en el Kunsthistorisches Museum de Viena.


Función, mecenas y finalidad. Joya de tanta calidad y de tanto valor económico difícilmente se puede entender decorando otro objeto. Tampoco tendría sentido que fuera un objeto de ornato personal, dada su fragilidad y tamaño. El conjunto escenográfico representa la exaltación de la dinastía augústea, lo que nos hace pensar que el mecenas fuera el mismo emperador o alguien allegado y con la fortuna suficiente para encargar tan costosa obra. Por todo ello, me atrevería a plantear que el camafeo debía ser exhibido exento y posiblemente engarzado por un marco metálico para proteger sus bordes, como el que ahora tiene (el actual no es coetáneo). Podría estar expuesto en un palacio o en edificio público de Roma y, por tanto, cumplir una función institucional.


El significado. La joya probablemente fue creada para conmemorar el triunfo concedido al príncipe de la familia imperial Tiberio, en el 12 d. C., tras la victoria sobre los dálmatas, panonios y alamanes del año 9.

Esto es a grandes rasgos lo que se desarrolla en los dos frisos en los que se divide.

En la esquina izquierda del friso superior, vemos a Tiberio (42 a. C. a 37 d. C.), heredero de Augusto y futuro emperador, que llega sobre su carro triunfal y baja casi precipitadamente del mismo para saludar al emperador. Porta la corona de laurel de la victoria militar y un cetro de poder. Viste una toga, lo que simboliza que se ha retornado a la paz. Le acompaña y guía su cuádriga una victoria alada. A la derecha de Tiberio está vistiendo como soldado el hijo de su fallecido hermano, su sobrino e hijo adoptivo Germánico (15 a. C a 19 d. C.), otro miembro de la familia de Augusto y un potencial heredero al trono. Es significativo que la figura de Germánico aparezca con un tamaño ligeramente superior al del héroe militar y que también esté más cerca del trono. Tal vez esto tenga que ver con que Augusto no sentía gran simpatía por Tiberio y sí por su sobrino nieto, del que se decía era su favorito. Es obvio que la Gemma Augustea deja claro el mensaje dinástico de Augusto: espera que Tiberio o Germánico lo sucedan después de su muerte. Sobre el problema sucesorio de Augusto y los primeros sucesores, hijos de Octavia y Marco Agripa, ya vimos un artículo en este blog al tratar de los relieves del cenotafio de Cayo Julio César "Vispasianus" en Limyra.


No hay ninguna duda de que la figura masculina sentada en el trono es la del emperador Augusto. Su rostro es reconocible, aunque  presente un torso descubierto totalmente idealizado. Todos los personajes del registro superior dirigen su mirada hacia él y centra, por tanto, la composición, aunque no sea exactamente el centro de la pieza (quizás porque se halla perdido parte del camafeo). Su pose es de una serenidad clásica como el todopoderoso dios Júpiter con el que se le identifica por el águila que aparece bajo el asiento y por el cetro que porta. Octavio Augusto pisa un escudo, que simboliza las poblaciones conquistadas y preside, como si fuera Júpiter, un cónclave de dioses. Una figura femenina, que podría ser su esposa Livia (véase el camafeo en que Livia aparece como diosa y sacerdotisa del culto de Augusto), le quiere ceñir sobre su cabeza la "corona cívica" de hojas de roble, que el Senado le otorgó como símbolo de haber salvado al Estado romano. Sin embargo, no es totalmente un dios puesto que porta, en su mano derecha, en vez del haz de rayos de Júpiter un lituo o báculo ritual de los augures, que le sitúa en el plano romano como sacerdote. La presencia de este objeto puede significar que la victoria de Tiberio había sido propiciada por los buenos auspicios del Emperador. La comparación con Júpiter, por tanto, es más bien una alegoría simbólica de su gobierno, celebrándolo como justo, definitivo, y que todo lo abarca, al igual que del dios supremo. Augusto era el representante de los dioses en la tierra. El lituo alude precisamente a su papel como intermediario entre el cielo y la tierra.


