La espectacularidad
del descubrimiento y el seguimiento de la excavación que los medios de comunicación –y este mismo blog- han hecho de la tumba de las esfinges en Anfípolis, desde el verano de
2014, quizás haya ensombrecido otros hallazgos que se habían realizado en Grecia
ese mismo año. Tal vez por ello, se celebró el fin de semana, del 6 al 8 de marzo de 2015, un simposium
donde los arqueólogos griegos que trabajan en la región de Macedonia y Tracia han presentado sus trabajos de esta temporada pasada.
Evangelos Kambouroglou y Katerina Peristeri enfrentados.
A esta reunión no
ha acudido Katerina Peristeri, la arqueóloga que dirige las excavaciones de la tumba de Kasta (Anfípolis), argumentando que todavía está procesando la
información obtenida en estos meses pasados y que no podrá terminar el informe hasta el 2016. Sí lo ha hecho, en cambio, el que fue su
colaborador como geólogo, Evangelos Kambouroglou, quien decidió presentar sus propias conclusiones,
independientemente del equipo de Peristeri y pese a la petición expresa de ésta de que no lo hiciera.
Sus argumentos científicos no han sido ninguna novedad:
1.- En primer
lugar, ha confirmado algo que nadie discute y que ya se había dicho, es que las pruebas geológicas efectuadas demuestran
que la colina de Kasta es una formación geológica natural en su mayor parte y que la tumba se edificó aprovechando una terraplén de esa colina. Por tanto, la colina no es un túmulo creado por el hombre por completo.
La entrada a la excavación tapada por un tejadillo y plásticos. Se aprecia muy bien la composición del material arenoso de la colina.
2.- En segundo lugar, Kambouroglou afirma que el edificio corría peligro de colapso por lo que hubo que hacer muchos trabajos para apuntalarlo. En especial, resultó preocupante la
situación de la tercera sala. Los distintos comunicados del Ministerio ya lo advirtieron y por eso se adoptó todo un sistema de soportes de viguetas y pilares metálicos y de madera.
3.- En tercer lugar, que realizó varias catas con taladro con el fin de comprobar la existencia de una posible cuarta sala oculta en dirección norte o ver la profundidad de la última sala bajo la cista, dando como resultado en ambos casos que se encontró con la roca madre. Creo recordar que esto también se había dicho en los informes ofrecidos por el Ministerio.
Evangelos Kambouroglou en la sala tercera realizando una de las pruebas geológicas con el taladro.
Lo más llamativo de su comunicación, sin embargo, han sido algunas afirmaciones que contradicen la versión del equipo de excavación de Peristeri y que son sólo apreciaciones sin sustento en pruebas científicas como que:
1. El león de Anfípolis no pudo estar en el ápice de la colina y que, por lo tanto, no formaba parte del monumento. Más parece una opinión que una conclusión científica, pues sólo se limita a decir que la base encontrada y la naturaleza de la roca (cuarzos y sedimentos arcillosos) no podrían resistir el peso de más de 1500 toneladas de la escultura y su pedestal. Pero durante su estancia no vio la plataforma donde supuestamente se levantaría la estatua con su pedestal. También negó valor a los trozos de la escultura encontrados en la colina por Peristeri durante la campaña de 2013 y que reconoce que tampoco llegó a verlos. El arquitecto de la excavación Michael Lefantzis y el ingeniero de la excavación han salido a desmentirle diciendo que según sus cálculos profesionales esa base podría haber soportado hasta el doble de peso.
2. El geólogo también afirma, sin ninguna prueba, que la cista que se encuentra en la tercera sala de la tumba puede ser posterior o anterior al resto del edificio. A esto no responde el equipo de Kasta, pero dejan caer para desacreditar al díscolo ayudante que en los días en que estuvo trabajando con ellos Kambouroglou, cometió errores muy graves cuando les comunicó que existía una cuarta cámara al tomar el desprendimiento que tenían algunos sillares de la pared norte por el dintel de una posible puerta; o cuando afirmó que la tercera sala estaría intacta y luego fue la sala donde se encontraron los materiales más revueltos. Mi opinión es que todavía no hay que aventurar hipótesis y debemos esperar a los informes de los arqueólogos.