A su derecha, se sienta una mujer, fácilmente identificable con Dea Roma o el Oikoumene, la personificación del mundo civilizado del Imperio Romano. La reconocemos por llevar en la cabeza un casco guerrero como Atenea. Aparece armada con una lanza en la mano derecha y una espada en la mano izquierda, probablemente para demostrar que Roma siempre estaba lista para luchar en una nueva guerra. De hecho, el joven Germánico se coloca armado a su lado como diciendo que está listo para la próxima campaña. Las figuras que se encuentran a la derecha del emperador, son Neptuno u Océano (le falta un posible tridente que empuñaría en su mano izquierda) y la Tierra o Italia como Ceres, con dos niños, y llevando una cornucopia o símbolo de la prosperidad. Son figuras alegóricas de prosperidad y dominio sobre los reinos del agua y de la tierra.


El mensaje es sutil, pero claro. Los dos príncipes son los receptores discretos de la invencibilidad de Augusto. Esta es la razón por la que Roma mira con admiración a Augusto y no a Tiberio, el vencedor real. La victoria era tan predecible como el movimiento de las estrellas a través de los cielos. Para confirmar que todo estaba predestinado en el cielo, se muestra por encima de la cabeza de Augusto el signo zodiacal de capricornio, bajo el que nació, inscrito en un orbe. La aparición de este emblema también podía ser interpretado como que el cosmos justifica el nuevo orden establecido por Augusto. De lo que no hay duda es que el emperador era fiel creyente de la astrología y de cómo los astros influían en los acontecimientos, de hecho tenía este signo de capricornio como símbolo personal y figura de sello anular. De nuevo, nos movemos en esa dualidad de un mensaje indefinido en el que Augusto es dios que todo lo puede y hombre que está a merced de los astros.


En el segundo registro la mayoría de los estudiosos interpretan que las figuras sentadas o arrastradas por los cabellos representan a los pueblos bárbaros sometidos: panonios, dálmatas y alemanes. Detrás de ellos, los soldados romanos están montando un trofeo de guerra con los despojos de los enemigos derrotados. La figura femenina de espaldas que porta dos jabalinas podría ser la diosa Diana, que también se habría sumado al consejo de dioses.



De nuevo el mensaje es evidente, el poder de las armas romanas han confirmado lo divinamente ordenado. El escorpión, visible en uno de los escudos (a la izquierda), es el símbolo zodiacal de Tiberio, el vencedor que también ha recibido esa bendición divina. Esta protección astrológica es una forma de conjurar el suceso nefasto de la aniquilación de las legiones de Varo en el bosque de Teutoburgo (9 d. C.).


El camafeo recuerda y puede ser comparado con las copas de plata del Tesoro de Boscoreale, que se pueden ver en este mismo blog. El mensaje que se quiere trasmitir en ambos casos es que la estabilidad del Imperio se ha logrado, pero siempre habrá revueltas que serán reprimidas por el emperador o por su princeps, un hombre-dios con las mismas cualidades. Pues, aunque Augusto muera, Tiberio asumirá el papel de Júpiter en vida.

Copa de Tiberio 79 d.C. Tiberio triunfante y su cuadriga. Tesoro de Boscoreale.


El gran Camafeo de Francia.

El otro colosal relieve que viene a confirmar el mensaje institucional de la transmisión hereditaria de la divinidad y de la legitimidad de reinar de la familia Julio- Claudia es el Gran Camafeo de Francia (Grand Camée de France), al que ya hemos aludido.

Gran Camafeo de Francia, 19 d. C. Ónice, 31 × 26,5 cm.  Gabinetes de medallas de París, Francia. Es el camafeo más grande que ha sobrevivido del mundo antiguo.


La joya tiene tres planos diferenciados en donde se disponen nada menos que 24 personajes. La interpretación de los mismo es muy polémica, por lo que me limitaré a exponer mi propia teoría sobre su significado.
  1. En el registro central. Es el plano terrenal de lo narrado, pues aparecen personajes que todavía viven. Aparece una escena parecida a la de la parte superior de la Gema Augustae. Esta vez quien está sedente en el trono como soberano (cetro de Júpiter) y augur (lituo) es Tiberio. Le acompaña, a su lado sentada, su madre Livia. Preside una ceremonia solemne. Se cree que es la despedida que se dispensa en el año 17 a Nerón Claudio Druso Germánico (15 a. C.  a 19 d. C.), su sobrino e hijo adoptivo, que parte a la campaña contra los partos (una figura sentada debajo del trono vestida como un parto lo atestigua). El heredero está de pie y armado frente al emperador y recibe el apoyo de su familia. Así vemos a su mujer, Agripina la Mayor (a su izquierda) que le mira y acaricia, y a su hijo, el niño travieso que viste también con armadura y que sucederá a Tiberio y al que se conocerá como el sobrenombre de Caligula (12 a 41 d. C.). Posiblemente la mujer sentada detrás es su madre, Antonina la Menor. Detrás del trono, Druso el Joven (14 a. C. a 23 d. C.), hijo del mismo Tiberio, de su primer matrimonio, y siguiente en la línea sucesoria. Junto a él su esposa Livila, hermana de Germánico.