3.- Hay una tercera apreciación en la que sí le doy la razón: que el tamaño e importancia de la cista de piedra es insignificante en comparación con el edificio. Esto es un hecho indudable, mucho más si se compara este enterramiento en cista con otros descubiertos por toda Macedonia. Sin ir más lejos, en la misma reunión se presentaron imágenes de otras cistas encontradas este verano pasado en Vergina que estaban cubiertas con losas de tamaño apabullantes.
Cista de la tumba de Anfípolis. Como se puede apreciar es sensiblemente menor a la encontrada en Vergina, no sólo en el ancho sino también en el largo.
Expuesta la controversia de estas jornadas que cada uno crea lo que quiera.
Las tumbas de Vergina excavadas en 2014.
Más interesante me ha parecido la comunicación de la arqueóloga Angeliki Kottaridi que expuso los hallazgos realizados durante la campaña de 2014 en el cementerio de los túmulos de Vergina, la ciudad que fue capital del reino de Macedonia. Bien es verdad que lo encontrado no es comparable a las tumbas reales de Filipo y sus familiares encontradas en los años 80, pero sí son interesantes y nos indican que todavía hay mucho por excavar en esta ciudad.
Se han excavado un grupo de tumbas, posiblemente relacionadas durante generaciones por ser un lugar de enterramiento familiar. De las 21 tumbas excavadas se han encontrado seis saqueadas y el resto intactas o casi intactas. Este lugar fue devastado el año 276 antes de Cristo por los mercenarios galos de Pirro y rara vez se han encontrado enterramientos inalterados, de ahí el valor de lo encontrado.
De estas tumbas hay dos especialmente llamativas.
En la más grande, la de un hombre fallecido durante el reinado de Alejandro Magno (336-323 a.C), se ha encontrado un interesante ajuar funerario, que si todo va bien, se presentará junto a otros hallazgos recientes en la gran exposición que se prepara para inaugurar el nuevo museo. Entre los objetos destaca una vasija de bronce que servía para mezcla vino con agua en las livaciones funerarias. La fotografía que nos ofrecen aparece en la posición en que fue encontrada, tirada en el suelo de la tumba. Los restos que le acompañan alrededor son materiales orgánicos, posiblemente madera de un lecho funerario.
El estudio preliminar de los huesos del hombre nos indica que debió morir en torno a los 50 años. Fue enterrado con alguna tela de teñida con color púrpura de la que quedan restos. Este dato nos indica que se trata de alguien relacionado con la familia real. Se especula que pueda ser un sacerdote del culto de Dionisos por no ir acompañado de armas y sí de una jarra de color rojo con una escena de banquete.
También se ha encontrado una corona de hiedra hecha en bronce dorado que debía portar el difunto y diversos objetos del ajuar y del simposium junto a la descomposición orgánica de maderas y ropas de cama de una mesa y un lecho funerario. Este lecho o kliné estaba decorado con placas de terracota, que representaban a Atenea luchando en una batalla contra los bárbaros del este, la lucha en la que estaba implicada la Macedonia del momento.
También se ha encontrado una corona de hiedra hecha en bronce dorado que debía portar el difunto y diversos objetos del ajuar y del simposium junto a la descomposición orgánica de maderas y ropas de cama de una mesa y un lecho funerario. Este lecho o kliné estaba decorado con placas de terracota, que representaban a Atenea luchando en una batalla contra los bárbaros del este, la lucha en la que estaba implicada la Macedonia del momento.
Según la Sra Kottaridi, el hallazgo más precioso y raro se ha producido en la tumba de una niña, también del siglo IV a. C.
En esa tumba se han encontrado objetos preciosos, entre ellos un espejo de bronce decorado con una escena en la que se representa a Eros que viene volando a abrazar el dios de la lujuria y pasión, Dioniso, que aparece sentado sobre unas rocas cubiertas con la piel de una pantera.
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