Todos los personajes tienen caras y peinados deliberadamente similares para acentuar, a través de una apariencia "dinástica" común, las relaciones estrechas que los unían.


  1. En el registro superior.  Es el plano celestial y de los muertos. Se puede reconocer al emperador Augusto, con la cabeza velada y rodeada por una corona radiante; está circundado por dos personajes que podrían ser Julio César (con escudo) y el padre de Germánico, quien monta un caballo alado (posible referencia a la forma en que murió por una herida que se hizo al caer del caballo y que se le gangrenó). La figura flotante con vestimenta oriental, que lleva un globo en sus manos, podría ser Eneas o Julus, su hijo y origen mítico de la dinastía familiar. 

  1. En el registro inferior. Los pueblos sometidos por Roma, bárbaros prisioneros que esperan la benevolencia del emperador.


Livia entronizada y como sacerdotisa del divino Augusto.

En otro camafeo del Kunsthistorisches Museum de Viena, Livia, la esposa de Augusto, aparece como suma sacerdotisa adquiriendo la personalidad de varias diosas: es Cibeles / Magna Mater por la corona mural; Ceres por la gavilla de grano; y Venus por la forma como se desliza de su hombro la túnica que porta (recordemos que es la legendaria diosa con la que emparentaba en sus orígenes la familia Julia). Además sostiene en su mano derecha un busto de su marido deificado. Se trata de un panegírico excesivo, pero que nos habla de la personalidad de esta mujer y de la influencia que pudo tener durante décadas en la corte de su marido y de su hijo.

Livia como Sacerdotisa y diosa, portando un busto de Augusto deificado. 14 al 27 d. C. Sardónice.


Camafeo Blacas.

No me detengo en los numerosos retratos de Augusto en camafeo, en su mayoría bajo el modelo "oficial" de perfil como si fuera una moneda. Tal vez, el ejemplo más bello y conocido sea el conocido como camafeo Blacas del British Museum. A Augusto se le representa siempre joven, idealizado y que con un aire distante de majestad eterna. Lleva una diadema real, tal vez originalmente sólo era una banda de tela cuyos extremos se atan en la parte posterior de la cabeza y la franja de oro y joyas sea probablemente medieval.

Camafeo Blacas. Augusto como dios Apolo. 14 a 20 a. C. Sardónice, 12,8 x 9,3 cm. Museo Británico, Londres.



La Gema Claudia.

Es otro de los camafeos que posee el Kunsthistorisches Museo de Viena y tal vez el que más recuerda a los creados por los Ptolomeos. En este caso con la variedad, que tal vez fuera la generalidad de otras piezas que han sido modificadas a lo largo del tiempo, de mostrarnos enfrentados dos parejas de emperadores. De nuevo, se busca crear el culto mítico al soberano y a su familia.

Gemma Claudia, 49 E.C. Ónice de 5 capas, 120 x 152 cm sin montura. El engarce de oro es del siglo XVIII. Museo de Historia del Arte, Viena. Representa al emperador Claudio (izq.), con su cuarta esposa Agripina, la joven, detrás de él;  y en frente los padres de ella: Germanicus, hermano del emperador y detrás de él, su esposa, Agripina, la mayor. Kunsthistorisches
Museum de Viena.



Dos pares de bustos simétricas brotan de dos cornucopias. El de la izquierda representa al emperador Claudio  (muerto el 54 d. C.) y su cuarta esposa, Agripina la Menor. Enfrente surgen los bustos de los difuntos padres de la novia, que no son otros que Germánico (muerto el 19 d.C.) que también es a su vez hermano del emperador, y la esposa su esposa, Agripina la Mayor (muerta el 33 d.C). Claudio se casó con su sobrina el año 49 por cuarta vez. Tenía grandes expectativas de que Agripina le diese descendientes, por eso se la representa como Cibeles, la diosa de la fertilidad. Posiblemente esta piedra fue un regalo oficial de la boda para la pareja imperial.



En este momento nadie sospechaba que el carácter dominante e intrigante de esta mujer y de su hijo, Nerón, que ya traía de un anterior matrimonio, tendrían consecuencias desastrosas para el emperador y para el estado. Los cuernos de la abundancia eran un deseo de que este matrimonio trajera plenitud de bendiciones. El águila de Júpiter y las armas son símbolos de la naturaleza triunfal del emperador.


12 comentarios:

  1. Muy interesante este trabajo. Importante poder ver estas piezas al detalle y los comentarios de las mismas. Gracias, ha sido un placer.

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  2. Muchas gracias a ti, Alicia, por dejar tu comentario. Me alegro de que te haya gustado. Un saludo.

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  3. Hola Algargos, muchas gracias por tu trabajo, me gustaría saber que tipo de bibliografia has consultado para las piezas, estoy realizando un trabajo y me gustaría disponer de algunos libros de consulta. Muchas gracias

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    1. Hola, Luly. Agradecido a tí por comentar.
      Te explico. Este artículo, como otros de este blog, están hechos de interpretaciones personales y búsqueda de información en muchos lugares de internet: en artículos de otros blogs o publicaciones académicas que hay en la red. Pretendo aprender y trasmitir lo que he aprendido, pero no hacer un trabajo académico, es decir, ser divulgativo y didáctico antes que erudito, por ello suprimo las citas salvo excepciones.
      Todavía conservo algunas publicaciones descargables en pdf de internet, pero no creo que sean suficientemente interesantes, salvo los escritos de Carmen Alfaro y Ana Martino sobre la Gema Augusta. Donde más información podrás encontrar sobre la Gema Augustea y la Gema Claudia, sin embargo, es en esta web en inglés y alemán http://www.gemmarius-sculptor.de/englischinfo5.htm

      Espero haberte servido de ayuda.

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  4. Muy bueno el post. La verdad es que es raro que un profesor de bachillerato enseñe tanto sobre una práctica artística, que casi me aseguraría a afirmar con rotundidad, que en la carrera de Arte tiene un espacio marginal, a menos que te doctores en arte antiguo. Ya si hubieras puesto del "Ada Cameo" o "Eagle Cameo" de la familia de Constantino te hago la ola xD Es difícil encontrar una foto sobre él. En fin mi más sincera enhorabuena por este post tan necesario en lengua castellana (en otros idiomas hay más información).

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    1. Te agradezco tus palabras. Como ya he explicado en algún otro lado, lo que me impulsa a hacer estos artículos un poco más profundos de los normal es la curiosidad y las ganas de aprender más sobre aquello que me lo ha despertado y ya de paso trasmitirlo por si es útil a otros. En esta ocasión el punto de partida fue la Gema Augusta de Viena y mi interés por la familia Julio-Claudia. Desconocía la obra que me señalas y me has picado... y lo introduciré para que esté el artículo totalmente a tu gusto.

      Un saludo

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  5. Hermoso arte que me llamo la atencion en broches,pero las piezas clasicas son inigualables en belleza por el dominio de la anatomia y la composicion,maravillas
    Gracias por la redaccion

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  6. Extraordinario trabajo que me ha permitido enriquecer mucho una presentación sobre Glíptica que pretendo exponer en el Instituto Gemológico Español el mes que viene. Enormemente agradecido al trabajo de recopilación, a la seriedad y al rigor. Siguiendo el criterio que expresas (muy acertado) no busco una obra enciclopédica o exhaustiva, sino atractiva y de comprensión general. ¡Enhorabuena!. Benjamín Calvo

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    1. Gracias, Benjamín.
      Agradezco tu comentario y me alegro, sobre todo, de que te haya servido para tu presentación. Mucha suerte ese día.

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  7. Me encantó tu nota. Muchas gracias por compartir tus conocimientos.
    Saludos!

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  8. Me has ayudado mucho y tu esfuerzo es increible!

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